A principios del presente mes, nos sorprendió la noticia de que UNRWA evacuó a 10 de sus funcionarios internacionales de Gaza a Israel, después de que fueron amenazados de muerte por el personal palestino descontento ante el anuncio de derogar más de 250 puestos de trabajo. Los funcionarios de la agencia fueron rescatados y trasladados a territorio israelí a través del cruce de Erez, el cual estaba cerrado debido a la festividad judía de Sucot, pero fue especialmente abierto por los oficiales de seguridad israelíes a solicitud de UNRWA. En un comunicado oficial, la filial para refugiados palestinos señaló que “Hamas no resguardó al personal de la agencia de la hostilidad dirigida contra ellos”.
La agencia tiene serias complicaciones presupuestarias a raíz de la decisión de la administración estadounidense de revocar su ayuda económica tras décadas de colosales donaciones, ya que está demostrada su inutilidad; no sólo no ha resuelto la situación, sino que ha incrementado de forma exponencial el número de supuestos refugiados palestinos y, por ende, agravó las dificultades. UNRWA es responsable de haber perpetuado el problema palestino: desde 1949 viene aplicando la misma receta y ha rechazado poner en práctica los protocolos estándares para lograr una solución real y permanente.
Durante 70 años, la UNRWA ha instigado la rabia, a fin de mantener la ilusión del “retorno”; ello significa que ha venido preservando la obsesión por la destrucción del Estado de Israel. No obstante, el 1° de octubre, la UNRWA sintió en carne propia las consecuencias de su infausta labor. Por meses, el personal palestino local había estado librando batallas contra los despidos, hasta que, las manifestaciones se tornaron sumamente violentas; las evaluaciones de seguridad de la ONU hicieron temer por las vidas de los funcionarios de alto rango. Un video muestra las iracundas protestas al momento en que los directores de la UNRWA salieron de Gaza a Israel. Así, paradójicamente, pese al daño que la UNRWA, con su prolongación, causa a Israel, este país acogió y protegió a sus empleados, quienes huían de un posible linchamiento por parte de extremistas palestinos.
La idea es ayudar a un verdadero desarrollo de Gaza y Cisjordania, no continuar eternizando el problema.
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