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| viernes noviembre 22, 2024

Malas y “fake” noticias


El Presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció que ha ordenado el comienzo de la retirada de las tropas norteamericanas de Siria y que esta deberá ser completada hasta el mes de abril.

Estas son malas noticias para Israel.

Según Trump, toma la decisión ya que “ISIS ha sido derrotado” y como-explica-los radicales islámicos eran la única razón por la que su administración había decidió estar en Siria, ahora ya se pueden ir. Pues eso es “fake news”. ISIS ha sufrido indudablemente duros golpes y lejos está del poderío que había alcanzado hace unos años, cuando controlaba un territorio (parte de Siria y parte de Irak) equivalente aproximadamente a Gran Bretaña, con 8 millones de ciudadanos a su merced y los cofres llenos. Eso, es cierto, ya terminó. Pero aunque el ISIS de hoy no es ya el temible Califato Islámico que parecía invencible, si tiene en el terreno-según fuentes en el propio Pentágono- unos 30.000 combatientes, no se puede hablar de derrota. Es más: unos minutos antes del anuncio de Trump, fue ISIS que lanzó un ataque en Raqqa, la otrora capital siria de su califato.

La retirada de las tropas norteamericanas deja en manos de Irán y Rusia la decisión sobre el futuro de Siria, pero más que nada, facilita todas las maniobras que puedan planear las fuerzas más radicales.

El analista de seguridad israelí Ron ben Yishai escribió en el portal Ynet que con la retirada se perderá un punto clave, una base norteamericana cercana al triángulo de fronteras Siria-Irak y Jordania desde la que Estados Unidos puede impedir la transferencia de milicias chiitas, misiles y otras armas por tierra desde Irán, vía Irak, a Siria y a manos de Hezballah en Líbano. Al no estar allí las tropas, los esfuerzos iraníes por armar estratégicamente a Hezballah se ven enormemente facilitados, lo cual constituye un golpe duro para Israel en una de sus principales arenas de conflicto.

Cabe recordar que Israel intenta desde hace ya tiempo impedir el establecimiento de bases iraníes en Siria, una ya no tan nueva etapa en los intentos de Teherán de acercarse a la frontera con Israel. Israel ha atacado en numerosas ocasiones-generalmente sin reivindicarlo- blancos iraníes en Siria, cuyo único objetivo era fortalecer una infraestructura armada contra el vecino del sur, Israel.

Asimismo, intenta frustrar envíos de misiles a manos de Hezballah, cada vez que tiene la información de Inteligencia necesaria. La capacidad tecnológica operativa de atacar en forma precisa, es un hecho que se confirma una y otra vez.

Pero es trabajo de hormiga. Irán no cesa sus envíos, Hezballah no cesa sus preparativos para un enfrentamiento futuro, e Israel dedica enormes energías y recursos para frustrar todas estas acciones provocativas. La retirada de Trump no lo ayuda. Lo deja solo en el terreno, mientras el eje del mal-que considera legítimo llamar a la destrucción de un país miembro de la comunidad internacional-seguramente festeja el sorprendente comunicado norteamericano.

Quizás nos estemos apresurando. ¿Se arrepentirá Trump? ¿Serán tantas las presiones de los países árabes sunitas enemigos de Irán, que finalmente decidirá frenar la retirada? Quizás ya sea tarde.

Pero no es así nomás que se recupera el control de un cuarto del territorio de Siria, un país dividido y destrozado.

La retirada, además, abandonaría a los kurdos que han combatido a ISIS con ayuda norteamericana, logrando importantes éxitos operativos. Claro que eso también será una oportunidad para el “Sultán” de Turquía que los considera terroristas, para atacarlos.

Y hay cierta incomodidad al escribir estas líneas. Es que al haber nacido en Sudamérica, donde el “yankees go home” se ganó hace algunas décadas su lugar, podríamos pensar que si hay retiradas, es bueno…En teoría, señal de calma, de nuevas épocas, de un período mejor.

Pero no, no en este caso. No cuando el escenario es Siria, un país destrozado por un régimen asesino de su gente, apoyado, armado y financiado por Irán, ayudado militarmente por Hizbala, todas ellas fuerzas oscuras peligrosas.

Esto lo saben los propios sirios. Entonces…¿Acaso puede olvidarlo Israel?

 
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