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| miércoles noviembre 6, 2024

BERESHIT 5779


B’H

Di-s crea el mundo en seis días. En el primero crea la luz y la oscuridad. En el segundo forma los cielos, dividiendo entre las «aguas superiores» y las «aguas inferiores». En el tercero establece los límites de la tierra y el mar y llama a surgir a los árboles y la hierba de la tierra. En el cuarto día fija la posición del sol, la luna y las estrellas como señales para calcular el tiempo y como luminarias para la tierra. Los peces, aves y reptiles son creados en el quinto día; animales terrestres, y luego el ser humano en el sexto. Di-s termina Su trabajo en el séptimo día, y lo santifica como un día de descanso.

Di-s forma el ser humano del polvo de la tierra y sopla dentro de sus fosas nasales «un alma viviente». Originalmente el hombre es una sola persona; pero decidiendo que «no es bueno que el hombre esté solo» Di-s toma un «lado» del hombre, lo transforma en una mujer y los une.

Adam y Javá son puestos en el Gan Edén y reciben la orden de no comer del «Arbol del Conocimiento del Bien y del Mal». La serpiente persuade a Javá de violar el mandato, y ella comparte el fruto prohibido con su marido. Debido a su pecado, Di-s decreta que el hombre experimentará la muerte, retornando a la tierra de donde fue formado; y que toda ganancia vendrá solamente a través de duro esfuerzo y dificultades. El hombre es expulsado del Jardín.

Javá tiene dos hijos, Caín y Hevel. Caín discute con Hevel, lo asesina y se vuelve nómade. Adam tiene un tercer hijo, Shet, cuyo descendiente en la décima generación, Noaj, es el único hombre justo en un mundo corrupto.

 

LA “TRAMPA” DE DI-S

El objetivo de Di-s al crear este mundo material fue para que hicieran de éste una morada para Él.

Esta tarea no puede ser llevada a cabo por seres completamente espirituales que carecen de un instinto malo. Al contrario, se necesita de seres que tengan dos instintos, un instinto del bien (Ietzer HaTov) y un instinto del mal (Ietzer HaRa).

Se necesita seres capaces de reforzar con sus actos al primero de los instintos mencionados y, aunque parezca absurdo, al segundo, en lugar de destruirlo, convertirlo en bien.

Cuando el hombre fue creado, carecía del instinto del mal, era un ser completamente espiritual, pero al compartir con la mujer el fruto del Árbol del Conocimiento, el instinto del mal comenzó a actuar.

Di-s expulsó al hombre del Gan Edén y le dijo que a partir de ese momento debía ganarse el pan con el sudor de su frente, debía comenzar a trabajar para que esa tierra, ese mundo que solo daba espinas produjera “pan”, alimento para el alma.

En pocas palabras, al comer del fruto del Árbol del Conocimiento, el hombre cayó en la “trampa” tendida por Di-s y se dedicó a construir en este mundo una morada para el Creador, y a transformar en bien al mal de su Ietzer HaRá.

 

El Factor Adám

Por Tzvi Freeman

 

Que todo lo que ha sido hecho sepa que Tú lo has creado; y declare todo el que posee aliento (de vida) en sus narices que Ad-nai, Di-s de Israel, es Rey y Su reinado tiene dominio sobre todo.

De las plegarias de Rosh Hashaná

 

En el idioma hebreo no existe ninguna traducción para la palabra «cosas» o para la palabra «objetos». Incluso las palabras «físico» y «materia» son palabras prestadas. En hebreo, todas las cosas son dvarim –«palabras». Palabras: articulaciones del alma, pensamientos cristalizados. Y desde entonces, todo lo que existe es Di-s y sus palabras.

Después de todo, Di-s habló y el mundo entró en existencia. La magia de esto es que estas palabras están tan herméticamente condensadas, que no comprendemos que son palabras —las percibimos como cosas; cosas independientes, autónomas que están simplemente aquí porque sí, como si no tuviesen ninguna fuente en absoluto.

Ésta es la misión que vinimos a lograr en este mundo: Que no sólo nosotros, no sólo la humanidad, sino cada efecto debe conocer su causa, cada forma debe entender qué lo formó—el mundo entero debe volverse un guante transparente para la Divinidad que contiene. Incluso esta sensación de «aquí estoy simplemente porque yo soy» se verá nada más que como una reflexión distorsionada de la verdadera esencia de todas las cosas -el que «está allí porque Él está allí.»

De hecho, esto es lo en que Adám entendió en su primer día:

Un Midrash antiguo nos cuenta que cuando Adám despertó a la vida, encontró a todas las demás criaturas delante suyo y rindiéndole culto. Por ser las primeras criaturas, comprendieron que alguien los debió haber formado—y Adám parecía el candidato obvio.

Adám lo entendió de otra manera y les transmitió el conocimiento de que debe haber un Ser Superior, no sólo otra criatura, sino un Creador Ilimitado que dio existencia a todas las criaturas y continúa manteniendo y animando cada una de ellas—incluido Él mismo.

Desde entonces, ésa ha sido la misión de cada descendiente de Adám: llamar a toda la creación a este estado más elevado de conciencia. (www.es.chabad.org)

 

Di-s vio cuán grande era la maldad de la humanidad. Genesis 6:5

Cuando Di-s vio el estado moral de la humanidad, no expresó inmediatamente Su decisión de destruir al mundo con un diluvio. Sólo después que formuló una forma para que la humanidad sobreviva (a través de Noé) pronunció Su decisión. Esto es debido a que una vez que una idea desciende del pensamiento al habla, su realidad se vuelve más concreta y por lo tanto se vuelve más difícil de revocar.

Similarmente, debemos estar siempre conscientes del tremendo poder del habla: Al articular una evaluación negativa de alguien, incluso si no están enterados que lo hicimos, hemos reforzado inconscientemente sus características negativas y les hemos hecho más difícil liberarse de ellas.

Debemos por lo tanto pensar dos veces antes de expresar un juicio negativo de alguien; al contrario, siempre debemos buscar hacer comentarios positivos y constructivos de otros. Hacer esto refuerza sus características positivas y los eleva a mayores alturas espirituales. (www.es.chabad.org)

 

 

 
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