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| sábado noviembre 16, 2024

Israel: de cara al futuro y de espaldas al desierto

Un santafesino en Israel


I

Más allá de los debates y las imputaciones hay un amplio consenso en admitir que las elecciones pueden correr el amperímetro político un poquito más a la derecha o a la izquierda, pero no más, porque como en todo país desarrollado hay políticas de Estado que en lo fundamental no se modifican con una elección.

II

Comentario en un diario local: “La izquierda de Israel debería hacerse cargo de una buena vez que alrededor del sesenta por ciento de la población de este país vota a dirigentes y a formaciones políticas de derecha y centroderecha. Asimismo la ultraderecha debe hacerse cargo de que la elección de Israel a favor de la democracia y la república es irreversible”.

III

Los kibutz son una realidad en Israel. Se han tenido que adaptar a los nuevos tiempos, a los rigores, beneficios y perjuicios de la competencia, se han modernizado y sus dirigentes han emprendido algunas privatizaciones, pero siguen siendo unidades comunitarias en los que la ética socialista se practica cotidianamente. Amplio debate acerca de los contenidos socialistas de los kibutz o su inevitable deslizamiento hacia sociedades anónimas. Más allá de eso, en Israel alrededor del cuatro por ciento de la población vive en kibutz.

IV

Visito en estos días a dos kibutz en los que hay muchos argentinos y en particular muchos santafesinos, algunos egresados de la Escuela Industrial Superior y que llegaron a Israel en ocasión de la guerra de los seis días. En uno, Jatzerim, viven alrededor de 2500 personas; en otro, Naán, cercano a la ciudad de Rehovot, algo más de mil. El kibutz de Jatzerim está cerca de la ciudad de Beerseva y funciona desde 1946. Se levantó en medio de un desierto que ahora es un vergel. Mesa tendida bajo una galería. Vinos fabricados por Pepo; empanadas hechas por Pande; asado a la parrilla con achuras, vacío y chorizos. Santafesinos que quieren oír hablar de Santa Fe. Están Pepe y Marta, Alberto y Lily, Clara y Beto…

V

Pregunta de una comensal a boca de jarro: ¿Escribiste en el diario que el que ganó las elecciones en Israel es un reaccionario y un hijo de mil putas? Más que una pregunta es una afirmación y casi una imputación. Le respondo que no, que no lo escribí porque no creo que sea exactamente así y porque en mi condición de periodista extranjero yo no puedo calificar a un gobierno elegido por el voto popular con esos términos.

VI

Ahron Yadlin comparte la mesa con nosotros. Tiene noventa y dos años y es uno de los grandes patriarcas de Israel. Hablar con él es ingresar a la historia de Israel por la puerta grande. Laborista, fue diputado, ministro de Rabin, jefe de los kibutz, fundó bibliotecas, salas de teatros y concierto. Ahron estuvo al lado de Moshe Dayan, Ben Gurion, Shimon Peres y los padres fundadores del actual Israel. Su hijo recibió honores de estado por su desempeño en los enfrentamientos bélicos con Irak e Irán. Pelo blanco, cuidadosamente peinado, habla en voz baja, se expresa en hebreo y en inglés. Su memoria es asombrosa.

VII

Viajo a Jerusalén con Eduardo Dusckin. En la ciudad de Modín -alrededor de ochenta mil habitantes- se suma Gabriel Ben Tasgal, también argentino, con más de treinta años de residencia en Israel, periodista, escritor, licenciado en Ciencia Política, editor de la página Hatzad Hasheni y uno de los analistas políticos más informados acerca del conflicto de Medio Oriente.

VIII

Camino a la Ciudad Santa, Gabriel explica algunos de los escenarios que se presenta ante nuestros ojos: la ‘Línea verde’ que delimita los territorios de judíos y palestinos, los controles militares, las disputas con los palestinos por las tierras ocupadas después o como consecuencia de la guerra de 1967.

IX

“Una manera de distinguir la pertenencia de un ciudadano de Israel a la derecha o a la izquierda, consiste en preguntarle si es judío o israelí. Si dice que es judío, lo más probable que sea de derecha; si responde que es israelí, seguramente es de izquierda”, comenta Gabriel. Puede que tenga razón o algo de razón. La discusión de todos modos no es folklórica o turística. Algunos de los temas claves de Medio Oriente se resuelven a partir de una respuesta adecuada a esa pregunta.

