Israel estudia cómo neutralizar los ataques palestinos de globos y hasta preservativos explosivos que ya han provocado 550 incendios y arrasado miles de hectáreas de cultivo.
Son los meses más calientes que se recuerdan en las localidades israelíes cercanas a la Franja de Gaza. El motivo no hay que buscarlo en el Servicio Meteorológico sino en el fuego que convierte campos de cultivo y bosques del sur de Israel en una gran alfombra negra. «Desde hace unos 90 días, es la triste rutina», admite un bombero dirigiéndose al nuevo incendio. No será el último del día.
Una potencia tecnológica con el ejército más sofisticado de Oriente Próximo busca soluciones para neutralizar un enemigo primitivo: globos y cometas incendiarios lanzados desde Gaza. Tras crear un sistema que intercepta misiles e inventar una tecnología que detecta y destruye túneles, el reto israelí ahora son modestos objetos voladores que han provocado 550 incendios y varios miles de hectáreas arrasadas. Aunque las llamas rodearon una casa y llegaron a la academia universitaria Sapir, no se han registrado muertos. Eso sí, el fuego ha causado enormes daños económicos y ecológicos ante la ira y resignación de los habitantes.
En el Kibutz Nir Yitzhak, cerca de la Gaza palestina y el Sinaí egipcio, los incendios son menos frecuentes que en otras zonas. «Tenemos la ventaja de que nuestros campos no están tan cerca de una ciudad palestina y por eso no hay tantos globos incendiarios. El riesgo es menor para los campos porque ya habíamos recogido todo el trigo, zanahorias y patatas», indica Janet Cwaigenbaum, que llegó hace 21 años de su Uruguay natal.
«Israel encontró el sistema para alertar e interceptar en primer lugar cohetes Qassam y después los proyectiles de mortero que nos siguen disparando desde Gaza. Desde hace meses, logra abortar túneles que cavan de Gaza. En el 2014, más de diez terroristas salieron de un túnel al Kibutz Sufa, a tres kilómetros de donde estamos. Ahora veremos cómo frenan el terror de las cometas, que está haciendo mucho daño», cuenta a EL MUNDO.
Para los palestinos -decimos- es parte de las protestas populares de la ‘Marcha del Retorno’ que reivindica el derecho de los refugiados palestinos e intenta de romper el bloqueo de Gaza.
Cwaigenbaum replica: «¿Bloqueo? Cada día entran para ser tratados en hospitales israelíes y centenares de camiones con ayuda humanitaria y productos llegan a Gaza por el paso fronterizo israelí de Kerem Shalom pese a que lo atacaron. Estoy segura de que hay madres allí como yo que sólo quieren educar a sus hijos para que sean personas de bien. Israel se retiró de Gaza. Aún tengo confianza de que los gazatíes se levanten contra el régimen de Hamas que no destina el dinero a su educación y sanidad sino a las armas», apunta y se despide con un mensaje: «Podemos vivir en paz».
Al otro lado de la verja fronteriza, uno de los que preparan un globo incendiario revela por teléfono: «Nos cuesta unos 10 shekels y provocan daños de millones de dólares y arrasan miles de dunams. En Gaza no hay esperanzas y no tenemos nada que perder«.
«Todo empezó de forma espontánea. Nunca pensamos que tendríamos tan buenos resultados. La idea es sencilla. Usar las herramientas más sencillas para causar daños y pérdidas a la ocupación», señaló el palestino Shadi (19) a Reuters, llenando telas con aceite lubricante y diésel.
La dirección del viento es clave para estos singulares comandos que emplean globos de helio y cometas armados con cócteles molotov y pequeños explosivos. Hace unos días usaron incluso preservativos hinchados con helio acompañados por una lata con material inflamable. La distancia máxima a la que han llegado en Israel es 17 km.
Bajo presión interna por la grave situación económica del enclave que controla desde el 2007, Hamas abraza lo que empezó como una iniciativa de jóvenes. «Mientras continúe el bloqueo, seguiremos quemando los terrenos de los colonos. Convertiremos su tierra en fuego», advierten desde el grupo islamista, que alienta a los suyos a seguir «la pacífica Marcha del Retorno». Desde su inicio el 30 de marzo, 130 palestinos han muerto por disparos israelíes en la frontera en protestas, choques e intentos de infiltración.
Los israelíes piden respuestas a un ejército capaz de neutralizar un ataque balístico iraní pero no cometas incendiarias del vecino. La compañía Rafael ha desarrollado un ojo electrónico (Sky Spotter) que rastrea su trayectoria y alerta a los bomberos de dónde está prevista su caída. Elbit, por su parte, última un sistema electro-óptico que los neutraliza.
El ministro de Seguridad Interna, Gilad Erdan pide «disparar a los lanzadores porque son terroristas que están quemando nuestras tierras y desean matar a los habitantes». De momento, el ejército prefiere limitarse a minidrones que tumban cometas y a disparos de advertencia en zonas donde se preparan globos explosivos y contra lo que llaman «infraestructuras de Hamas que organizan estos ataques». «Se intenta no causar muertos para evitar una represalia de Hamas y una escalada», estiman analistas militares pronosticando que si la ola de fuego no amaina la reacción será más dura.
El caliente verano se inicia bajo la incertidumbre de si se repetirá la guerra de hace cuatro años -también durante el Mundial- o si los contactos a varias bandas (Israel, EEUU, ONU y Egipto) traerán una calma duradera a la zona y un plan que evite el colapso humanitario de Gaza
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