El jueves de la semana pasada participé en un evento muy especial cerca de la ciudad beduina israelí de Rahat, en las instalaciones de la empresa israelí Sodastream, que organizó un festival de paz de Ramadán en honor de sus muchos trabajadores musulmanes. Una cena festiva de Iftar al final del día de ayuno en el mes sagrado musulmán, fue servida a los trabajadores a varios invitados especiales,
Estoy agradecida por haber tenido la oportunidad, como periodista, de asistir y ver con mis propios ojos la realidad sobre el terreno.
En Sodastream, los judíos israelíes, los beduinos israelíes, los musulmanes árabes israelíes, los drusos israelíes y los palestinos de Cisjordania, comparten su experiencia diaria cuando vienen a trabajar,
El CEO Daniel Birnbaum lo dijo bien: “aquí hacemos la paz todos los días… en el camino, también hacemos soda”.
Inevitablemente, pensé que los que llaman a Israel un estado de apartheid y quieren que lo boicoteen, quizás quieran ver la verdad. Lo dudo, pero escribo de esto por si alguno está dispuesto a leerlo.
Las cometas de paz que decoran el cielo por encima de la entrada a Sodastream, fueron el primer mensaje que encontré, al mismo tiempo que las cometas terroristas estaban siendo enviadas desde la Franja de Gaza para quemar campos y reservas naturales en las comunidades del sur de Israel, como ha ido pasando a diario en los últimos tres meses.
Luego había un hermoso coro de niños de la paz, formado para la ocasión por un coro judío de Mishmar Hanegev y un beduino de Rahat. Los vi durante el ensayo, acompañando a la cantante judía Bat Ela Birnbaum y el cantante árabe Said Tarabía, en una hermosa canción de Shlomo Artzi.
Sodastream invitó al Imam Hani Abu Sharif a leer algunos versos del Corán y cuando ya podíamos ver el sol señalando el final del ayuno, un muazzin recitó una oración.
Sentados en las mesas festivas pudimos ver la mezcla y la variedad de la sociedad israelí.
Tres trabajadores, la judía israelí Rachel Sorek, el beduino israelí Bassem al Krinawi y el palestino Nabil Basharat de Ramallah, hablaron desde el escenario sobre su propia experiencia trabajando juntos.
El CEO y fundador de Sodastream Daniel Birnbaum, un hombre único impulsado no sólo por su deseo de tener un negocio productivo, sino también para hacerlo junto con ideales y profundas convicciones acerca de la paz, comenzó sus palabras mostrando una cometa formada por dibujos sobre la paz preparada por los hijos de los trabajadores, judíos y árabes, y e comprometió a hacérselo llegar al día siguiente, en su nombre, al Presidente del estado, Reuven Rivlin, a Jerusalem.
Luego hizo un hermoso discurso en el que el punto de partida era la oración musulmana tradicional “en el nombre de Dios, el compasivo y el misericordioso”, en árabe! (bism ilah a-Rahman Wal rahim), en lo que vi como un hermoso gesto. Luego explicó lo que está escrito en el Corán de la proximidad de Dios durante el Ramadán y el significado que esto debería tener en relación con la compasión, las buenas acciones y comparó las últimas oraciones del Ramadán a la oración judía Neila en Iom Kipur, el Día del Perdón, el más sagrado del calendario judío. Era otra manera singular de buscar los valores que se pueden compartir cuando hay coexistencia pacífica.
Un momento muy conmovedor fue cuando Birnbaum invitó al escenario a su padre de 90 años, contando al público que de joven había visto los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Señalando a los judíos y los árabes sentados, juntos, en esa noche compartida, dijo: ” Papá, ven aquí, aún no has visto esto. Esto es paz “.
No soy ingenua. He estado viviendo en Israel durante casi 40 años, habiendo venido de mi nativo Uruguay cuando tenía 18. Soy plenamente consciente, tanto como ciudadana como en mi calidad de periodista, de los muchos desafíos que aún no han sido tratados por Israel. No es una sociedad perfecta e infalible y los israelíes no son ángeles, sino seres humanos. Al igual que todas las sociedades del mundo, tiene virtudes y problemas. Pero la distancia entre la realidad en Israel y la imagen casi demoníaca que sus enemigos inventan al respecto, es abismal.
Israel no educa a su pueblo en el odio. Impulsa la vida y el desarrollo en circunstancias difíciles como la amenaza diaria del terror.
Deseo que tenga éxito en su búsqueda de la paz y la seguridad, por el bien de los israelíes judíos y no judíos, y por el bien de sus vecinos.
Sería bueno que el Estado y alguna organización invitara a periodistas y funcionarios de otros gobiernos a visitar el país y vieran como viven los mal llamados aparthied.