Las guerras son indeseables. Sin embargo no hubo siglo en que no se llevó a cabo algún conflicto armado. Lo que sucede es que no faltan pueblos que por naturaleza son guerreros. Como tales, sienten placer en conquistar, destruir y matar. Les aburre vivir en paz y convivir con otros pueblos a quienes odian porque no creen en su mismo Dios, o porque son más ricos debido a que cultivan la tierra en vez de guerrear. Es ese el motivo por el cual muchos pueblos pacíficos se ven en la obligación de distraer la mayor parte de su tiempo y riqueza, en la producción o adquisición de menesteres bélicos que aseguren su existencia.
Este es el caso del Estado de Israel. Son incontables las veces que los países y organizaciones árabes que lo rodean trataron de destruir al país de los judíos. Nunca lo lograron ni lo lograrán. Sin embargo el grupo terrorista Hamas insiste con sus actitudes de violencia. Cada vez sus misiles son de mayor alcance y más destructivos. Es un craso error tener que esperar que un doloroso y grave daño obligue a Israel a terminar de una vez por todas con esas dolorosas provocaciones.
No existe tregua o paz temporaria que cambie la naturaleza guerrera de Hamas. No creo que exista otra solución que no sea su desalojo de la franja de Gaza que es donde ellos se atrincheran. Solo que hay que esperar alguna actitud bélica por parte de Hamas. No es saludable ser los iniciadores de una contienda en momentos de calma.
Excelente oportunidad Israel dejó pasar hace algunas semanas. Como si hubiera sido poco la quema de grandes extensiones de campos, viveros y cultivos, 450 misiles cayeron en 24 horas haciendo estragos en el sur de Israel. Motivo más que suficiente para echar al mar al grupo Hamas, único responsible de esos ataques, y hacer que el pueblo de la franja de Gaza vuelva a ser gobernado por el ala moderada de los palestinos. Su presidente Abu Mazen, no hubiera tenido palabras para agradecer a Israel por el gesto. Ese desalojo sería la apertura de las puertas que conducen a la paz con los palestinos. Hará que la luz de la tranquilidad alumbre por mucho tiempo al pueblo de Israel.
Irán, el país que subvenciona a esa y otras bandas de terroristas, por ahora no constituye un grave inconveniente para Israel. Sus provocaciones solo son insultos y amenazas. En los territorios que lindan con Israel en el norte, trata de fortalecer a su filial, el grupo fundamentalista Hisballah, pero es contenido por esporádicas intervenciones de la aviación israelí.
Israel tiene suficiente fuerzas como para defenderse con éxito en caso de que sea atacado por el país de los ayatolas. Más aún, Israel cuenta con el apoyo casi masivo de occidente y de algunos países musulmanes. Este apoyo se ve incrementado en la actualidad, por el acercamiento de países musulmanes africanos que ven en Irán con su irrefrenable ambición de poderío atómico, a un peligroso enemigo en potencia debido a sus salvajes fantasías de superioridad; y ven en Israel, a un eficaz dique de contención a sus alocadas pretensiones de dominio.
Samuel Auerbach, Natanya, Israel
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