El ministro Borrell quiere contrarrestar la maldad norteamericana de la hora presente. Como Estados Unidos y su nefasto presidente Trump van a finiquitar sus aportaciones a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés), España y su presidente del Gobierno dan un paso al frente y duplicarán lo que tenían presupuestado. Trump recorta cientos de millones, Sánchez pasa de uno a dos. Bien.
¿Y en qué va a invertir Borrell nuestro dinero? La ONU tiene dos agencias para los refugiados: la citada UNRWA y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Uno gestiona sólo Palestina y el otro el resto del planeta. No parece muy equilibrado. Según esta agencia de la ONU, hoy hay 5,15 millones de refugiados palestinos con derecho a volver a Israel, país que la mayoría no conoce. Considerando que en 1950, dos años después de la creación del Estado de Israel, la ONU calculaba en 700.000 los refugiados palestinos, el total se ha multiplicado por siete. Y eso ocurre porque la UNRWA no cumple la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de la ONU, según el cual la condición de refugiado puede aplicarse al cónyuge y los hijos del refugiado, pero nunca a los nietos. Esta UNRWA con la que Borrell es tan generoso otorga la condición de refugiado hasta a cinco generaciones. Total, el dinero público no es de nadie. Y con más de cinco millones de beneficiarios, hace falta mucho dinero y se generan más empleos para amigos de la causa.
Las cifras económicas son especialmente relevantes. Según los datos oficiales de la ONU, Acnur atiende a 68,5 millones de personas en todo el planeta con 11.500 empleados. 6.000 refugiados por cada trabajador de la agencia. La UNRWA atiende a 5,15 millones con 30.000 empleados. Es decir, por cada trabajador de la agencia hay 171 refugiados verdaderamente privilegiados. La proporción es de 35 veces la de Acnur. La UNRWA tiene un presupuesto de 1.400 millones de dólares, que equivale al 28 % del presupuesto total de la Autoridad Nacional Palestina. Y después de haber sido creada en 1948 con un mandato por tres años, la agencia lleva gastados más de 40.000 millones de dólares en 70 años sin haber conseguido que uno sólo de sus refugiados pierda esa condición. Son refugiados hasta los palestinos que viven en territorios administrados por la Autoridad Nacional Palestina. O dos millones de palestinos con nacionalidad jordana -la mayoría de los jordanos son palestinos- que viven en su país, Jordania. Inverosímil, pero cierto.
Como ha explicado Acción y Comunicación para Oriente Medio en un documentado informe, a la UNRWA no le interesa que regrese un solo refugiado, porque son muy útiles en las falsas negociaciones de paz y en su propaganda. Esos «refugiados» palestinos tienen unos privilegios que no tiene nadie más en el mundo de los refugiados. Empezando -sin ir más lejos- por los millones de judíos -con sus descendientes- expulsados de países árabes tras la declaración de la independencia de Israel. A esos, nada.
Y, por último, y esto es grave, la UNRWA en España es una organización privada, con un presupuesto de 6,1 millones de euros, del que 5,6 millones vienen de las administraciones públicas. Es decir, una organización privada sostenida con mis impuestos a la que el ministro Borrell ha duplicado la asignación. Alegría.
Cortesia: ACOM
deberíamos dejar de usar el término de palestinos para designar a los árabes. ya q hace como 70 años los palestinos eran cristianos. judíos y árabes. alguien se inventó 1 mentira y nosotros parece q se lo aceptamos