Dennis Ross
En un artículo fechado el 15 de junio titulado “Los Líderes Árabes Deben Desempeñar Como Nunca un Papel Más Prominente en la Construcción de la Paz”, Dennis Ross, ex-enviado al Medio Oriente, instó a los líderes árabes a asumir un papel activo en promover el “acuerdo definitivo” que el Presidente estadounidense Donald Trump quiere promover para resolver el conflicto palestino-israelí. Ross, ex-funcionario de los gobiernos de Clinton y Obama y actualmente miembro del Instituto Washington para la Política del Cercano Oriente escribió que, si el acuerdo es creíble y satisface las necesidades de ambas partes, los líderes árabes deben ayudar a los palestinos a aceptarlo, declarando su apoyo a ello. Es decir, no solo deben respaldarlo entre bastidores y en los foros cerrados, tal como lo han hecho respecto a propuestas anteriores, sino que deben anunciar pública y abiertamente que el acuerdo cumple con los parámetros árabes para ser viable. Los palestinos, escribe Ross, desaprovecharon una gran oportunidad para alcanzar sus objetivos al rechazar los Acuerdos de Camp David y las posteriores conversaciones sobre autonomía en 1980. Dadas las malas relaciones entre el liderazgo palestino actual y la administración Trump, es muy probable que la propuesta de este último también sea tratado con un instintivo rechazo palestino. Por lo tanto, los árabes deben hacer posible que los palestinos eviten también perder esta oportunidad tomando una postura clara al respecto.
Lo siguiente es su artículo, publicado en la edición en inglés de la revista Al-Majalla, siendo esta propiedad de Arabia Saudita.[1]
“El presidente Trump denomina el realizar un acuerdo de paz entre los israelíes y los palestinos el ‘acuerdo definitivo’. Este se enorgullece de ser un negociador y cree que de alguna manera aún puede producir ese acuerdo definitivo. Jared Kushner, su yerno y Jason Greenblatt, quien trabajó como abogado en el negocio inmobiliario de Trump, han sido designados por el presidente para la elaboración de un plan de paz.
“Hace unos meses, cuando estos le informaron a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU acerca de su enfoque y las condiciones del plan, enfatizaron que a los israelíes, palestinos y árabes verían con buenos ojos partes de este acuerdo y odiarían otras partes de este. Para ser justos, ningún plan creíble puede satisfacer o atender solo las necesidades de una sola parte. Por definición, ningún plan de paz puede tener éxito a menos que satisfaga las necesidades de ambas partes.
“Lo que ha hecho que este conflicto sea tan difícil de resolver es que existen dos ‘derechos’ y no un solo derecho y un solo equivoco en este conflicto. Estos dos ‘derechos’ deben reconciliarse. Estamos lidiando con dos movimientos nacionales que compiten por el mismo espacio. Inevitablemente el conflicto llegó a definirse en términos de sumar ceros, con una victoria para una parte donde siempre se veía como una pérdida para el otro. La idea de que ambos podían ganar ha sido difícil de aceptar. Un ejemplo es la decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y trasladar la embajada. Aunque Trump dijo que no estaba reconociendo los límites de la soberanía israelí en Jerusalén porque estos necesitaban ser negociados, la decisión fue representada como una victoria para Israel y una pérdida para los palestinos. Tanto es así que Mahmoud Abbas cortó todos los contactos oficiales con la administración Trump y dijo que ya este no podía ser el único mediador en el conflicto.
“Tal cosa no ha disuadido a la administración Trump y esta continúa diciendo que presentará su plan en algún momento. Sin un contacto verdadero con funcionarios palestinos, el presidente necesita hoy más de los líderes árabes para que desempeñen un papel más prominente en la construcción de la paz. Al decir esto, no quiero sugerir que los líderes árabes puedan tomar el lugar de los palestinos. Ellos no pueden hacerlo, pero pueden hacer algo que no hicieron antes: pueden declarar si una propuesta o plan es creíble y cumple con las aspiraciones nacionales del pueblo palestino de una manera digna y honrosa.
