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| domingo noviembre 17, 2024

El análisis post-electoral del periodista israelí Ben-Dror Yemini

Un buen lugar en el medio.


Cada vez que leemos a Ben-Dror Yemini, sentimos que logra plasmar en sus columnas en Yediot Ahronot  un equilibrio poco común en el análisis de la situación de Israel. Estamos expuestos demasiado a menudo a ideas absolutas de un lado o de otro, entre izquierda y derecha, o entre Israel y sus críticos…o enemigos. Y es bueno saber ver más allá de la propia ideología.

Nos comunicamos con él este viernes para pedirle su análisis de la situación post-electoral en Israel. Pero consideramos que es apropiado compartir primero la respuesta que nos dio en una entrevista años atrás, al preguntarle qué lo había formado en su encare y modo de pensar. Aquel encuentro fue a raíz de la publicación de su exitoso libro “La industria de mentiras”, sobre las falsificaciones de la propaganda anti israelí.

Así nos respondió a aquella pregunta:

“Lo que me formó fue una combinación de experiencias personales y de conciencia política, por lectura y por interés. No sé qué me llevó a ser una persona que no está identificada ni con la derecha ni con la izquierda y hasta se opone a estas definiciones.

Yo fui un activista por la paz, me reuní con Yasser Arafat y con diversos palestinos. Y me dijeron cosas que me chocaron. Es que eran cosas inventadas, que jamás habían ocurrido. Yo estoy a favor de la paz y contra las mentiras. Se los dije a mis colegas en la izquierda y también a los palestinos. Y no reaccionaron bien. Eso me llevó a un camino independiente.

Cuando Arafat pronunció su discurso en Johannesburgo (x), dijo todo lo inverso de lo que queríamos. Y eso encendió en mí luces rojas. Y luego vi claramente el proceso de demonización de Israel. Claro está que Israel puede ser criticado, como cualquier país que está en conflicto. Pero esas no eran críticas sino mentiras. Volvieron los viejos motivos. Así como hubo quienes convirtieron al judío en un demonio, estaban presentando a Israel como un demonio.  Mentiras por doquier. Crítica es una cosa y demonización es otra muy distinta. Yo también tengo críticas. No soy favorable a la política de los gobiernos de Israel en las últimas décadas. Pero eso no convierte a Israel en un monstruo”.

 

(x) El 19 de mayo de 1994, tan solo medio año después de la suscripción de los acuerdos de Oslo con Israel, el entonces jefe de la OLP Yasser Arafat declaró en Johannesburgo, Sudáfrica, que dichos acuerdos son un alto el fuego, hasta la conquista de Jerusalem. Asimismo los equiparó con el acuerdo de paz de Hudaibia que el profeta Mahoma había firmado con la tribu Quraish de La Meca y que canceló dos años después (630) cuando tenía un poderío militar mucho mayor y pudo conquistar a sus otrora adversarios.

A continuación, la entrevista con su análisis post-electoral.

 

P: Ben-Dror, primero en términos generales…¿Cuál es tu impresión después de las elecciones en Israel?

R: Que nada ha cambiado. Si uno analiza los números en cantidad de votos válidos, la diferencia es muy pequeña pero no a favor de la derecha sino al contrario. Esto, hasta el cómputo de los votos de doble sobre (votos observados). Lo que sí ha cambiado es el retorno histórico a los partidos grandes.

P: Algo que debe dar estabilidad al sistema…

R: Sí, en general sí, pero en la práctica ahora no.

P: ¿Porque no van a gobierno de unidad nacional?

R: Así es. Lamentablemente no.

La cúpula del partido opositor israelí Kajol Lavan. Beni Gantz habla. Lo escuchan Moshe Yaalon, Yair Lapid y Gabi Ashkenazi
Beni Gantz habla en reunion de campaña de Kajol Lavan. Lo escuchan Yair Lapid, Moshe Yaalon y Gabi Ashkenazi. (Foto: Sraya Diamant)

 

P: Beni Gantz dice que la cantidad de gente que lo votó, más de un millón de personas, es un mensaje que la gente quiere un cambio.¿Concuerdas?

R: Es cierto. Y te diré que yo también voté “Kajol Lavan”. Sin duda su logro electoral fue muy grande. Yo diría que sustituyeron al partido Avodá, el laborismo histórico.  No se puede llorar demasiado por la derrota de Avodá, porque ahora hay otro partido en su lugar. Beni Gantz viene de un moshav y es  ex General en Tzahal. Más o menos como Rabin. Yo lo veo como el nuevo partido laborista.

