Estuvimos celebrando, como muchos, la decisión del ex presidente Cartes de mudar la embajada paraguaya en Israel, de Tel Aviv a Jerusalén, capital histórica y oficial de ese Estado.
Esa decisión histórica fue en respaldo al Estado de Israel, con quien Paraguay tenía estrechas relaciones y donde la misma reapertura de la embajada israelí en Asuncion había sido por una cuestión más de reconocer ese buen relacionamiento. El propio primer ministro Netanyahu desoyó la recomendación de la cancillería israelí que no la consideraba rentable o de importancia estratégica en ese momento.
Pero el respaldo no fue solo para Israel, sino que fue un respaldo claro y conciso al gobierno de Donald Trump, quien había cumplido su promesa electoral de mudar la embajada más importante del mundo a Jerusalén. En un momento en que Estados Unidos no sabe bien quiénes son sus amigos y aliados en nuestra región, Paraguay se mostró como un aliado duro. Eso no es poco, y es muy redituable, al menos para los que sabemos que el futuro del Paraguay no pasa por el socialismo del siglo XXI de los bolivarianos caviar.
El reclamo tibio de Mario Abdo Benítez y sus acólitos, en el momento del anuncio y posterior acto en Jerusalén, no dejaba muy clara cuál sería la posición. Dijeron que reverían y estudiarían el caso, mientras se pasaron recibiendo a los “emisarios” del mundo árabe musulmán, entre ellos a los del Estado Palestino. Todos ellos países donde la democracia es más escasa que el agua dulce.
Sin embargo, y haciendo mías las palabras del representante de la comunidad judía del Paraguay, el Sr. Fleischmann, “parece que la prioridad de este gobierno pasa por un tema como este, ya que en 20 días de instalados la primera medida que toma es esta”, y nos desayunamos con que no solo “no estudiaron” mucho el caso, sino que el canciller Castiglioni se estrenó en este cargo, el que al parecer le queda muy grande, anunciando la cancelación del traslado, o sea la vuelta a Tel Aviv. Invocando un discurso remanido de “buscar la paz”. Aclarémosle de entrada al canciller que probablemente no sepa un cuerno de esto, que hace 50 años que las embajadas están en Tel Aviv y nunca hubo paz, por la actitud violenta y xenófoba de sus amiguitos del terror árabe y sus financistas europeos, iraníes, sirios, rusos y saudíes, entre otros.
En segundo lugar, nuestro canciller habla de una supuesta medida “unilateral e inconsulta” de Cartes para hacer el traslado. Si quisiera informarse, debería saber que es una potestad del Ejecutivo hacer un traslado de sede. Y que por unilateral se entiende que haya dos lados, uno el paraguayo y otro el israelí y no se le haya consultado a la contraparte, otra falacia más, ambos se pusieron de acuerdo. Lo que sí es unilateral es que tu aliado y amigo se entere que lo traicionaste por una conferencia de prensa. Lo que explica la molestia y la inmediata reacción del premier Netanyahu, al verse ofendido por esta medida unilateral.
Ahora las buenas noticias, el Estado Palestino va a abrir una embajada en Asunción. El Estado Palestino, un Estado que existe en papeles, tipo sociedad anónima panameña, que sirve para casi lo mismo que una de esas, justificar fondo de miles de millones de dólares de los países “desarrollados” y los amigos árabes, que se destinan, supuestamente a apoyar a los palestinos. Los palestinos, canciller, se cagan de hambre, se mueren como ratas asesinados a balazos o de hambre o de enfermedades por sus mismos líderes palestinos. Un Estado dominado por dos grupos considerados por el mundo civilizado como terroristas. Hamas y Hezbollah se reparten el país en dos, Gaza es el campo de concentración de los de Hezbollah y Cisjordania es la estancia de los muchachos de Hamas. En ellos la ley es la de la sangre y la muerte. El dinero enviado por los “inocentes europeos” y otros se lo morfan entre los funcionarios de Naciones Unidas, los lobbystas y los líderes de estos dos grupos terroristas. Eso no lo leí en Actualidad RT o en el canal Sur que parecerían ser la primera fuente de información del canciller. Está en todos lados con pruebas. Compran armas y bombas. Y el grueso se lo roban. Si queda para alimentos, se los dan a los acólitos del régimen. El resto, muerte y terror.
Pero nuestro canciller festeja su romance con los hermanos musulmanes, prestos a financiar, como probablemente lo hayan hecho, la campana presidencial, y de llenar los bolsillos de los que se apuran en cumplir con el pacto en las sombras, la promesa para que los petrodólares vengan sin parar… claro, para ellos.
Es que Israel no es “negocio” para este gobierno, 3.000 becas, apoyo técnico, y más de 170 millones de dólares de dinero israelí que entran todos los años por las exportaciones a ese país no son negocio. Porque el negocio es para uno mismo, ellos no necesitan las becas, ni el apoyo técnico y los exportadores seguro “se arreglarán solos”.
Lo peor y más grotesco y grosero de la patética performance diplomática de este gobierno y su canciller en entrenamiento, son los mensajes de amor y amistad hacia Israel y los judíos, mientras celebra su traición y su nueva amistad fraterna con los otros. Mientras Estados Unidos anuncia el cierre de la “misión palestina” en Washington, nosotros celebramos la apertura de la misma acá. ¿Qué beneficios para el Paraguay? Ninguno. ¿Para los muchachos? Andá a saber…
Es una israelí-fobia de nuestro canciller, una fobia que no se explica, una fobia que nos aleja de lo que queremos ser y nos acerca a lo que rechazamos en abril… ¿Una fobia rentada? Alguna vez lo sabremos.
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