X

Un entendimiento político entre Benjamín Gantz y Benjamín Netanyahu podría ser posible sobre la base de algunos acuerdos que ya parecen consensuados: dos estados, dos naciones; el reconocimiento de los palestinos de la existencia de Israel; el inicio de las negociaciones sobre las llamadas tierras ocupadas. Salidas posibles a la paz: El “Plan Olmert” y las tratativas realizadas durante la presidencia de Clinton. En todos los casos se trata de canjes de tierras e indemnizaciones. De todos modos, mientras de un lado y del otro lo religioso se imponga a lo político, será muy difícil arribar a un acuerdo.

XI

Ocurrió hace más de veinte años. Dirigente de Likud chicanea en un programa de televisión a Shimón Peres. Insiste en que los laboristas hicieron cinco guerras, pero los seguidores de Menahem Begin son los que efectivamente firmaron la paz. Peres contesta en el acto: “Pudieron firmar una paz porque nosotros ganamos cinco guerras”. Esa velocidad para dar con la respuesta oportuna, esos reflejos y esa autoridad moral como dirigente es lo que hoy está ausente en la oposición a Bibi

XII

Palabras de un dirigente de Likud: “Una certeza compartida por todos: si los judíos nos desarmamos, nos pasan por arriba; si los árabes bajan las armas, habrá paz”. ¿Hay interlocutores para la paz? Los hay. Dicen que los hay. Dirigentes de Al Fatah ya han manifestado esta deseo, aunque siempre condicionados por el humor religioso de sus bases y la incesante agitación antijudía de Hamas.

XIII

Hamas resiste todo acuerdo de paz y el palestino medio está muy sensibilizado para considerar al judío como un enemigo. El problema de fondo, explica Gabriel, es que la causa de la guerra no es la disputa de territorios, como se cree habitualmente, sino religiosa. Los árabes musulmanes no pueden admitir la existencia de un estado judío y para ellos la condición de judío es esencialmente religiosa.

XIV

Soluciones de paz. Los territorios ocupados en la guerra de 1967 se dividieron en tres zonas. La zona A, es de pertenencia exclusiva de los palestinos e incluye a las grandes ciudades de Cisjordania, empezando por Belén. En la zona B, la seguridad está en manos de Israel, pero la administración civil y política está en manos de los palestinos. La zona C, es la que está en disputa con un detalle: suma el 60 por ciento de los territorios en disputa en la región.

XV

Los “avances” de los colonos se dan en esta zona. No son emprendimientos solitarios. Hay tres grandes bloques: Ariel Barkan, Maale Adumim y Gush Etzion. A esos bloques Israel no está dispuestos a cederlos porque suman miles de personas. Ni siquiera la izquierda sionista admite esa alternativa. La propuesta a negociar es canjear esas tierras por las de Judea. En ese punto, que incluye el debate sobre tasas inmobiliarias, están discutiendo. Se supone que no hay soluciones posibles en el plazo inmediato.

XVI

Gabriel sostiene que en la medida que el petróleo vaya perdiendo importancia en el mundo las condiciones de la paz van a mejorar y, además, mejorará el futuro de Israel. Su experiencia en colonizaciones agrícolas, riego en el desierto y desalinización de las aguas es valiosísima para en futuro. Por otra parte, la situación en Medio Oriente se está modificando aceleradamente. El enemigo de Arabia Saudita y otros países árabes es Irán con su chiismo, sus organizaciones terroristas y su poderío y militar. Ellos han comprendido que los únicos que pueden contener a los misiles de Irán son los israelíes. La iniciativa de firmar una paz razonable con los palestinos pude arrancar desde los propios países árabes interesados en poner fin a un conflicto que a nadie le reporta beneficios.

XVII

Según Gabriel cinco vectores explican la conflictividad interna de Israel: la disputa entre judíos sefaradíes y askenazis; la disputa entre judíos laicos y religiosos; la disputa entre halcones y palomas; la disputa entre derecha e izquierda; la disputa entre partidarios de un estado israelí o un estado judío.

  • Un entendimiento político entre Benjamín Gantz y Benjamín Netanyahu podría ser posible sobre la base de algunos acuerdos que ya parecen consensuados: dos estados, dos naciones; el reconocimiento de los palestinos de la existencia de Israel; el inicio de las negociaciones sobre las llamadas tierras ocupadas.
 
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