Israel tiene 8 millones de habitantes y es el tercer país más avanzado científica y tecnológicamente del mundo. En el Índice Nasdaq de Wall Street, donde cotizan las empresas de alta tecnología, las firmas israelíes ocupan el tercer lugar, después de EE.UU y China.
Su agricultura es altamente desarrollada, y es uno de los principales exportadores de productos frescos, dirigidos sobre todo a Europa, con la que tiene un acuerdo de libre comercio.Es un líder mundial en tecnologías agrícolas de avanzada.
Esto sucede cuando más de 40% del territorio es un desierto como el Sahara (Neguev, en el Sur), y el resto es semiárido. Menos de 20% de la superficie es tierra fértil utilizable, y la falta de agua es una carencia esencial.
Israel está a la vanguardia en lo referente a tecnologías de riego.
Sólo llueve entre abril y setiembre, y el norte recibe 70 centímetros por año, en tanto el Neguev obtiene menos de 2 centpimetros anuales.
El total de agua renovable asciende a 160 millones de metros cúbicos anuales, y el agro utiliza 75%. Las tierras más productivas son irrigadas y alcanzan a 190.000 hectáreas. En 1948 eran 30.000 hectáreas.
La historia agrícola Israelí es la de un constante aumento de la productividad. La producción aumentó 26% entre 1999 y 2009, y el número de productores disminuyó de 23.500 a 17.000, con 12 % menos de agua utilizada.
Más de 35% de los productos frescos son vegetales, y las flores son otro 20%; de ese total, 36% se orienta al consumo domestico y 22% a la exportación. La agricultura israelí satisface 95% de la demanda interna, e importa prácticamente todos los granos, aceites, carnes, café y azúcar.
Es una producción capital intensiva y tecnológicamente sofisticada. Destina a la investigación 20% del PBI agrícola, con un carácter aplicado, que persigue soluciones de corto plazo, usualmente vinculadas al sector exportador y a las oportunidades de mercado.
En un territorio de características deserticas y semiaridas con riego por goteo de alta tecnología, producen hortalizas legumbres frutas y flores .
De ahí su capacidad de adaptación ante los cambios de la demanda alimentaria. La clave de su desarrollo tecnológico son los sistemas automatizados de riego por goteo. Es lo que le permite producir en el Neguev los mejores tomates, melones, y espárragos del mercado.
El agua tiene un precio (U$S 0.2 / U$S 0.4 por metro cúbico), y se cobra en cuotas fijas determinadas para cada productor. Su distribución está regulada por una institución de enorme importancia en el sistema israelí, que es el Comisionado del Agua.
El papel del Estado es crucial en toda la producción agrícola. Es el guía estratégico que orienta la totalidad de la cadena de valor, incluyendo créditos, ventas, logística, y marketing, tanto en Israel como en el exterior, además de un complejo y amplio sistema de seguros.
La importancia del agro israelí va más allá de la magnitud del producto agrícola, porque la producción agroalimentaria mundial enfrenta una honda carencia hídrica, y tiene frente a sí el desafío del cambio climático, lo que significa que la eficiencia en el uso del agua se ha convertido en un requisito fundamental.
Por eso Israel es hoy un paradigma tecnológico de la agricultura mundial, una referencia ineludible de la producción agroalimentaria.
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