Profesor Uzi Rabi
El horror de los atentados del Domingo de Pascua pareció tomar a Sri Lanka y el mundo por sorpresa. Lo que no sorprendió fue la reivindicación de la matanza por parte de DAESH, o sea ISIS.
Para entenderlo debidamente, nada mejor que escuchar a uno de los más destacados expertos en la materia, el Profesor Uzi Rabi, Director del Centro Dayan para el estudio de Medio Oriente y Africa en la Universidad de Tel Aviv. Es difícil. Es preocupante. Da miedo. Pero es ineludible.
P: Profesor Rabi, ahora ya está claro que los atentados de Sri Lanka los perpetró ISIS. De todos modos, si hubiera sido una organización local inspirada en ellos sería lo mismo ¿verdad?
R: Lo que hay que entender acá es que estamos ante un fenómeno viral, endémico. No debemos entenderlo en los términos comunes usados para tratar el tema del terrorismo. Esto es otra cosa. Es amorfo, está en todos lados. Está en el Sinaí, en Yemen, Libia, pero ataca también en otros sitios. Ahora se instalan en el Sudeste asiático, intentan junto al océano Índico y desde allí encender el fuego en otros puntos.
P: Sri Lanka fue el blanco esta vez, circunstancial.
R: No es que tienen algo con Sri Lanka en especial sino que allí encontraron un gran potencial de asestar un golpe terrible justo en la Pascua cristiana, en centros cristianos, creando también una situación de odio al otro, además de dar supuestamente una respuesta a lo que ocurrió el 15 de marzo en Christchurch en Nueva Zelandia en los atentados contra dos mezquitas.
P: Una combinación letal que quiere promover más odio.
R: Exacto. Quieren crear una situación en la que los eventos se encadenan, provocando una guerra entre religiones y culturas. Por eso les sirve un lugar en el cual hay coexistencia pacífica. Es allí donde quieren insertar la semilla del odio y la sangre cargada, para propagarla de allí a muchos otros sitios.
P: Es aterrador escucharlo.
R: Lo sé. A nadie le gusta lo que yo digo. Pero hay que saberlo. Acá el problema central es que introducen al siglo XXI en una ecuación en la que puede pasar cualquier cosa en cualquier lado en cualquier momento. Eso crea un estado sicológico muy duro.
P: Y ellos atacan siempre que tienen oportunidad.
R: Es cierto que la parte técnica tiene su relevancia, pero ello intentan todo el tiempo. Intentan más que nada donde falta conciencia sobre el problema, donde no hay suficiente alerta, donde alguien dice “a mí no me va a pasar”. Y en Sri Lanka el golpe fue durísimo precisamente porque allí hay coexistencia entre distintas religiones, hay movimiento turístico, negocios, economía que se mueve. Todo eso ISIS quiere atacar. Ahora la gente va a decir que allí hay que cuidarse. Y empezarán cristianos, musulmanes, tamiles y otros, cada uno a sospechar del otro.
P: Es lo que quieren, además de matar.
R: Exacto. Su objetivo es especialmente sádico: provocar una guerra entre culturas y religiones. Es el arte de lo macabro. Como dije, a la gente no le gusta lo que yo advierto, pero tenemos que ocuparnos de lo que hay, no de lo que quisiéramos que haya.
P: ¿Y qué se puede hacer?
R: Solamente reducir el fenómeno, lo cual es posible intensificando la cooperación de Inteligencia, logística, operativa. Pero será sólo una reducción parcial. Para que esto desaparezca totalmente, la única opción sería que haya un cambio en la educación y la cultura en los sitios donde los musulmanes crean esta tendencia.
P: Lo escucho y confirmo lo que sentí y pensé apenas Trump proclamó hace unos meses que había terminado con ISIS. Que era, por decirlo delicadamente, un tanto apresurado y prematuro, y que lo central no era el territorio que habían perdido en Siria, sino los cerebros que envenenan.
R: Por supuesto. Aquella declaración fue muy infantil, pensar que el tema de ISIS es territorial. Claro que perder la base territorial y económica es un golpe duro para ISIS pero el mayor invento de la globalización, o sea las plataformas digitales, han permitido una mutación letal que desorienta. No precisa el territorio. Se fortalece igual.
