Es difícil comprender, desde afuera, el por qué del cuentagotas defensivo de Israel ante los cohetes procedentes de Gaza. Ni la proximidad de las elecciones, ni el deseo de llamar tibio a lo caliente y aguantar, bajo el pretexto de que lo importante es el norte y la proximidad de Irán con su oscuro socio libanés, aguantar una y otra vez las agresiones provenientes del sur justifican la abstención de una buena sacudida armada .Tampoco se puede decir que Israel tema equivocarse en sus próximos pasos a dar, y empantane aún más la situación. Hay una cierta acefalía en defensa, el primer ministro no hace bien sus labores ni puede hacerlo todo. En estos momentos hasta los egipcios entenderían que el escarmiento de fuego es necesario y la decapitación, parcial o total, de Hamás, una necesidad, aun a riesgo de que durante un tiempo el caos aumente. La destrucción de la casa de MIshmeret y los heridos demuestran que nuestros enemigos afinan su puntería mientras los judíos están entre sorprendidos y desconcertados.
El cuándo y cómo se producirá la reacción pertinente es cuestión de horas. Si no se ajustan bien las cuentas ahora será mucho peor a medida que transcurra el tiempo, de modo que la tesis de emplear la fuerza en Gaza crece y va adquiriendo un perfil poco tranquilizador pero inevitable. La derecha israelí saca más partido de la situación actual que la izquierda o el centro, aunque en cuestiones de defensa la polaridad derecha /izquierda no es demasiado relevante. Por otra parte, la desesperación palestina y en especial la gazatí no ha alcanzado aún su punto álgido como para que Hamás y la Jihad se hayan debilitado, de manera que poner la esperanza en que el desmoronamiento comenzará desde dentro es ilusorio. La palabra clave en este momento sería continuidad de acción, sostener durante días o semanas un ataque selectivo pero tan intenso como para que nuestro enemigo comprenda que podemos descansar pero no estamos dormidos ni anestesiados.
No se puede esperar nada de Europa, excepto un pequeño país aquí otro allá, por lo general más enemigos del Islam que de los judíos. Polonia, Hungría o Rumanía. Nos ladran ahora y seguirán ladrando después. Eso significa que a casi nadie le gustará el despliegue de fuerza israelí pero tampoco nos mostrarán los dientes más de lo que lo han hecho hasta ahora. Habría que llegar a los refugios de los líderes islamistas y minarlos, hacerlos salir de sus escondrijos y acabar con ellos. Sencillamente porque en estos momentos son tan enemigos de Israel como del pueblo al que dicen liderar y cuyas reservas físicas y morarles están agotando día tras día. A la luz del último y destructivo ataque cobra más nitidez la decisión americana sobre el Golán, zona que será, en el futuro, una de las partes más desarrolladas e interesantes de Israel. La ingenua teoría de territorios por paz se está evaporando no porque los judíos calienten el aire sino por causa de los continuos errores de los palestinos, cuya fuerza no suma y cuya sagacidad política está bajo mínimos.
The UN wants to make believe that responsibility for what happens in Gaza is from Israel and not from Hamas.