“Si me olvidare de ti ¡OH, Jerusalén!
Mi diestra sea olvidada
Y se pegue mi lengua a mi paladar
Si no recordara a Jerusalén
En mi regocijo”.
Cada día que pasa, los judíos estamos viendo como la mentira se apodera de nuestra Historia y la tergiversa. Pareciera que nunca hubiéramos existido cuando la realidad es que el judaísmo le ha legado al mundo un tesoro espiritual incalculable: la FE en un Dios Único. El monoteísmo salió de los judíos y la palabra del Libro de los Libros también.
Hoy los musulmanes intentan borrar nuestra Historia. Ellos quieren Jerusalén, no por amor sino por honor. Por el simple hecho de arrebatársela a los judíos. Para ello, y como es su costumbre, la forma que tienen de hacerlo es a través de la mentira.
La entrada de Mahoma en Jerusalén, según el Coran, fue un sueño. Nunca estuvo físicamente en Jerusalén ni se menciona que ese viaje que soñara fuera en Jerusalén. La sura del Coran dice que, en un sueño, viajó de la mezquita Mayor a la más lejana. Perfectamente se puede interpretar como la de Medina, que en esa época era la más distante. Pensemos que la Mezquita Al Aqsa fue construida 73 años después de la muerte de Mahoma. Por lo tanto, pensar en que Mahoma estuvo ahí, o lo soñó, es imposible. El no vivía cuando se construyó la mezquita, si no vivía no la pudo soñar. El Islam en vida de Mahoma se limitaba a Arabia Saudita. Y los palestinos se basan en ello para decir que Jerusalén les pertenece y es musulmana. El sueño de Mahoma es una deslegitimación del derecho judío por parte del Waqf.
Nunca fue capital de ningún país árabe, nunca fue nombrada en el Corán, y Mahoma no pudo elevarse al cielo desde la Mezquita de Al Aqsa porque no estaba construida. Todos son inventos de aquellos que, queriendo quedarse con nuestra tierra, hacen de la propaganda y su manipulación un uso permanente y espurio. Nunca le dieron importancia a Jerusalén y durante los años que estuvo bajo gobierno jordano nadie la reclamó.
Un alto funcionario de la Autoridad Palestina, ha dicho, hace pocos días, que el Muro Occidental –Muro de los Lamentos- no tiene ningún significado para el judaísmo y que no existe santidad del muro para los judíos sino que es un santuario musulmán. A todo esto, Estados Unidos condenó el informe y lo rechazo como incorrecto y altamente provocador.
Jerusalén y el Templo son los testimonios mas documentados de nuestra milenaria presencia en la Tierra de Israel. Las excavaciones arqueológicas demuestran fehacientemente que Jerusalén fue judía desde que el Rey David la conquistó. Era una ciudad jebusea. Trozos enteros de muros de palacios con inscripciones en hebreo. Vasijas, cerámicas del Siglo X AEC., del periodo del Rey Salomón, demuestran la presencia del judaísmo mucho antes que se produjera la invasión islámica cuando el califa Omar entró en Jerusalén en el 638 después de la era común. Igualmente siempre hubo judíos en Jerusalén. Son 3300 años de presencia judía, salvo cuando los jordanos echaron a los judíos de Jerusalén: desde 1948 hasta 1967. Fueron diecinueve años en que no hubo judíos allí. No quieren excavaciones. Todas descubren restos del pueblo judío. Los árabes conocen muy bien la Historia pero la falsean.
Jerusalén fue conquistada a los jebuseos por el Rey David y desde que nació fue codiciada y conquistada por numerosos pueblos. Siempre venerada por el pueblo judío, forzado al exilio, “Ciudad de la Paz”, no tuvo Paz. Destruida y reconstruida 17 veces, hoy restaurada y otra vez codiciada por los enemigos de Israel. Es su corazón y su alma. Y, por una cuestión de honor árabe, nos niegan el derecho a ella. Sacarnos Jerusalén es llevarse nuestro corazón. Si ello sucediera, el pueblo judío entraría en depresión y ese seria el peor castigo que podríamos tener. Por ese motivo: el honor, los palestinos pretenden quedarse con nuestra amada ciudad.
Allí estaba el Templo de Jerusalén, ahí Adán ofreció su primer sacrificio a Di-s, también Abraham estuvo dispuesto a ofrecer en sacrificio a su hijo Isaac, Jacob tuvo el sueño de la escalera y ahí está la «Piedra Original» del mundo y el centro del Paraíso. En el Muro Occidental es donde reposa eternamente la Shejiná (El Espíritu Divino).
El Muro es una parte de la pared exterior del patio del Templo. Se encuentra en lo que se llama en hebreo el Har HaBait -Monte del Templo- y los judíos tienen prohibido el acceso al lugar debido a que allí se encontraba el Kodesh HaKodashim o Sanctasantorum, lugar donde estaba el Arca de la Alianza con las Tablas de la Ley de Moisés y donde solo podía entrar el Sumo Sacerdote el día de Iom Kipur, previa ceremonia de purificación. Allí se alza la Mezquita del Domo de la Roca que esta del otro lado del Muro.
El Lic. Samuel Leillen nos dice:
–“ Si por una razón u otra, los judíos llegáramos a ceder en cuanto a nuestras consideraciones sobre Jerusalén, que es lo único y lo mayor, no seremos dignos de ningún respeto ni consideración – según la interpretación árabe – y como consecuencia, un pueblo que no defiende, lucha, protesta y se enfurece por su honor, es un pueblo que no merece consideración y sólo le corresponde la suerte de la persecución, el dolor de la espada y el destino de la desaparición.