P: O sea que estamos muy lejos de terminar con el fenómeno.
R: Por supuesto. Este fenómeno estará aquí con certeza todo el siglo XXI. Aumentará y continuará golpeando hasta que cambie el estado mental sicológico, cultural y educativo en los lugares en los que esa gente crece.
P: Eso quiere decir que no importa mucho qué haga Occidente.
R: Occidente puede ser una rueda auxiliar, no el motor. Y quien no lo entiende, será golpeado. En este sentido le diré que Israel es uno de los países más seguros del mundo. Está muy entrenado, tiene buena Inteligencia, es sumamente consciente de lo que significa lidiar con desafíos a la seguridad. Quienes creen que con ser políticamente correctos van a llegar a una solución, están absolutamente equivocados.
P: ¿Y Europa?
R: No digo que nada ha cambiado, pero están lejos de la solución. Se dan pasos operativos, hay más conciencia que antes, pero el círculo de odio interno es tan grande, tan incontrolable, que esos pasos son pocos y tardíos.
P: ¿Qué lugar ocupan los argumentos según los cuales lo que sucede hoy es una respuesta al colonialismo occidental en los países del mundo islámico?
R: No digo que no tuvo nada que ver y claro que hay sentimientos negativos contra occidente, pero todo eso es hoy un mero detonante, no el motor de fondo, que es mucho más básico.El problema central es la educación que recibe esa gente, con enfoques distintos, gente muy problemática.
P: Y cada uno puede ser un soldado del horror, aunque los fanáticos de este tipo sean una minoría en el mundo islámico
R: Por supuesto. Pero lo que hay de por medio es una ideología demente que está contra la existencia del otro. Si son sólo un 0.5% en un mundo de 15000 millones de musulmanes, estamos en problemas. No se necesita un pueblo para una matanza como la de Sri Lanka. Alcanzan algunos dementes para dejar un enorme reguero de sangre y mucho odio. Hay que entender que ISIS se lo debe explicar en sus propios términos, no en los occidentales.
P: ¿En qué incidió la pérdida de la base territorial?
R: En el modus operando. Claro que es distinto cuando hay una base y un Estado que dirigir. Eso tiene ventajas y desventajas. Pero cuando todo se esfuma, si bien están las ventajas por lo que se pierde, ideológicamente hay una ventaja .Recordemos que acá tenemos una ideología apocalíptica que entonces va a demostrar “qué fuertes que somos”. Y ahora, sin la base, nadie sabrá “por dónde venimos, con quién trabajamos y dónde golpeamos”.
P: Apocalíptica dice usted, términos absolutos…
R: Exacto. Tienen una concepción mesiánica pero jihadista. Quieren el apocalipsis ahora y cuanto peor está la situación, más se acerca su “redención”.
P: Suena imposible lograr desviarlos de ese camino.
R: No se puede discutir con un cerebro así porque ellos están convencidos que cuanto más hagan ahora, cuanto más golpeen, mejor estarán después. Es producto de una educación distorsionada, de gente que se ve sólo a sí misma, que no aprende sobre los otros, que descarta la existencia del oro. Es la terrible combinación entre la ignorancia y el fanatismo religioso. Es un peligro terrible.
P: Como ciudadano del mundo ¿usted está preocupado?
R: No sé si el término es preocupado. Soy consciente del peligro. Yo no iré al Sinaí como muchos israelíes que creen “a mí no me pasará nada”. Y procuraré no llegar a lugares en los que hay algún monumento cultural importante en días de fiesta en los que hay mucha gente, clásicos para estos ataques. Y en este sentido reitero que Israel es el país más protegido porque hay conciencia de que todo puede pasar.
P: ¿Cómo ve a América Latina en este mapa del horror?
R: En América Latina lo notorio hoy es el esfuerzo de Irán y Hizbala, chiitas, muy fuerte, para instalarse. Pero no tengo duda alguna de que ya ha sido fijado como blanco por ISIS.
P: ¿Cree que pueden juntar esfuerzos?
R: No sé. Pero sé que ISIS ya mira a Sudamérica.
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