P: Pero el partido laborista, aunque algunas cosas cambiaron con el correr de los años, fue siempre y creo que sigue siendo mucho más ideológico que lo que es hoy Kajol Lavan…

R: Ese es justamente el tema. El movimiento histórico de Avoda era un supermercado en su composición. En ese sentido, volvimos a lo de antes. También Kajol Lavan lo es. Es bastante característico de partidos grandes.

P: Y en términos más generales vemos una paulatina desaparición de la izquierda. ¿Estoy exagerando?

R: En realidad es un fenómeno que vemos en muchas partes de Occidente: la izquierda se va debilitando y el centro y la derecha se fortalecen. Austria, Hungría, Eslovaquia, República checa y hasta en Suecia. Allí la izquierda quedó en el poder pero se debilitó. Hace unos meses, de hecho empataron. Y recordemos que Suecia es el modelo de la izquierda europea.

P: Los términos derecha e izquierda se interpretan de una forma en América Latina y de otra en Israel, donde se refieren más que nada a las posturas respecto al conflicto con los palestinos.

R: Es cierto. En términos socio económicos no hay grandes diferencias.

P: En relación a la significativa reducción tan importante de la izquierda ¿Cree que ha jugado en ello un papel el comportamiento de los palestinos, sus políticas?

R: Creo que eso es lo central. Si uno se pregunta por qué la gente ya no quiere votar a partidos de izquierda, creo que la razón principal es lo que ocurrió en Gaza. Eso fue lo principal. Gente que estaba en la izquierda antes se pregunta: ¿vamos a salir de territorios para recibir a cambio a Hamas en Kalkilia? No, eso nadie lo quiere.

P: Recordemos de qué se trata, porque nosotros lo damos por sentado, pero quizás puede haber lectores que no lo sepan. En setiembre del 2005 Israel se retiró completamente de Gush Katif en la Franja de Gaza, desmanteló todos los asentamientos y bases militares, pero el disparo de cohetes desde allí a Israel no sólo no se detuvo sino que se incrementó. Y la gente se pregunta qué pasa si hay retiradas de Cisjordania (Judea y Samaria)…

P: Exacto. Y volviendo al tema de tendencias de izquierda y derecha..yo digo  miren lo que ocurrió en Francia, Bélgica, en otros lados. Fenómenos que hay en Israel, son idénticos a fenómenos que se han dado en Europa. Pero no es Turquía. A menudo tratan de alegar que somos como Turquía, y eso es una mentira. Lo que pasa en Israel es menos que lo que se ve en Italia, pero es parecido, sí. Es lo que pasa en la mayor parte de Europa hoy en día. Dentro de un mes hay elecciones al Parlamento Europeo y está bastante claro que la derecha se fortalecerá. Y veo que están en pánico. Estuve recientemente en Bruselas  invitado por la Unión Europea y noté claramente su preocupación.

P: Allí está relacionado en gran medida a los emigrantes, muchos de ellos de países islámicos.

R: Así es. Pero de hecho es lo mismo. Ahí tienen miedo a los musulmanes. Acá también.

P: Si traducimos la composición de la nueva Knesset en tendencias o características ¿diría que Israel es menos tolerante, más xenófobo, menos dispuesto a negociar la paz?

R: Yo no lo traduciría así. En números, si comparamos con las elecciones anteriores, la derecha bajó en un 0.5%. El centro, que es la izquierda de antes en muchos sentidos, se fortaleció.

¿PROCESO DE PAZ?

P: Si bien no hay certeza de que lo presente, la idea del Presidente Trump era  lanzar su postergado plan de paz, el así llamado “acuerdo del siglo”, después de las elecciones en Israel. Y hay ya elementos en lo al parecer será la futura coalición, que se oponen a que Israel lo trate siquiera, a que debata el plan. ¿Cómo cree que podrá manejar el tema?

R:  Acá tendremos el desafío de poder confirmar si Netanyahu realmente es un mago. ¿Cómo logrará decirle que sí a Trump si a su derecha tiene a Betzalel Smotrich (diputado de la Unión de Derecha) y más a la derecha tiene a Tzipi Hotovely (del Likud)? Ambos apoyan el tema de la Gran Tierra de Israel, la anexión de Judea y Samaria a Israel. La verdad, no sé  cómo responder a esa pregunta. Lo que sí sé es que Netanyahu logra hacer un doble juego, siempre. Y funciona.

P: Y justamente él habló antes de las elecciones de la anexión de partes de Judea y Samaria. ¿Es una idea aplicable o fue una táctica de campaña? En realidad hay una resolución de la Central del Likud al respecto. ¿Pero cree que será sólo una idea que Netanyahu no piensa concretar?

R: Hay aquí un problema, ya que todo lo que Smotrich dice en el primer acto, Netanyahu lo dice en el tercero. Es verdad que éste es un tema preocupante. Espero que no se concrete.