“Históricamente, la postura de los líderes árabes, que aceptan un resultado pacífico y el principio de dos estados para dos pueblos, ha sido el decir que estos pueden aceptar cualquier cosa que los palestinos puedan aceptar. El problema ha sido que el movimiento nacional palestino ha sido dirigido por aquellos a los que les resulta difícil aceptar propuestas específicas para resolver el conflicto. Como alguien que ayudó a redactar los Parámetros Clinton en el año 2000, sé que en ese momento los líderes árabes le instaron discretamente a Arafat para que los aceptara.
“Pero todo esto se hizo en silencio. Hace unos meses, fui recibido en una cena por varios palestinos, incluyendo algunos con los que negocie y se lamentaban de cuán diferente sería todo hoy si Arafat hubiese dicho que sí. No lo hizo. Nadie en el mundo árabe defendió una postura pública. Ningún líder dijo que, si bien la decisión era palestina, estos parámetros eran creíbles y cumplían con los derechos nacionales palestinos. La historia pudo haber sido reescrita si alguien lo hubiese hecho.
“¿Es posible que las cosas sean diferentes en esta oportunidad? Dada la debilidad y división de los palestinos y el rechazo de Abbas a la administración Trump, parece bien claro que cualquiera que sea el plan de paz de Trump, el instinto palestino será decirle no a ello. Los líderes árabes pudieran ser capaces de afectar la postura palestina si estuvieran en condiciones de decir que el plan era creíble y digno de ser discutido.
“Por supuesto, ellos solo podían decir tal cosa si el plan era creíble. Para los líderes árabes, mínimamente, el plan debe abordar las necesidades nacionales palestinas, ambos en términos de fronteras viables para el estado como la capital en la parte árabe de Jerusalén Oriental. Presumiblemente, la Administración Trump revisará el plan sin generalizaciones al respecto, sino sus detalles junto a los principales líderes árabes antes de presentarlo. El presidente debería saber cuál será la respuesta antes de presentarla y su equipo de paz debería resolver el tema del idioma de lo que se dirá sobre el plan de antemano para que no haya sorpresas.
“Al rechazar los Acuerdos de Camp David hechos por el Presidente Carter y las posteriores conversaciones sobre autonomía, los palestinos perdieron la oportunidad de detener la construcción de asentamientos adicionales israelíes: en 1980, en conversaciones mediadas por el embajador Sol Linowitz, los israelíes acordaron que uno de los poderes de la auto-interina Autoridad Palestina sería un veto sobre los nuevos usos de la tierra en Cisjordania y Gaza. Para ese momento, Israel tenía menos de 5000 colonos. Con 300.000 colonos hoy en tierras en las afueras de Jerusalén, no es difícil ver lo que los palestinos perdieron al renunciar a esta oportunidad. Y, obviamente, decirle no a Bill Clinton ha dejado a los palestinos en una situación mucho peor.
“Tal vez, los líderes árabes de hoy día puedan servirle a los intereses palestinos haciendo público y posible para que los palestinos no pierdan la oportunidad si es que existe una. En este momento, no sé qué es lo que hay en el plan de paz de la administración; no sé si se equiparará a un nivel de credibilidad ante la vista de los árabes. Sin embargo, sí sé que si cruza el umbral de credibilidad, los árabes pueden apoyar mejor a los palestinos siendo abiertos y diciendo que sí.
“El rechazo no le ha servido a la causa palestina. El apoyo árabe a la tal causa hoy pudiera expresarse mejor si se es honesto con los palestinos en privado y en público”.
[1] Eng.majalla.com, 15 de junio, 2018. Una traducción al árabe del artículo el 20 de junio, 2018 fue publicado en el diario saudita en Londres Al-Sharq Al-Awsat, que le pertenece al mismo grupo de medios de comunicación que Al-Majalla y tiene el mismo editor en jefe Ghassan Charbel.
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