David Banai trabajó muchos años como Contador en la Agencia Judía. Hace años que está jubilado. Afortunadamente, a sus 90 años, se halla en muy buen estado de salud y es absolutamente independiente.
Tiene 2 hijos varones y 5 nietos.
Este es su testimonio.
“Yo era lisiado de la guerra de Independencia.En 1948 había resultado herido grave en el barrio judío de la Ciudad Vieja de Jerusalem y estuve medio año como prisionero de guerra en Jordania. Eso lo tenía muy en mente también cuando empezó la guerra de los Seis Días.
Sentíamos una gran preocupación por las amenazas que llegaban de todo el mundo árabe, contra Israel. La atmósfera general era muy tensa.Yo trataba de que eso no se sintiera en casa porque los niños eran pequeños, de 3 y 4 años. No sabíamos qué iba a pasar.
Nosotros no teníamos televisión, pero quienes sí tenían contaban lo que veían, cuán amenazante parecía todo lo que se informaba, de los árabes armados en la frontera. Sentíamos que el Estado de Israel vivía un gran peligro y que el riesgo era a la existencia misma de Israel.
Pero dado que yo ya había participado en una guerra, la más difícil de todas, la guerra de Independencia en la que no teníamos nada y en la que ganamos por nuestro espíritu, yo sentía que también esta vez las cosas irían bien.
Yo trabajaba en la Agencia Judía.Todo el mundo hablaba sobre qué sucedería. Había entre nosotros algunos funcionarios que eran sobrevivientes del Holocausto. Uno de ellos decía :”Ya vi por televisión todas las armas que los árabes juntaron. Este es el fin del pueblo judío también en la tierra de Israel”. Casi lloraba. Yo le dije: “No tengo información sobre qué preparó nuestro ejército y cómo están preparadas nuestras tropas, pero me parece claro que se está tratando de desarmar ese plan de ofensiva. No tenemos intención de atacar a Siria, contrariamente a lo que dicen, así que no tiene por qué estallar una guerra.Pero si pasa, estoy seguro que habrá sorpresas”.
Cuando estalló la guerra, al principio no sabíamos nada de lo que estaba pasando.Cuando la Legion Arabe, de Jordania, empezó a atacar Jerusalem, estábamos en el refugio.Aviones nuestros empezaron a bombardear las posiciones meridionales de la Legion, muy cerca de donde vivo hoy. En 24 horas la Legión se desmoronó.Yo saqué del refugio a mis dos hijos chicos y los llevé a que vean desde lejos una posición de artillería de nuestro ejército, y les aclaré que no deben temer, que esa posición es nuestra. Los vecinos estaban enojados conmigo porque había salido con los niños.
Seis días después, la gente andaba sonriente . Recién ahí entendimos que la victoria era impresionante. Recién ahí vimos en los diarios las fotos que los soldados egipcios que tanto nos habían amenazado, huían descalzos. Pocos días antes habíamos vivido una angustia enorme y ahora podíamos festejar .Y eso se sentía en todos lados.La gente hablaba en casa, en el trabajo, en la calle, en el ómnibus, que habíamos ganado”.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.