Hoy 29 de noviembre se cumple un nuevo aniversario de la histórica resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que recomendaba la Partición de Palestina para crear en ella «un Estado judío y un Estado árabe», con Jerusalem y Belén como «corpus separatum» bajo régimen internacional. Los hechos en el terreno relacionados a esta fecha, en la que Uruguay jugó un rol preponderante en la figura del Embajador Dr.Enrique Rodríguez Fabregat como fiel enviado del Presidente Luis Batlle Berres y su gobierno, son elementos históricos claves que hay que tener presentes, no por vivir con los ojos en la nuca sino porque son demasiados hoy en día quienes desdibujan la historia faltando a la verdad.
Hoy cuando hay quienes suelen presentar al gobierno de Biniamin Netanyahu como el origen de todos los males y la razón del conflicto, vale la pena recordar lo que realmente ocurrió. Aunque la historia nada quita al hecho que también el gobierno actual tiene responsabilidad de ver cómo avanzar hacia la paz, no solamente los palestinos, es importante tener presente que el conflicto no comenzó ni con el gobierno actual ni con la conquista de territorios por parte de Israel en 1967, cuando se defendió del ataque árabe en la guerra de los Seis Días.
Algunos recordatorios concretos pues, hoy, en un nuevo aniversario de aquella histórica resolución de la ONU.
– La resolución 181 recomendó la partición de la Palestina del Mandato Británico, una tierra cuyo nombre no era por los árabes palestinos sino por la denominación que le dio en el primer siglo de nuestra era el imperio romano, a lo que antes se llamaba Judea, tierra de los judíos. Los palestinos no existían en aquel momento en que esa tierra ya se llamaba Judea. De hecho no había árabes en ella. Comenzaron a llegar en el siglo VII con el avance del Islam.
– En otras palabras, el plan de partición no estaba «partiendo un Estado palestino» en el sentido que se conoce hoy el término, o sea no estaban prometiendo a los judíos tierras antes gobernadas por los árabes palestinos, porque eso no había existido jamás. En esa tierra siempre había habido dominios extranjeros, salvo cuando el gobierno fue de reinos judíos.
– El liderazgo sionista de entonces, que tenía a su cargo la lucha por la independencia del Estado judío, aceptó la resolución, a pesar de que el terreno que le destinaba el mapa de partición era mayormente infértil. El mundo árabe la rechazó, tanto los árabes locales liderados por el Mufti Hajj Amin el-Husseini como los países de la Liga Árabe. La opción era todo o nada. Con tal de impedir la creación del Estado judío, prefirieron perder la creación del Estado árabe que la resolución les daba, que hoy llamaríamos Estado palestino.
– El mundo árabe no sólo rechazó la resolución 181 sino que tradujo su oposición en ataques militares. Apenas se votó en la ONU, multiplicaron los atentados que ya antes habían comenzado contra comunidades civiles judías en el terreno. Y el 15 de mayo de 1948, apenas se fue el último soldado británico de Palestina, cinco ejércitos árabes atacaron el entonces naciente Estado de Israel, con la promesa de erradicarlo, de impedir que realmente se concrete en el terreno como miembro de la comunidad de naciones. «Esta será una matanza que hará empalidecer la de los mongoles y cruzados», prometió Azzam Pasha, Secretario General de la Liga Árabe.
– El ataque árabe echó por la borda el plan de partición. Las fronteras cambiaron no por «expansionismo» israelí como algunos alegan, sino por la dinámica de siempre en guerras: el atacado responde, intenta avanzar al defenderse y las nuevas fronteras son las líneas de armisticio en las que se detuvieron los combates.
– El ataque árabe no logró vencer a Israel, pero impidió la creación del Estado árabe contemplado por la ONU.
– Esto ocurrió cuando no había ni «territorios ocupados», ni asentamientos, ni derecha en el poder ni Netanyahu. ¿Por qué atacaron entonces los árabes? Para impedir el nacimiento del único Estado judío del mundo.
– Quienes estamos a favor de una convivencia en paz entre israelíes y sus vecinos árabes, incluyendo la separación con los palestinos para que ambas partes vivan en soberanía e independencia, no podemos olvidar la historia. Queremos mirar hacia adelante con visión de futuro, pero sería irresponsable no recordar cómo comenzó todo, mucho antes de los temas que hoy se presentan como razones del conflicto, cuando en realidad, son una consecuencia del mismo.
– Los hechos aquí descriptos no son una interpretación subjetiva de nuestra parte, sino datos históricos. Lamentables datos históricos.
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