En términos generales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado un recorte presupuestario de 200 millones de dólares o más a la Autoridad Palestina (e indirectamente a Hamás). El Departamento de Estado examinó los gastos y llegó a la conclusión que el apoyo monetario era incompatible con el conjunto de prioridades de la administración. Los palestinos interpretan el movimiento como una presión adicional antes que Trump revele su nuevo plan de paz para Medio Oriente, pero en realidad, la medida es una continuación de la política clara y consistente del presidente.
Taylor Force era un joven estadounidense que sobrevivió a los servicios en Afganistán e Irak como oficial del ejército de EE.UU. pero fue asesinado por un terrorista en el paseo de Yafo en marzo de 2016. Dos años más tarde, en marzo de 2018, el Congreso de los EE.UU. ratificó el Taylor Force Act, mediante el cual se retendrán los fondos de la Autoridad Palestina, siempre que sigan pagando los salarios de los terroristas y sus familias. El senador Lindsey Graham, quien inició la ley, quería aprobar una versión aún más dura y más completa.
Por supuesto, esta ley nunca hubiera pasado si Trump no hubiera instituido una política de “dar y recibir”, hacia todos. Similar a las relaciones de los Estados Unidos con China y Europa, sin mencionar a Irán, el mundo árabe, Corea del Norte e incluso a nivel nacional, Trump no paga sin recibir algo de valor a cambio.
De hecho, el retorno no ha sido más que lo contrario: incitan y mancillan, amenazan y asesinan indiscriminadamente, y luego piden a los EE.UU. y a la comunidad internacional que paguen la cuenta. Durante años, la Agencia de Ayuda y Obras para los Refugiados de Palestina (UNWRA) recibió un apoyo masivo de los EE.UU. y en 2017 proporcionó un tercio de sus fondos y en 2016 dio alrededor de $ 370 millones.
Israel ha estado probando el vínculo entre el terrorismo y la UNWRA durante dos décadas, una organización que durante la Operación Margen Protector ayudó a Hamás a ocultar armas en hospitales y escuelas. Sin embargo, solo Trump estaba dispuesto a escuchar estas afirmaciones y recortar casi dos tercios de la ayuda estadounidense a la agencia. La misma agencia que justifica su existencia con un registro de no menos de 5 millones de “refugiados”, muchas veces más que la misma agencia informó cuando comenzó a operar después de la guerra de 1948.
Los únicos adultos responsables en el barrio palestino son Israel y los Estados Unidos. Esa es la realidad. Durante décadas, los palestinos se han beneficiado de su ocasional falta de intereses superpuestos en el Medio Oriente. Israel hizo la vista gorda cuando los EE.UU. apoyaban ciertos elementos, a veces ponían mala cara, y en ocasiones incluso pedían a los EE.UU. que ayudaran a los palestinos a comprar un poco de paz, tranquilidad y cooperación en materia de seguridad.
Sin embargo, desde que Trump asumió su cargo, Israel y los EE.UU. forjaron por primera vez una maravillosa sinergia para formular una política clara y consistente. A largo plazo, todos podrán beneficiarse de esta cooperación, incluso los árabes en Gaza y Judea y Samaria. Solo los terroristas e Irán pueden perder con esta colaboración, por lo que es tan imperativo en todos los aspectos.
Traducido por Hatzad Hasheni
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