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| miércoles noviembre 6, 2024

Se agrava crisis entre Polonia e Israel por declaraciones israelíes sobre antisemitismo polaco

Queda cancelada por eso la conferencia programada en Jerusalem


 

El Primer Ministro de Polonia Mateusz Morawicki calificó de «racistas» las declaraciones del Canciller adjunto de Israel. (Foto: Wikimedia commons)

No está plenamente claro aún a qué grado de deterioro en las relaciones bilaterales entre Israel y Polonia puede conducir la crisis actual, pero por el momento, la tormenta no amaina sino que va en aumento.  Este lunes, el Primer Ministro de Polonia Mateusz Morawiecki anunció que su país no participará en la conferencia Weisgrad programada para el martes 19 en Jerusalem. Tras haber cancelado su propia participación molesto por declaraciones atribuidas a su par israelí Biniamin Netayahu en relación a la colaboración polaca con los nazis, resolvió que tampoco el Canciller  Jacek Czaputowicz viajará. Y pocas horas después, la República checa anunció que la conferencia queda cancelada.

Antes de decidir al respecto, había exigido una disculpa pública del flamante Canciller adjunto israelí, el ministro Israel Katz, quien consultado sobre la crisis fue especialmente categórico.

“Soy hijo de padres sobrevivientes de la Shoá. Nací y crecí en un moshav de sobrevivientes”, declaró Katz en su primer día en el cargo. “ El recuedo de la Shoá es algo sobre el que no podemos aceptar términos medios. No olvidaremos ni perdonaremos. En diplomacia uno intenta que nadie se ofenda, pero nadie puede cambiar la verdad histórica. Polacos colaboraron con los nazis, sin duda alguna. Es como dijo Itzjak Shamir: mamaron el antisemitismo con la leche de sus madres. No se puede embellecer la historia”.

El Primer Ministro de Polonia calificó las declaraciones de Katz de “escandalosas” y “racistas”. Y finalmente confirmó que su país no participará en la conferencia que iba a reunir en Jerusalem a los jefes de gobierno de Polonia, Hungría, la República Checa y Eslovaquia. Si bien dicho foro no atañe directamente a Israel, era de destacar que esta es la primera vez que se lo convoca fuera de Europa.

La tormenta estalló la semana pasada, durante la participación de Netanyahu en la Conferencia sobre Paz y Seguridad para el Medio Oriente llevada a cabo en Varsovia, bajo los auspicios de Estados Unidos. Al preguntársele a Netanyahu sobre el tema de la cooperación polaca con los nazis-tema que ya provocó serias discusiones cuando meses atrás el Parlamento polaco promulgó una ley polémica sobre el tema- respondió: “Aquí estoy diciendo que polacos cooperaron con los nazis. Conozco la historia y no la blanqueo. Lo menciono”.

A la información que aquí hemos publicado, agregamos a continuación unos párrafos de opinión.

Más allá de la pregunta si era ese el momento y el lugar para tratar el tema, estando en Varsovia, el problema se debe a que el periódico israelí en inglés “The Jerusalem Post” tradujo mal a Netanyahu y le atribuyó haber dicho que “los polacos cooperaron con los nazis”, lo cual se interpretó como una generalización y una acusación a la nación polaca como tal.

La Cancillería polaca llamó a consultas a la embajadora israelí en Varsovia, dejó en claro su molestia y su rechazo de las declaraciones atribuidas al Primer Ministro israelí. La oficina de Netanyahu aclaró que había sido mal citado, que no había dicho “los polacos” sino “polacos”, el Jerusalem Post publicó una rectificación reconociendo su error, pero el daño ya estaba hecho y el Premier polaco dio a entender que esas explicaciones no le alcanzan.

Y ahora se agregó la segunda parte de la crisis, mucho más dura por cierto, por el tono realmente ofensivo de las declaraciones del Canciller adjunto Israel Katz. Y cabe preguntarse si era necesario agravar la situación de este modo.

De fondo, más allá del incidente puntual de esta vez, está la sensibilidad de Polonia respecto a cómo se ve su rol durante la Shoá. De por medio hay hechos históricos  confirmados, en direcciones contrarias.

Por un lado, Polonia fue ocupada por Alemania nazi y víctima de sus crímenes. Partisanos polacos combatieron a los nazis y arriesgaron sus vidas en ello. Además, casi 7.000 polacos fueron reconocidos como Justos entre las Naciones, o sea no judíos que arriesgaron sus vidas para salvar judíos, sin interés ninguno ni espera de recompensa de ningún tipo. Fue el país donde hubo mayor cantidad de Justos, de los  casi 27.000 en total reconocidos como tales, lo cual también se explica por el hecho que Polonia era el país en el que vivía la mayor comunidad judía de Europa, hecho que creó mayor cantidad de oportunidades para actitudes de este tipo.

Pero todos estos elementos no pueden borrar la otra parte de la historia. Los judíos polacos- de los cuales 3 millones murieron en la Shoá- sufrieron duramente del antisemitismo polaco, expresado en muchos casos en forma independiente, por iniciativa propia, no por presión nazi. Diferentes investigaciones ya han confirmado que por lo menos 150.000-200.000 judíos murieron en ataques de polacos, sin relación directa ninguna con los nazis. Esto ocurrió aunque los polacos no fueron incorporados por los nazis al mecanismo del exterminio, a diferencia de lo que hicieron sí con letones, ucranianos y otros. En numerosos casos, polacos echaron a judíos que sobrevivieron y volvieron a sus casas, los asesinaron y se quedaron con sus bienes.

Tienen razón las autoridades polacas y aquellos ciudadanos polacos que rechazan terminantemente el término “campamentos de concentración polacos” o “campamentos de exterminio polacos”, que cada tanto surge en los medios. Los campos eran nazis, construidos y erigidos por la Alemania nazi en el territorio polaco ocupado. Es más: en ellos murieron también presos polacos no judíos.

Pero entre eso y la reacción abiertamente airada  cada vez que alguien recuerda el antisemitismo asesino de ciudadanos polacos durante la Segunda Guerra Mundial, hay una diferencia. En la nación polaca hubo héroes y heroínas a los cuales el pueblo judío debe estar agradecido eternamente. Y hubo quienes saquearon, robaron y mataron por su propia iniciativa, ni siquiera por presión nazi.

Polacos…no “los” polacos. Tanto de uno como de otro lado. Todo esto ocurrió. Son hechos históricos que ya nadie puede cambiar.

A nivel político, Israel debe preguntarse si la crisis actual sirve a alguien.Y si acaso evitar declaraciones como las formuladas por Israel Katz significaba embellecer la historia .

Otra parte del mosaico es que el gobierno actual de Polonia, formado por un partido ultranacionalista de derecha, más que nada en época electoral, no va a “permitirse” transar en el tema de la discusión aún si entiende la verdad histórica planteada por Israel.

 
Comentarios

En Polonia perviven todavia los fantásmas del pasado, y la mala conciencia colectiva, provocada por los progroms cometidos entonces en su suelo sobre la poblacion judia … negarlo solo contribuye a enquistar el malestar, que sucita aún a dia de hoy esta cuestion en su ciudadaniá y clase dirigente …

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