P: Aunque suene medio extraño preguntar ahora qué pasará con el proceso de paz, ya que no hay proceso de paz…Salvo Meretz, nadie habló en esta campaña de un Estado palestino. Kajol Lavan tampoco aunque sí hablaron de separación de los palestinos y de un intento de reanudar el diálogo. El resultado de las elecciones ¿Le parece que pone fin a la posibilidad que las partes  vuelvan a hablar?

R: No, para nada. Ante todo hay que ver qué pasa acá con el plan Trump y qué nos cocina Netanyahu. Además, el apoyo a una idea no depende de si tiene o no ahora mayoría en el gobierno. Una crítica que yo tengo a la izquierda es que sostienen que hay que seguir hablando con los palestinos a pesar de que le dijeron que no a Clinton y le dijeron que no a Olmert y le dijeron que no a John Kerry. Todo el tiempo dijeron que no. Entonces ¿por qué no dicen lo mismo respecto al gobierno de Israel?

P: No estoy segura que entendí el argumento…

R: La izquierda recalca todo el tiempo que hay que hablar con Abu Mazen, aunque Abu Mazen ya dijo cien veces que no. Está bien, me parece bien intentar seguir hablando. Pero entonces  si la derecha israelí dice que no ¿por qué reaccionan tildándola ya de fascista y cosas similares?

P: Entendí. Otra pregunta quizás más a fondo…¿Considera que Netanyahu entiende que Israel debe hallar la forma de llegar a una solución del conflicto con los palestinos?

R: No estoy seguro. En mis conversaciones con él traté de entenderlo pero la verdad es que no tengo certeza al respecto.

 

¿BUENA SEÑAL?

P: En la noche de las elecciones, en su discurso de victoria, Netanyahu dijo “seré el Primer Ministro de todos, de los que me votaron y los que no, de los judíos y no judíos, porque este país es de todos”. O “esta tierra es de todos”. Creo que lo estoy citando casi literal. ¿Le parece que tuvo la intención de cambiar de rumbo y dejar de lado el tono bastante incitador que tuvo durante la campaña? Yo creo que a él no se le “escapan” cosas.

R: No importa si tuvo la intención, sino que lo dijo. Cuando se trata de los líderes, cada palabra cuenta, aunque no haya sido calculada.

P: Como ciudadano ¿Está  preocupado por el resultado de las elecciones?

R: Tal como ya he escrito, yo voté por el centro, Kajol Lavan. No soy ni derecha ni izquierda. Pero no creo que vaya a haber acá ninguna catástrofe. Creo que se exagera mucho en el cuadro que algunos intentan pintar. Esto no es el fin de la democracia israelí. Es una tontería interpretar así el resultado de las elecciones.

EQUILIBRIOS

P: ¿Pero no le parece que hay iniciativas, que por ahora no prosperaron pero que pueden intentar de nuevo, que socavarían el valor de la democracia israelí? Por ejemplo la intención de lo que  se llama en hebreo “piskát hahitgabrút”, o sea un artículo en una de las leyes básicas, que tiene como objetivo permitir a la Knesset volver a promulgar leyes que la Suprema Corte de Justicia declaro inconstitucionales ¿No es nocivo?

R: No. La crítica a la Suprema Corte  yo personalmente considero que es justificada, incluyendo la exigencia de “piskat hahitgabrut”. Tiene lógica porque la Suprema Corte de Israel es la más activista del mundo. No hay ninguna afrenta a la democracia sino un retorno al equilibrio que yo-y también destacados juristas- considero que es el necesario. A mí no me parece algo que socave el valor de la democracia sino que fortalece la democracia. No acepto esas quejas. Mi interpretación es que la izquierda israelí quiso dominar el país a través de la Suprema Corte, pero eso se terminó.

P: Es una afirmación muy fuerte.

R: No es algo que digo yo. Es algo que dicen juristas muy destacados, no sólo gente de derecha. Democracia no es gobierno de los jueces. Alguien se confundió al pensar que sí debe serlo. Es el gobierno de Derecho, no de los jueces de la Suprema Corte.

P: Pero más allá del tema puntual del poder de la Suprema Corte de Justicia, cuando uno oye el tono y contenido de algunas declaraciones de quienes serán diputados en partidos al parecer de la coalición ¿No cabe temer por el equilibrio entre el carácter judío y el carácter democrático de Israel?

R: Siempre es bueno sentir temor, por las dudas. Sí, tengo cierto temor. Espero que sea infundado. Pero hay que ser cautelosos. Pero yo quisiera agregar que a pesar del resultado de las elecciones, que a mí personalmente no me gustan, Israel es una democracia suficientemente fuerte  como para no descarrillarse a lugares a los que no debe llegar.

 

http://www.semanariohebreojai.com/articulo/656

 
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