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| domingo diciembre 22, 2024

Dejemos que los palestinos hagan limonada de los limones de Trump

Los Estados Unidos recortan su ayuda a los palestinos y los fondos para UNRWA son pasos bien recibidos, pero deben hacerse gradualmente y junto con movimientos económicos suplementarios para ayudar a terminar con la dependencia palestina de las donaciones.


El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; El presidente palestino Abbas(Foto: AFP)

Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron

Cortar la ayuda a los palestinos, recortar los fondos a la UNRWA y la declaración de la administración Trump  que no reconoce el «derecho al retorno» palestino son todos pasos bienvenidos, ya que obligarán a la Autoridad Palestina, Hamas y otras facciones en la OLP a adoptar una visión más práctica sobre una resolución permanente del conflicto. Quizás estos movimientos incluso podrían hacer que los palestinos piensen en calcular sus propios pasos y vuelvan a la mesa de negociaciones con un paradigma que estaría más cerca de algo que Israel consideraría aceptable.

Pero junto con las posibilidades en estos movimientos de Washington, primero debemos reconocer los riesgos. La presión económica, que es el resultado de la reducción de los fondos de la UNRWA, casi seguramente causará una crisis humanitaria muy grave y muy real en Gaza, y en menor medida en Judea y Samaria también.

Además, la respuesta del liderazgo palestino a la declaración de Trump, que saca la alfombra de la legitimidad internacional para la demanda de «derecho al retorno» palestino, casi seguramente provocará violencia en las calles de Gaza y Cisjordania, principalmente en el contexto de la batalla sobre el liderazgo de la AP a raíz de la sucesión  de Abbas.

Por lo tanto, si los EE. UU., Israel -y quizás también el Cuarteto- desean aprovechar los recortes de fondos y cancelar el reconocimiento del «derecho al retorno» palestino para lograr un resultado positivo pionero, este proceso debe hacerse gradualmente y ser acompañado de movimientos económicos suplementarios.

Washington necesita recortar gradualmente los fondos que reciben los palestinos ya sea directamente o a través de UNRWA durante 3-4 años de una manera que permita que las medidas económicas suplementarias sean implementadas en el terreno, dando a los palestinos en Gaza y en Judea y Samaria fuentes alternativas de ingresos y empleo. De lo contrario, recortar los fondos, en poco tiempo, traerá una crisis humanitaria en la Franja que Israel tiene un interés político y de seguridad supremo en la prevención. Tal crisis conducirá a tensiones en materia de seguridad que Hamas podría iniciar o arrastrar, y el resto es conocido.

Un conflicto similar podría desarrollarse en Judea y Samaria también. No habrá una crisis humanitaria, pero el empeoramiento de la situación de desempleo servirá como otro incentivo para los disturbios, que de todos modos ha estado burbujeando bajo la superficie. Comenzará con protestas callejeras, y el resto también se conoce aquí. Podría terminar con otra mini-intifada, o tal vez incluso una intifada en toda regla.

Todo esto podría evitarse si la administración  Trump anunciara una reducción gradual de los fondos, que se realizaría  en conjunto con un plan de inversiones económicas y proyectos para establecer infraestructuras de electricidad, agua, salud y educación en la Franja y en Judea y Samaria, para reemplazar las donaciones que los palestinos reciben a través de la UNRWA y otros organismos internacionales. Indirectamente, ese «Plan Marshall» para Gaza y Cisjordania podría aumentar la motivación palestina para alcanzar una solución pacífica al conflicto y crear procesos internos dentro de la sociedad palestina para permitirlo. En ese contexto, el hecho que los Estados Unidos retiren su reconocimiento del «derecho de retorno» palestino no conducirá a disturbios tan graves.

Los países donantes de Gaza se reunieron en Bruselas el martes. Esta es una excelente oportunidad para establecer un consorcio internacional -incluidos los estados árabes- que también supervise y garantice que las inversiones económicas no sean canalizadas por Hamas a su ala militar y que el sistema educativo palestino no enseñe la incitación.

Israel sería un socio activo en dicho consorcio, pero no como un miembro regular, sino como un «facilitador». Es decir, el gobierno israelí no financiará ni llevará a cabo directamente las movidas, pero hará todo lo que esté a su alcance para garantizar que la implementación de estos movimientos se haga rápidamente a través de nuestros puertos y los pasos fronterizos bajo nuestro control. La consulta profesional, de ingeniería y principalmente de seguridad al consorcio internacional es necesaria no solo para una implementación efectiva, sino también para mantener nuestros intereses vitales de seguridad nacional.

Podemos hablar y negociar sobre todo lo demás después de la calma en la Franja de Gaza (un retorno a los entendimientos posteriores a Margen Protector), que permitirá que este proceso comience. La calma prevalece actualmente en Cisjordania, donde este proceso puede comenzar inmediatamente. Luego, cuando este proceso ya esté en marcha, podrían comenzarse negociaciones serias sobre los cautivos y los cuerpos de los soldados que necesitan ser devueltos a sus hogares, así como todo tipo de «arreglos».

 

https://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-5337041,00.html

 
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