Foto: Clinton, Barak y Arafat en Camp David
El Plan de Paz del Presidente Donald Trump, cuyo objetivo es resolver el conflicto entre los árabes palestinos e Israel, parece estar condenado al fracaso, basado en precedentes históricos.
La historia nos ha enseñado que todos los intentos de los Estados Unidos para resolver el conflicto árabe israelí mediante el avance de su propio plan de paz han fracasado.
Desde el Plan Alpha, a mediados de la década de 1950, pasando por el Plan de Rogers en 1969, el Plan de Reagan de 1983 y los parámetros de Clinton en 2000, ninguno ha logrado llegar a la paz.
El Plan Alpha ideado por los Estados Unidos y Gran Bretaña a fines de 1954 instó específicamente a Israel a hacer concesiones territoriales en el Negev, en el sur de Israel. Además, Israel tuvo que aceptar un corredor de tierra en el Negev para conectar Jordania con Egipto. Por último, pero no menos importante, el Plan Alfa instó a Israel a aceptar la entrada de refugiados árabes en su territorio soberano.
Israel declaró que no podía aceptar los términos del Plan Alpha. Egipto, por su parte, se negó a negociar con Israel porque no estaba dispuesto a reconocerlo como un estado soberano.
En 1969, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, William Rogers, adelantó un plan de paz que pedía a Israel que se retirara a los límites existentes antes de la Guerra de los Seis Días de junio de 1967, con modificaciones territoriales menores.
Aunque Israel dejó en claro que estaba listo para negociar con sus vecinos árabes y hacer las paces con ellos, las condiciones que conllevaba el Plan Rogers eran inaceptables, ya que pedían una retirada de Israel a las líneas existentes antes de la Guerra de los Seis Días, con solo cambios menores en la frontera.
Los países árabes, por su parte, rechazaron el Plan Rogers, ya que implicaba el reconocimiento oficial árabe de Israel.
El Plan Reagan de 1983, que fue propuesto por los Estados Unidos a raíz de la Primera Guerra del Líbano, instó a Israel a acordar el establecimiento de una entidad autónoma palestina para vincularse con Jordania. El presidente Ronald Reagan había discutido los términos del plan por adelantado con algunos aliados árabes, pero no con Israel. Israel había sido informado del plan solo unas horas antes que se hiciera público.
Al sentirse traicionado por este tratamiento, Menachem Begin, el Primer Ministro de Israel, le dijo al embajador de Estados Unidos, Samuel Lewis, que Israel no era una república bananera y que no consentiría ser tratado como tal.
El plan de Reagan también fue rechazado por el liderazgo de los árabes palestinos, quienes pensaron que no cumplía con sus exigencias mínimas de un estado palestino independiente en Cisjordania y Gaza, incluida Jerusalén oriental, y el derecho de retorno de los refugiados árabes a Israel .
Los parámetros de Clinton, elaborados por el presidente Bill Clinton a raíz de la fallida Cumbre de Camp David en el año 2000, exigían el establecimiento de un Estado palestino en la mayor parte de Cisjordania y Gaza, dejando a la soberanía israelí los principales bloques de los asentamientos israelíes existentes.. Esto no llevó a un acuerdo de paz entre Israel y la Autoridad Palestina.
Si bien los planes de paz adelantados por los Estados Unidos han fracasado invariablemente, los esfuerzos para mediar han tenido más éxito cuando no se presentan propuestas detalladas de antemano.
Estados Unidos desempeñó con éxito el papel de mediador después de la Guerra de Yom Kippur en 1973. Luego, la Diplomacia de Transbordador del Secretario de Estado Henry Kissinger llevó a tres acuerdos interinos, dos entre Israel y Egipto y uno entre Israel y Siria. Esta hazaña diplomática se logró mediante una mediación de terceros, que no fue precedida por un anuncio público de los Estados Unidos de las condiciones precisas que las partes involucradas debían aceptar.
Lo mismo se aplica al presidente Jimmy Carter, quien en septiembre de 1978, en la Cumbre de Camp David, desempeñó el papel de mediador entre Egipto e Israel. El acuerdo marco de Camp David para la paz, que sentó las bases del acuerdo de paz entre Egipto e Israel, fue el corolario de ese esfuerzo diplomático. Nuevamente, Carter no presentó un plan para la paz ni términos específicos para un acuerdo, pero ayudó a lograrlo al mediar activamente entre los egipcios e israelíes.
Debe destacarse: no todos los esfuerzos en la mediación han tenido éxito, pero cada esfuerzo exitoso de los Estados Unidos para lograr un acuerdo entre Israel y sus vecinos árabes se ha logrado mediante la mediación, sin presentar un plan de paz ni términos detallados para que los acepten.
Sin duda, el destino del Plan de Paz de Trump podría ser diferente. Aún no sabemos qué contiene. Además, la historia puede ser una guía general para el futuro, no necesariamente una cierta brújula. Sin embargo, si la historia tiene algo que ver, las posibilidades que el Plan de Paz de Trump tenga éxito, son escasas.
***Yoav Tenembaum es profesor en el Programa de Estudios de Diplomacia en la Universidad de Tel Aviv. Obtuvo su doctorado en Historia Moderna en la Universidad de Oxford y su maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Cambridge. Hizo su licenciatura en Historia en la Universidad de Tel Aviv. Los artículos de él han sido publicados en varias revistas y periódicos en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, Argentina y otros países. Yoav Tenembaum nació en Argentina y ha vivido en varios países, incluyendo Argentina, Gran Bretaña, Estados Unidos e Israel.
Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron
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