De aquí que nuestra lucha por Jerusalén no es sólo por razones históricas, sentimentales o tradicionales. Es un tema de supervivencia”
–“El Kotel existía ya 635 años antes que fuera construida la Mezquita El Aqsa, inaugurada en el año 705 DC. (Después de la muerte de Mahoma en el 632….). Desde el siglo XII se permitió allí el rito judío, convirtiéndose en el segundo lugar en importancia para la santificación judía, después del Monte del Templo. En el siglo XVI, al establecerse el Imperio Otomano, el Sultán turco Solimán el Magnífico ordenó diseñar en forma apropiada el lugar para el rezo de los judíos y formalizó el derecho de los judíos de elevar allí sus plegarias.”
-En todos los períodos de su dominio sobre Jerusalén (638-1099, hasta la llegada de los Cruzados; 1187-1917, hasta la llegada de los ingleses; 1948-1967, hasta la reunificación de la ciudad por los israelíes), los musulmanes jamás rezaron junto al Kotel, si bien construyeron una mezquita en su extremo sur. Tampoco lo incluyeron en las guías de turismo que publicaron en 1914, 1965 y 1990.
Cada religión administra su sector, inclusive los musulmanes, pero la soberanía es israelí. Y, ni siquiera Rabin, que fue uno de nuestros más grandes pacifistas, hablaba de entregar ni un centímetro de Jerusalén. Jerusalén permanecería unida como Capital Eterna de Israel.
Ana Jerozolimski nos dice: –“Los territorios que Israel anexó a Jerusalén tras la guerra de junio de 1967, no son “territorios palestinos ocupados”… “Nunca estuvieron bajo soberanía palestina, porque nunca hubo un Estado palestino independiente”.
Jerusalén es un punto clave en las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos y todos los días salen mentiras nuevas para deslegitimar la presencia judía en Jerusalén. Por Jerusalén han dado la vida muchos de nuestros hijos y hermanos. Jerusalén pasó hambre y bloqueo y aun así nunca hemos desistido de ella. Cuando el Monte Scopus estaba rodeado y amenazado por los jordanos, los judíos “inventaban” el camino de Birmania, al borde del precipicio y lleno de peligros, por donde pasaba, a duras penas, un camión que llevaba alimentos a los que estaban defendiendo el único bastión que quedaba con judíos en Jerusalén Oriental. Jerusalén, limpia étnicamente de judíos desde 1948 a 1967, atacada con pogromos e intifadas, sigue en pie reunificada, restaurada y reconstruida.
Dice Elliot Green sobre la tumba de Shimon HaTzadik y los refugiados judíos:
–“Durante diciembre de 1947, el tránsito judío era atacado en el camino del Monte Scopus, al igual que Shimon HaTzadik y los barrios judíos aledaños, Nahalat Shimon, Siebenbergen Houses, etc. Después de horas de intenso ataque, el 29 de diciembre las familias judías huyeron del barrio, aunque algunos permanecieron varios días más.”
“El Palestina Post informó, el 4 de enero 1948, que los judíos estaban huyendo de Shimon HaTzadik y otras áreas. Las tropas británicas ayudaron a inducir el éxodo desarmando a los judíos del barrio. Por lo tanto, los judíos fueron los primeros refugiados de guerra en el país que no pudieron ir a casa después de la guerra (judíos también huyeron, en diciembre de 1947, de partes de Jaffa y del sur de Tel Aviv, pero pudieron volver después de la guerra”-.
Mientras los palestinos no muestren su voluntad de dar sus derechos a los judíos, dejen de mentir y falsear la Historia y acepten los derechos del judaísmo sobre Jerusalén Oriental, la negociación será muy difícil de concretar. Sumado a eso, las últimas encuestas serias, (Estados Unidos se encargo de ello), muestran la voluntad de los palestinos jerosolimitanos de vivir bajo soberanía israelí. Los líderes lo saben y es otras de las trabas para la negociación que defiende la postura israelí. Muchos palestinos dicen que si se divide la ciudad se mudaran al sector israelí.
Y yo me pregunto, viendo la puja por la Ciudad Vieja, de tan solo un kilómetro cuadrado y 35.000 habitantes: ¿Cómo los gobernantes de los países que hablan de delimitar nuestras fronteras al ’67, (que no son fronteras sino líneas de armisticio), pretenden que algún gobierno israelí abandone el Muro Occidental o Muro de los Lamentos, la Universidad Hebrea en el Monte Scopus que los árabes nunca lograron ocupar, la Colina Francesa o Ramat Eshkol? ¿Volveríamos a aceptar la limpieza étnica anterior al ’67? ¿Y si Hamas toma el poder en Cisjordania como paso en Gaza? No tenemos garantías que no sucederá ante el poder frágil de Mahmoud Abbas.
Israel debe estar alerta permanentemente. Seguimos rodeados de enemigos. Anoche en Egipto, con quien firmamos la paz y le costo la vida a Anwar El-Sadat, hubo turbas instigadas por la Hermandad Musulmana. Israel no tiene garantías de paz. Los radicales islámicos están al acecho para convertir un mundo libre en un mundo sometido, lleno de autoritarismos, regido por la ley de la sharia.
Y nosotros volvimos,… y la reconstruimos… y la restauramos. La dejamos tan hermosa que contrasta con la destrucción y los establos jordanos que encontramos en 1967. Jerusalén pertenece a todos los judíos del mundo. La amamos, la veneramos y la defenderemos. Y como dijo Nehemias: “Vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén”
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