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| lunes diciembre 23, 2024

El atletismo abre nuevos caminos para árabes y judíos


Samaha Marouf, izq., e Itamar Vaknin, miembros de Runners Without Borders. Cortesía.

La organización Runners Without Borders (Corredores sin fronteras) facilita que jóvenes de Jerusalén se conozcan y hagan deporte.

Philip, como muchos de los adolescentes que participan en un grupo de corredores árabes y judíos llamado Runners Without Borders (Corredores sin Fronteras, o RWB) en Jerusalén, no sabe suficiente árabe para conversar con sus compañeros de los barrios árabes. Pero como inmigrante ruso recién llegado, su hebreo es también limitado.

Aun así, mientras recorre los parques Liberty Bell y Mesila de la ciudad, donde entrena una vez a la semana, ha hecho amigos.

“Encontró cosas en común con los dos lados y se comunica con gestos y unas cuantas palabras mientras corren juntos”, dijo Israel Haas, cofundador de RWB, quien quiere que los judíos y los árabes de la ciudad se reúnan y cooperen a través del deporte.

Haas recuerda que cuando algunos de los corredores de RWB participaron en la Maratón de Londres, en abril de 2017, Philip pasó tiempo en el barrio árabe de la ciudad con sus amigos.

RWB se fundó en noviembre de 2014 en respuesta a un tenso año marcado por violencia y guerra en Israel. Haas estaba organizando un grupo de muchachos y Shoshana Ben-David hacía lo mismo por separado con muchachas.

“No nos conocíamos y algunos amigos nos pusieron en contacto”, dijo Haas. “Decidimos unir nuestras fuerzas y poner en marcha una ONG”.

Sumaron al proyecto a dos coordinadores, uno judío y uno árabe, además de entrenadores de atletismo profesionales.

Israel Haas, izq., cofundador de RWB, con el corredor Nachum Sack. Cortesía.

Desde el principio a Haas le pareció que los típicos esfuerzos para la coexistencia árabe-judía basados en el énfasis que se hace en el diálogo en los países occidentales no tienen en cuenta la mentalidad del Medio Oriente y, por lo tanto, no llegan muy lejos.

“Cuando se busca tender puentes, no pueden usarse los métodos de un lado y no tener en cuenta las del otro. Es por eso que Shoshana y yo escogimos el deporte, y específicamente el atletismo, porque somos atletas y sabemos que es una actividad muy sencilla. En el fútbol o el baloncesto hay que comunicarse en un idioma común, pero para correr, basta con hacerlo juntos y todos son iguales”.

La política no se toca

Dado que los participantes llegan al grupo por iniciativa propia y con ganas de interactuar, Haas no ha presenciado ningún problema entre árabes y judíos quienes, además, provienen de las zonas más alejadas de la ciudad y de condiciones socioeconómicas bajas.

“Intentamos evitar la política tanto como sea posible. El mensaje que queremos transmitir es el de romper barreras y permitir que todos se conozcan”, dijo Haas.

Algunos corredores de RWB creen que esto se logra mejor aprendiendo el idioma de los otros.

“Walid, del barrio árabe de Ras el-Amud, empezó a participar a los 15 años y tomó en serio el aprendizaje del hebreo y practicaba mientras entrenaba. Ahora, a sus 18 años, lo habla muy bien e insiste en hablar por teléfono en hebreo con sus compañeros judíos y con el coordinador, que también es judío”, dijo Haas. “Y no es el único. También vemos corredores judíos participando en cursos de árabe”.

Shoshana Ben-David, cofundadora de Runners Without Borders, con dos participantes.

Cada noviembre RWB organiza una carrera abierta para el público. “La última vez registramos 750 participantes y esperamos mil este año”, dijo Haas.

Hace dos años, los miembros de un grupo mixto (de 14 a 19 años) participaron en su primera maratón en el extranjero, en Milán, a la que siguieron otras en Berlín y Londres. “Estas experiencias son muy importantes para reforzar los vínculos entre ellos. Fortalece sus amistades”, dice Haas.

RWB cubrió su presupuesto inicial a través de una campaña de financiación colaborativa. En la actualidad, el equipo juvenil y las secciones masculina y femenina recinen el apoyo de donaciones privadas, la Jerusalem Foundation, la Alcaldía y el Ministerio de Relaciones Exteriores.

“Tenemos alrededor de 50 corredores del oriente y occidente de Jerusalén que participan en actividades semanalmente”, dijo Haas. Hace poco lanzó una campaña de financiación colectiva por separado para el equipo juvenil.

“Sólo queremos crear una zona común donde judíos y árabes puedan conocerse”, concluyó Haas.

Para más información, haga clic aquí, o aquí.

 
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