Foto: Árabes cristianos en Israel
El video con que encabezamos esta información, muestra escenas registradas en Jordania, donde musulmanes se trepan a un árbol de Navidad instalado en un lugar público por la celebración de Navidad, y tratan de desarmarlo y destruirlo. Son imágenes ofensivas y repudiables.
El mismo tipo de escena insoportable de ver, de Egipto.
Los recibimos de un ciudadano cristiano israelí que nos insiste al respecto: los cristianos todos deberían estar preocupados por lo que acontece con sus pares en diferentes partes del mundo árabe. Nos consta, porque lo hemos visto en las redes sociales, que su crítica es compartida por numerosos cristianos israelíes, tanto quienes se definen como árabes cristianos, como aquellos que sostienen que son «arameos» , como los primeros cristianos de Tierra Santa.
Y su comentario generalizado es de estupor ante quienes, desde diferentes partes del mundo, condenan a Israel presentándolo en términos negativos, mientras es la única democracia de Oriente Medio en la que conviven en libertad distintas comunidades y etnias.
Nazaret, Israel, en Navidad
Los musulmanes siguen demostrando, como lo han hecho infinidad de veces a lo largo de su historia, su incapacidad para convivir con personas ajenas a su credo, al carecer por completo de respecto por aquellos que no participan de él … su espiritu totalitario emerge a la menor ocasion que pueda presentárseles, y bajo cualquier pretexto, como en este preciso caso … llamar «infieles» a los no musulmanes, es ya de por si indicativo, de la arrogancia que les domina e imprime todas sus palabras y actos … Luego vendran a exigirnos a todos los demas, un respecto por las señas identitarias inherentes a su religion, indepedientemente del grado de coercitividad que estas puedan tener para los derechos del resto de los ciudadanos , y a afirmar a quien quiera oirlo, que el islam es una reiligion de paz, tachando de islamófobos a quienes pudieran entenderlo de otra manera…
Son «asi» y no tienen remedio, de modo que una vez prevenidos, solo nos quedan resguardárnos de su perfidia