Una muestra de las comidas de Genie. Foto de Kfir Ziv
Primero llegaron las comidas congeladas para comer frente a la televisión. Luego, las listas para calentar en el microondas. Ahora llega un “horno inteligente” llamado Genie que se puede colocar en el mostrador de la cocina y garantiza cocinar comidas y postres con calidad de restaurante en tres minutos. La comida viene en cápsulas liofilizadas que no contienen conservantes, saborizantes artificiales, colorantes o aditivos.
Es producido por Genie Enterprise, una compañía israelí de alta tecnología fundada en 2014. Recaudó recientemente 10 millones de dólares en una ronda de financiación que recibió un exceso de solicitudes.
Genie se lanzará pronto en Estados Unidos, primero en lugares de trabajo en la ciudad de Nueva York y después en cafeterías, hoteles, hospitales y otros.
“Queremos ser grandes y por eso queremos ir despacio y aprender de la mejor manera posible”, dijo el cofundador y director de tecnología Doron Marco a ISRAEL21c. “Recibimos llamadas todos los días de muchas compañías y estamos en el proceso de escoger algunas para empezar”.
Inicialmente, Genie ofrecerá ocho variedades en el mercado estadounidense, algunas kosher, como pasta boloñesa, pollo con brócoli en salsa Alfredo, avena con manzanas y canela, y pastel de lava de chocolate fundido. Los cartuchos, en los que vienen las comidas, serán preparados por los chefs de Mattson Food, compañía alimentaria en Foster City, Calif.
“Nuestros chefs e ingenieros de alimentos en Israel están trabajando con los cocineros de Mattson para adaptar los menús al paladar estadounidense”, dijo Marco.
Los ingredientes están sellados en cápsulas individuales con una caducidad de uno o dos años. Así funciona: Cuando el horno escanea el código de barras impreso en el exterior del cartucho del sabor que usted escogió para una comida, registra las instrucciones para prepararla en una secuencia de calentamiento, enfriamiento, agitación, microondas y cocción al vapor.
El horno, las cápsulas y el método están patentados.
Los empleados de Apple Israel y los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) probaron varios sabores kosher de Genie el año pasado.
El coronel Ariel Ben-Dayan inició la prueba en nombre de la división de logística de las FDI. Como comandante de seis unidades operacionales aéreas y especiales buscaba formas más rápidas y saludables de alimentar a los soldados cuando los comedores están cerrados.
“Lo más importante en el ejército después de la disciplina es la condición física”, dijo Ben-Dayan a ISRAEL21c. “Los soldados trabajan 24 horas al día, siete días a la semana, pero no tenemos una cocina abierta a todas horas, por lo que terminan comiendo demasiada comida chatarra”.
La prueba lo convenció de que Genie cumple con todos los requisitos de conveniencia, flexibilidad, sabor y nutrición, dijo. Los demás productos de comida rápida que había probado antes tenían aditivos y conservantes.
Ben-Dahan cree que si Genie puede lanzar con éxito el producto en masa, “estaremos frente a una revolución. Es un producto que realmente puede cambiar la vida en cada hogar en todo el mundo. Muchas compañías tratan de hacer frente al desafío de producir comidas saludables y hacerlo en tiempo récord. Con Genie vimos que ambos aspectos se dan al mismo tiempo”.
Marco y la cofundadora, Ayelet Carasso-Sternberg, jefa ejecutiva, vieron que los soldados de una base enviaron a sus padres fotografías de la comida de Genie quo habían comido. “La prueba fue un gran éxito”, dijo Marco.
Uno de los inversionistas, Warren H. Feder, socio de Carl Marks Advisors, dijo que hay “enormes oportunidades de mercado” en Estados Unidos.
“Creemos que Genie cambiará las reglas de cómo se hacen las cosas y obtendrá una importante participación en el mercado de E.U. al llevar su revolucionario sistema a empresas y organizaciones al alimentar a su personal con comidas sabrosas y saludables de forma cómoda y económica”, dijo Feder.
La sede de la compañía, en Rishpon, en el centro de Israel, tiene 15 empleados y sigue creciendo. Los hornos se fabrican en Karmiel, al norte del país. La firma es copropietaria de una factoría en Meron, en la Alta Galilea, en la que se producen las cápsulas; tiene capacidad para fabricar 10 millones de comidas al año para el mercado israelí.
“Ahora estamos empezando a darle impulso nuestra fase comercial en Israel”, dijo Carasso-Sternberg. “Hay una gran demanda, más de la que esperábamos”.
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