Una pareja musulmana, la mujer completamente cubierta con el hijab, también la cara, pasó a mi lado en el centro comercial Malha en Jerusalem, empujando el cochecito del bebé. Nadie miró siquiera. Yo sí presté atención porque siempre me fijo en estas escenas que muestran la normalidad del espacio público en Israel, compartido por una variedad de comunidades.
Quise tratar de tomar una foto de frente, pero luego sentí que sería molesto, que eso haría que esta mujer se sintiera incómoda. Y cuando casi renuncio, mientras intentaba acercarme, veo de repente a esta mujer policía acercándose y pasando junto a la pareja musulana. Nadie reaccionó como si hubiera algo raro, ni la policía, ni la pareja. Normal. Genial. Así debe ser
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