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| viernes noviembre 15, 2024

El problema con B’Tselem, o ya es hora que los sionistas progresistas abran los ojos


Ayer, B’Tselem compareció ante el Consejo de Seguridad de la ONU para dar su versión sobre el conflicto de Israel con los palestinos. B’Tselem, que se presenta como el “Centro Israelí de Información sobre Derechos Humanos en los Territorios Ocupados”, compareció a petición de Bolivia. Su líder, Hagai El Ad, se sentó junto al representante de la Autoridad Palestina y dio un discurso apenas distinto de los que dedican habitualmente los países árabes y musulmanes a ladestrucción de Israel.

El discurso de El Ad fue denunciado tanto por el embajador de Israel ante Naciones Unidas, Danny Danón, como por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que coincidieron en considerar lamentable que una organización israelí no sólo se ponga en contra de su propio país, sino que lo haga en un foro conocido por sus prejuicios contra el Estado judío.

Ninguno de los dos puso en duda el derecho de B’Tselem a hablar con total libertad, sea en Israel o en Nueva York. Ni debería hacerlo ningún amigo de Israel. Aunque se dice que está siendo atacada, lo cierto es que la democracia israelí se muestra viva y rozagante. El problema para la mayoría de los que critican a Israel de esta manera es que los israelíes siguen votando a Netanyahu y apoyando políticas que la izquierda detesta.

En cuanto al discurso de El Ad, lo sustancial es preguntarse por qué gente que se supone que se preocupa por Israel –y defiende su derecho a existir y defenderse– sigue financiando a una organización que se alinea con quienes buscan su destrucción y niega su derecho a defenderse de amenazas terroristas letales. Se trata de una pregunta que merece una respuesta no sólo de los numerosos países y ONG europeos que financian a esa organización y otras similares, sino de los judíos norteamericanos que, bien directamente o bien mediante donaciones al New Israel Fund, sufragan actividades que la abrumadora mayoría de los israelíes consideran ya no repulsivas, sino rayanas en la traición.

El Ad habló largo y tendido –como hizo en una comparecencia anterior ante el mismo foro– de lo que considera los abusos de su país en los territorios. Para él, lo importante no es criticar la legalidad de tal o cual medida determinada; de hecho, reconoció que los tribunales han respaldado al Gobierno en numerosos casos controversiales. Para él, lo crucial es que la presencia de Israel en la Margen Occidental es ilegal, lo que afecta a su administración sobre partes de ese territorio y a la realización de operaciones de seguridad que contribuyen a preservar el régimen y la mera supervivencia del líder de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, en la mira de sus rivales de Hamás.

Más aún: El Ad considera igualmente ilegal la defensa que hace Israel de su frontera con Gaza, territorio del que el Estado judío retiró hasta el último soldado, colono, asentamiento en 2005. Así que también juzga ilegal el bloqueo naval de la Franja para impedir que Irán introduzca armamento pesado en ella, o que el material de construcción se emplee en la excavación de túneles del terror, o que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se afanen en impedir infiltraciones terroristas en territorio israelí.

Para El Ad y B’Tselem, cada medida que toma Israel para detener a Hamás y el resto de organizaciones terroristas que tratan de verter sangre judía es inmoral.

¿Qué es lo que propone El Ad? Bueno, no está claro. En cuanto a B’Tselem, se mantiene neutral sobre si hay que ir a una solución de uno o dos Estados; y esta neutralidad ante planteos que implican la desaparición del Estado judío es harto elocuente. Lo que El Ad parece buscar es que la ONU aísle y presione a Israel para que deje de defenderse y conceda territorio a los palestinos sin forzar a estos a que antes firmen la paz.

¿Qué deberían pensar los norteamericanos de todo esto? Nuestra actitud ante B’Tselem no debería depender de si apoyamos a Netanyahu, o los asentamientos. No importa lo que pienses al respecto: la noción de que la presencia de Israel en la Margen Occidental es ilegal no tiene la menor base. Israel es el ocupante legal de un territorio sin soberano legítimo. La Margen no era territorio legalmente jordano, ni pertenece a una entidad, la Autoridad Palestina, que no tiene derechos soberanos sobre él.

Hasta que no se firme un acuerdo de paz entre Israel y la AP, el Estado judío es, según la legalidad internacional, el ocupante militar legal, porque tomó posesión del territorio mediante una guerra defensiva. Pese a las repetidas ofertas de Israel, la AP se ha negado a firmar la paz y a reconocer la legitimidad del Estado judío, con independencia de cuáles sean sus fronteras. Hasta entonces, Israel está obligado a gobernar en aquellas partes de la Margen que aún no ha concedido a la AP.

Tampoco necesitas apoyar a los partidos de la derecha israelí para apoyar las medidas de seguridad destinadas a aislar al Estado terrorista regido por Hamás en Gaza.

En otras palabras: puedes estar contra Netanyahu, pero también contra un grupo que llama al mundo a acosar a Israel y hace indignantes y calumniosas comparaciones entre Israel y el Sur de Jim Crow o la Sudáfrica del apartheid, lo que supone una afrenta tanto a los afroamericanos y los sudafricanos como a los judíos.

Es por esto que quienes se consideren amigos de Israel deberían pensárselo dos veces antes de hacer donaciones que les ponen del lado de quienes trabajan contra los esfuerzos perfectamente legítimos de las FDI en pro de la seguridad del Estado judío.

Al refutar la intervención de El Ad ante el Consejo de Seguridad, Danón indignadamente señaló que lo que aquél estaba haciendo era una forma de colaboración con los enemigos del pueblo judío. Son palabras duras, pero en este contexto comprensibles, y casi seguro se hacen eco de los sentimientos de la abrumadora mayoría de los israelíes, que, con independencia de sus preferencias políticas, saben que lo que único que se interpone entre ellos y la muerte son las FDI.

Ha llegado la hora de que los sionistas progresistas norteamericanos bienintencionado pero errados comprendan que apoyar a B’Tselem no contribuye en nada al avance de la causa de la paz.

© Versión original (en inglés): JNS
© Versión en español: Revista El Medio

 
Comentarios

«Que D-me libre de mis amigos, que de mis enemigos me encargo yo» según reza la conocida frase atribuida a Cesar …
Lo cierto es que , aún respetando la libertad de pensamiento y de expresion que asiste a los miembros del colectivo; B’Tselem, úno no logra comprender el origen de la ceguera politica y obcecacion de la que hacen gala, en relacion a Israel,ni tampoco como pueden aliarse de tal forma, con los enemigos jurados de ese pais a sabiendas (quiero pensar) del daño que pueden causárle …
Escuchar hablar por ejemplo a personajes como Noam Chomsky, (en identica linea argumentativa que el tal Hagai El Ad) provoca estupor, indignacion y verguenza ajena, y uno no acierta a entender, si en él predomina , el desconocimiento de aquello que afirma, el rechazo frontal por razones ideologicas al gobierno israeli, o un complejo no asumido respecto a su identidad judia … algo parecido sucede con Gideon Levy, y muchos otros judios de la izquierda europea, o cuyo voto vá a parar a los demócratas en EE UU …
Lamentable en cualquier caso, y sintomático tambien …resultará ahora que Israel, deberá dirigir antes su mirada hacia los cristianos evangelicos de este último pais, que a su nutrida comunidad judia, a la hora de encontrar apoyo y comprension …

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