Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron
Arabia Saudita e Israel no mantienen relaciones oficiales, pero para cuando el Príncipe Heredero Abdullah publicó la Iniciativa de Paz Árabe de 2002, las relaciones bilaterales entre los dos países ya se estaban estableciendo entre bastidores. En 2015, aumentaron los lazos, algunos de ellos incluso formalmente como resultado del esfuerzo conjunto de ambos países contra el programa nuclear iraní. Los saudíes visitaron Israel y hubo informes que el difunto jefe del Mossad, Meir Dagan, visitó Arabia Saudita para coordinar el tema de Irán. Los lazos entre los dos países han alcanzado nuevas alturas en los últimos dos años, en el contexto de una reunión informada entre el Príncipe Heredero Mohammed bin Salman y el Primer Ministro Benjamin Netanyahu.
Si alguna vez se habló de una alianza sunita moderada contra Irán, este término ha perdido todo su significado en los últimos dos años. El Medio Oriente ahora está dividido en dos bandos: el primero incluye a Turquía, Qatar, Irán y Sudán. El segundo incluye Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Egipto y cuenta con el apoyo de los Estados Unidos e Israel. Ambos campos nacieron como resultado de Arabia Saudita, Egipto, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y el boicot de Yemen a Qatar y sus crecientes lazos con Irán y Turquía, por temor a una invasión saudita.
No puede haber ninguna duda que los crecientes vínculos entre Riad y Jerusalén son el resultado de la hostilidad entre Irán y Arabia Saudita. Irán es agresivo en sus ataques contra Arabia Saudita, incluso en la arena cibernética. En 2012, un ataque cibernético contra la compañía nacional de petróleo y gas de Arabia Saudita, Aramco, causó daños sin precedentes, borrando parcialmente o destruyendo completamente unas 35,000 computadoras. También ha habido informes de piratas informáticos iraníes irrumpiendo en las cuentas bancarias de príncipes saudíes para revelar cuánto dinero tienen a su disposición.
Ante estas amenazas, Arabia Saudita estableció la Autoridad Nacional de Seguridad Cibernética para luchar contra Irán y los piratas informáticos. En 2017, se encomendó a la autoridad un objetivo adicional: incitar al mundo árabe contra Qatar. El asesor de Abdullah, Saud bin Abdullah Al-Qahtani, es responsable de la unidad, que según las evaluaciones emplea a unas 4.000 personas. La cuenta de Twitter de la Autoridad Nacional de Seguridad Cibernética tiene 400,000 seguidores. Los empleados operan en línea bajo identidades falsas, y su trabajo es crear hashtags que tiendan en línea a moderar y controlar la opinión pública y, por supuesto, a vilipendiar a Qatar y sus líderes.
Tweets de la cuenta de Twitter de la agencia a diario, y en su mayoría contra Qatar e Irán. Utiliza la terminología antisemita, refiriéndose a Qatar como «Qatariel», un acrónimo de Qatar e Israel y afirmando que la red Al Jazeera «pertenece al Mossad israelí».
«El acuerdo del siglo» es un plan qatarí para vender Palestina a la «entidad sionista» «, dice un tweet, mientras que otro alega que el» sionista «Hamad bin Khalifa Al Thani, el padre del jeque Tamim bin Hamad Al Thani, está planeando dividir a los estados árabes para cumplir los sueños de la «entidad sionista» e Irán. En otro tweet, la autoridad alega que Qatar está «tratando de destruir el mundo árabe para servir a los enemigos del mundo musulmán: Israel e Irán». «Estas declaraciones penetran profundamente en la conciencia árabe y aumentan su odio existente hacia los judíos e Israel.
Los sauditas están jugando un doble juego. Detrás de escena, envían a los israelíes el mensaje que Irán es un enemigo común y los incitan a luchar contra Irán y Hezbolá. En su país, sin embargo, dicen que el enemigo es ante todo el Estado de Israel, seguido de Irán. Su fórmula es clara: lazos encubiertos con Israel, junto con la hostilidad manifiesta hacia el estado judío para satisfacer al pueblo, la mayoría de los cuales odia a Israel.
El doble juego saudí recuerda al modelo egipcio del difunto presidente Gamal Abdel Nasser: mientras se publican diariamente docenas de artículos antisemitas, el público israelí no está expuesto al fenómeno y los políticos cierran los oídos. Luego de la firma de los Acuerdos de Oslo de 1994, los palestinos pidieron permiso a Israel para incitar «moderadamente» contra el estado judío por «necesidades domésticas». Esta incitación se volvió mortal y se usó como munición real para el boicot, las sanciones y el movimiento de desinversión. No debemos rendirnos y aceptar la incitación contra nosotros, y eso también es cierto cuando se trata de Arabia Saudita. La incitación se traduce en acción, y esa acción tiene un precio mortal.
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