Según estadísticas oficiales iraníes, cada año se celebran allí 180.000 matrimonios infantiles. Aparte de los abusos físicos y sexuales que padecen las muchachas forzadas a casarse, muchas de ellas sufren también maltrato psicológico. (Imagen: iStock. La foto es ilustrativa y no es de persona alguna citada en el artículo).
«A los ocho años, mis padres me dijeron que nos sentáramos para tener una seria conversación», dijo Nushin durante la entrevista. «Aún recuerdo cómo le temblaba la voz a mi madre. Me dijo que en dos días iba a ser parte de una bendición religiosa islámica. Mi padre me insistió en que me comportara, en que no montara una escena. Yo estaba confundida, pero confiaba en ellos, en que me estaban diciendo la verdad. Confié en ellos hasta el momento en que me pusieron una alianza en el dedo y me convertí en la esposa de un hombre de 43 años». Nushin, que ahora tiene 19 años, es madre de tres hijos.
Se podría imaginar que sus padres, tan dispuestos a entregar a su hija a este hombre, no habían sido educados o nunca habían tenido contacto con las formas modernas de pensar. Lo cierto es que el padre de Nushin se educó en Europa, y después volvió a su país para trabajar para el régimen.
Nushin dijo que la boda fue «una pesadilla de la que no podía despertar. Entendía que estaba casada, pero no lo que eso significaba». Dijo que fue obligada a mantener relaciones sexuales antes de alcanzar la pubertad. «Cada día me invadía una nueva confusión, nuevos horrores», dijo, mientras se intentaba acostumbrar al rol que se le había obligado a padecer.
Pensé que me llevaban a casa de mi marido porque mis padres me habían castigado por no haberles hecho caso una semana antes, cuando me dijeron que dejara de jugar. Esperaba que, después de eso, que era una tortura, me llevarían de vuelta con mis padres al día siguiente. Pero enseguida resultó obvio que no era un castigo temporal, sino que era para toda la vida.
Se podría pensar que estas cosas pasan rara vez; no es así. Nushin no es una excepción. Los líderes islámicos afirman que los matrimonios infantiles son ahora menos frecuentes en sus países, pero aunque eso fuese cierto, ocurren con demasiada frecuencia como para que hace bastante poco la ONU diera la voz de alarma.
La República Islámica de Irán, por ejemplo, de donde yo soy, se rige por la ley de la sharía; el matrimonio infantil sigue siendo frecuente. Según las últimas estadísticas, confirmadas por Farshid Yazdani, director general y miembro de la junta directiva de la Asociación para la Protección de los Derechos de los Niños, el 24% de todos los matrimonios en Irán son matrimonios infantiles. Quizás –se podría pensar, por todo lo que dicen los líderes islámicos–, es una mejoría, ¿correcto? Falso. En los años anteriores, los matrimonios infantiles –al menos los registrados– estaban por debajo del 10%. Así que en realidad ha habido un aumento de las niñas pequeñas que son obligadas a casarse.
Estas cifras significan que, en Irán, decenas de miles de niñas siguen siendo obligadas a casarse. De hecho, según las estadísticas oficiales iraníes, se producen 180.000 matrimonios infantiles cada año. Como muchas bodas las pueden oficiar jeques chiíes sin tener que registrarlas ante el Gobierno, la cifra no oficial es sin duda mucho más alta; así es como tienen lugar muchos matrimonios de niñas menores de diez años.
Antes de que el partido islamista del ayatolá Ruholá Jomeini llegara al poder en 1979, la edad legal para casarse era de 18 años para las mujeres y 20 para los hombres. Después de que los mulás impusieran la ley de la sharía en Irán y la convirtieran en la incuestionable ley nacional, las autoridades cambiaroninmediatamente la edad legal para casarse a los 9 años para las niñas y a los 13 para los niños. Cuarenta años después, la ley basada en la sharía no ha cambiado. Si de verdad quisiesen poner fin al matrimonio infantil, ¿no tendrían que empezar por ahí?
Además, en 2013, se aprobó una ley en Irán que permite a los hombres casarse con sus hijas adoptadas.
Además del abuso físico y sexual que estas niñitas soportan, muchas también sufren maltrato emocional. Bajo la ley de la sharía, estas niñas pequeñas tienen que acatar completamente los deseos de sus maridos. Los maridos tienen derecho a divorciarse de sus esposas en cualquier momento, pero a ellas no les ampara esa ley. Según el director de la Asociación de Trabajadores Sociales de Irán, Hasán Musavi Chelak, hay más de 24.000 niñas viudas en el país. Estas niñas han pasado por el matrimonio, el trauma y después son abandonadas y se las tienen que arreglar ellas solas.
Algunos novios en estos matrimonios son de mediana edad o mayores. Algunos intentan decir que el motivo del matrimonio es económico: que es la necesidad de dinero lo que lleva a estos padres a concertar matrimonios de sus hijas con hombres mayores. Hay muchos países, sin embargo, donde la pobreza es un problema pero no existen los matrimonios infantiles, o al menos no hasta ese nivel. El motivo de que persista esta plaga es que está sancionada e incluso fomentada por la ley basada en la sharía. Mientras que otros países prohíben ese abuso, esto no ocurre, pero la ley islamista de Irán lo abraza.
La ley de la sharía provee la plataforma, el lenguaje jurídico y la legitimación judicial para que los adultos se casen con niñas menores de diez años, y para que los padres de esas niñas saquen provecho de ello, en términos tanto económicos como religiosos.
Nushin ha sufrido más de lo que la mayoría de la gente podría siquiera entender. Está decidida a lograr el divorcio y a encontrar el modo de criar y mantener a sus tres hijos. Nunca tuvo esa oportunidad a los ocho años, cuando se vendió su niñez. Nunca tuvo opción cuando se quedó embarazada. Ahora, está dispuesta a arriesgarlo todo para ser libre.
Esto no es sólo un problema en los países islamistas. Las niñas en otros países también son vulnerables.
Facebook hizo de salón de subastas para vender a una novia menor en el sur de Sudán el mes pasado, sin ir más lejos.
Suecia, al parecer, también ha empezado a notar un «aumento en las denuncias de matrimonios forzosos e infantiles».
El Banco Mundial calculó el año pasado que la prevalencia de los matrimonios infantiles «sigue siendo demasiado alta. En un conjunto de 25 países sobre el que se realizó un análisis a fondo, al menos una de cada tres mujeres se casó antes de los 18, y una de cada cinco tuvo su primer hijo antes de cumplir los 18».
El matrimonio infantil también prepondera en Estados Unidos, al parecer. Justo este año, Delaware se convirtió en el primer estado en prohibir el matrimonio con menores de 18 años.
Podría resultar difícil de creer que pueda ser legal que un hombre de 70 años se case con una niña de tan sólo 5 años, pero pasa, y seguirá pasando. Salvo que intervenga la comunidad internacional, y en vez de apelar a los líderes islamistas, ejerza presión para que se cambien las leyes, habrá más niñas en riesgo
Traducción del texto original: An 8-Year-Old Bride
Traducido por El Medio
Lo que falta decir acá. Que muchas nenas mueren en su noche de boda