Los drones suicidas ultraligeros Rotem pasaron con éxito sus pruebas de combate, afirmó la empresa creadora de la nueva arma, Israel Aerospace Industries (IAI, por sus siglas en inglés). El vídeo de los ensayos apareció en la red.
En la grabación publicada se ve como el pequeño aparato entra en un edificio ocupado por ‘los terroristas’ por una ventanilla y se detona.
Es esta precisión combinada con la alta velocidad del dron kamikaze que la IAI considera entre las mayores ventajas de su creación.
El Rotem mide 97 centímetros de largo y 18 de ancho, se despliega rápidamente y requiere un solo operador para sus misiones.
Los sensores del aparato permiten detectar los blancos posibles incluso durante la noche.
Al elegir su blanco, la aeronave no tripulada puede ejecutar una de las dos maniobras: caer por encima o realizar un descenso suave, acelerado por los motores.
El aparato lleva una carga explosiva de hasta dos kilogramos y está destinado al Ejército y a las unidades antiterroristas israelíes.
El rápido auge de los drones como armamento va más allá de los clásicos aparatos de reconocimiento o de asalto a distancia.
Si bien varias fuerzas armadas del mundo buscan hacerse con más equipos no tripulados, también los grupos terroristas en Irak y Siria, como el llamado ISIS (Estado Islámico, organización terrorista proscrita en Rusia y otros países) alcanzaron ciertos éxitos en adaptar los drones comercialmente disponibles para realizar ataques aéreos.
A su vez, esto planteó ante los ejércitos mundiales la cuestión de cómo defenderse contra esta nueva amenaza, que todavía no ha salido de su región de origen en Oriente Medio.
Podría ser una verdadera pesadilla para la seguridad si toma popularidad como herramienta de terror por las células terroristas ubicadas en urbes densamente pobladas.
Traducido por Hatzad Hasheni
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