Los portavoces jordanos se han expresado con severidad sobre este tema, diciendo que se trata de una línea roja y, como resultado, Jordania reconsiderará todas sus alianzas regionales.
Aunque no han dado ningún detalle se deben tener en cuenta los desarrollos detrás de bastidores con respecto a la gestión del Waqf. Al principio, Jordania llegó a un acuerdo con Mahmoud Abbas sobre un cambio en la administración del Waqf y la inclusión del personal de Fatah. Esta fue una señal a Arabia Saudita de que Jordania y Mahmoud Abbas son los terratenientes de las mezquitas y no permitirán ser expulsados.
Sin embargo, cuando parecía que Jordania y la OLP habían creado un frente unido contra Arabia Saudita, los nuevos socios comenzaron a enfrentarse en relación a quién lideraría realmente la nueva administración de Waqf.
Jordania se encargó de que la adición de altos funcionarios de Fatah no violara el control práctico del Consejo por parte de Jordania, pero la OLP en Ramala pensó de manera diferente. Fuentes en el Este de Jerusalén informan que se está llevando a cabo una guerra total sobre la dirección del nuevo Consejo. Ramala quiere nombrar al mufti jeque Mohammed Hussein, un lealista de Abbas, para dirigir el Consejo. Jordania se opone por completo, y la primera expresión de un cambio en la sociedad con los palestinos fue su oferta a un antiguo enemigo, el jeque Ekrima Sa’id Sabri, para dirigir el Consejo. El jeque Ekrima era una persona no grata en Jordania pero, por primera vez en años, fue invitado a hablar allí y le ofrecieron el puesto.
Las fuentes revelaron que cuando Ramala se enteró las fuerzas de Tanzim-Fatah amenazaron al jeque Ekrima. Este informó a los jordanos que había sido amenazado, lo que le impidió aceptar su oferta. Después de una breve luna de miel, Jordania y Ramala están nuevamente divididas en relación con Jerusalén.
Antes de la reciente cumbre en Túnez, el rey Abdulá [de Jordania] dio un interesante paso. Se reunió con el rey Hassan II de Marruecos, que también es de la dinastía Hachemita, en otras palabras, de la familia de los sharifs [guardianes] que afirman ser descendientes del profeta Mahoma.
Marruecos también está luchando contra elementos wahabistas que rechazan los ritos religiosos islámicos seguidos localmente en los lugares sagrados del país. Atribuye esta presión a Arabia Saudita, y las relaciones entre Marruecos y los saudíes se han enfriado mucho. A partir de esto, los dos reyes hachemíes han identificado un interés conjunto y se están uniendo en contra de lo que atribuyen al plan de Trump y a la fuerte influencia de Arabia Saudita sobre el diseño del plan de los Estados Unidos.
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