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| domingo diciembre 22, 2024

Flores en lugar de banderas. Una iniciativa singular.

Gadi Gvariahu, fundador de "Tag Meir": No a "provocaciones". Fotos: Yosi Zamir


La organización “Tag Meir” no se cansa ni se rinde. Cada vez que ocurre algo que consideran  no aporta la convivencia pacífica entre judíos y árabes, sea quien sea el responsable de la violencia, se hacen presentes. Para condenar, para consolar, para decir “así no”.

Hemos ido con ellos hace algunos meses a una visita de duelo a la casa de la familia de Aisha a-Rabbi, una mujer palestina que murió a causa de una pedrada hacia el automóvil en el que viajaba con su familia, por la cual fueron detenidos jóvenes judíos de un asentamiento cercano. Vimos el grupo variado, multifacético en cuanto a orígenes- religiosos y laicos, judíos ortodoxos, conservadores y reformistas- que se molesta en dedicar horas a esas iniciativas, para tratar de aportar a una realidad mejor.

Cuando un comerciante árabe en la Ciudad Vieja de Jerusalem fue atacado por un extremista judío, fueron a visitarlo. Cuando fue asesinada Ori Ansbacher por el palestino Arafat Arfaíe en Jerusalem, fueron a la casa a dar condolencias a los padres de la joven judía. Cuando palestinos quemaron una sinagoga en un puesto no autorizado en Gush Etzion, fueron a visitar a los habitantes judíos y les llevaron libros de oración.

Y este domingo, pocas horas antes del comienzo de la tradicional “Danza de las banderas” que en celebración de la reunificación de Jerusalem llevan a cabo decenas de miles de jóvenes judíos, se adelantaron a hacerse presentes en el barrio musulmán por el que sabían que pasarían, para entregar flores. ¿Por qué? Porque saben de incidentes desagradables que ocurren siempre, todos los años, en dicho evento. Y querían mostrar que las cosas pueden ser diferentes.

Esta vez no pudimos acompañar a Gadi y su grupo a la “Marcha de las Flores”. Pero conversamos con él apenas terminó.

 

P: Gadi ¿cómo pasó vuestra iniciativa esta vez?

R: Fue muy buena. Este fue el quinto año consecutivo que lo hacemos, cada año se suma más gente y cada año repartimos más flores. Era interesante ver las reacciones de la gente, también de los judíos que nos preguntan a quién repartimos flores y cuando les decimos “a ti”, se sonríen y agradecen. Seguramente pensamos que somos alguna organización de izquierdistas locos que van a dar flores sólo a los árabes. Pero tal como anunciamos de antemano, nuestras flores son para todos, en pro de la convivencia en paz.

 

Miembros de Tag Meir antes de partir hacia la Ciudad Vieja de Jerusalem a entregar flores en señal de paz
Miembros de Tag Meir antes de partir hacia la Ciudad Vieja de Jerusalem a entregar flores en señal de paz. Gadi Gvariahu está de camisa blanca, lleva lentes, en las filas de adelante, a la derecha del centro.

 

P: Aunque claro que el motivo central de vuestra iniciativa era sí repartir flores a los árabes, como contrapeso a la “Danza de las banderas” que comenzaba poco después , por el Día de Jerusalem.

R : Por supuesto. Consideramos que hay que hallar la forma de celebrar el Día de Jerusalem de otra forma. No hay por qué provocar a los palestinos. Nuestra alegría no debe ir de la mano de eventos en los que se frustra y enoja a los palestinos. Está de más y no es necesario. Para la marcha de las banderas, se cierra la Ciudad Vieja, el mercado no puede funcionar, lo cual es especialmente grave este año porque coincidió con Ramadan, justo a la hora de los últimos preparativos antes de la cena musulmana de fin del ayuno. No es bueno para nada. No aporta, no sirve, no agrega nada.

Jóvenes participantes en la Danza de las Banderas
Jóvenes participantes en la Danza de las Banderas

 

P: Veamos también la otra cara. Está por terminar el Ramadan y durante todo el mes, tanto la policía israelí como la municipalidad, se salieron de sí realmente para facilitar las cosas a la multitud de musulmanes que va a orar en las mezquitas. Me pasó personalmente que un viernes me tuve que desviar de mi camino y hacer una vuelta muy grande, porque la policía había cerrado una calle central de Jerusalem, Derej Hebron, por la que yo viajaba, para no afectar el tránsito de los ómnibus que trasladaban a los musulmanes a las mezquitas. Esta vez se cerró el mercado para esa marcha de las banderas, pero todo el mes se cerraron muchas calles para no molestar el flujo de musulmanes a las mezquitas.

R: Está perfecto, no yo digo que estamos haciendo cosas malas todo el tiempo. Me refiero al tema puntual de la marcha de las banderas. Creo que no tenemos sensibilidad al respecto. Es un evento que no aporta nada. Los niños que participan-son eso, niños, adolescentes, en su enorme mayoría- pasan con las banderas de Israel por el barrio musulmán, algunos golpean con los palos de las banderas en las persianas de los negocios cerrados, no es agradable. Por eso nosotros nos adelantamos con las flores de la paz.

 

 

P: ¿Y qué les decían los árabes?

R: A algunos les gusta y a otros no. Algunos nos dicen que para ellos es lo mismo, que unos pasan con banderas y otros con flores, pero  es lo mismo. Pero muchos nos dijeron que es bueno que vamos, que es importante saber que hay una voz judía diferente.

P: Una pregunta, más allá del evento de este domingo. ¿Qué es para ti el Día de Jerusalem?

R: Para mí es un día muy emocionante. Recuerdo bien de niño la guerra del 67. Yo tenía 11 años. Es emocionante pensar cómo estaba Jerusalem en aquel entonces y cómo está hoy. Además, yo soy octava generación en Jerusalem. Tengo un nieto que es décima generación. El abuelo del abuelo de mi abuela, llegó a la tierra de Israel en 1809, proveniente de Galitzia, Polonia.

P: Tú eres religioso, de un hogar religioso. ¿Recuerdas si en tu casa se hablaba antes del 67 de la imposiblidad de ver el Kotel, el Muro de los Lamentos?

R: Claro. Recuerdo que antes de la guerra de los Seis Días íbamos al Monte Tzion y mis padres me decían “por allí, más abajo, está el Kotel”. Claro que al Kotel mismo no lo podíamos ni ver, pero me decían “ves el Domo de la Roca..al lado, más abajo, está el Kotel”. Y recuerdo cómo en Shavuot, después de la guerra, fuimos caminando al Kotel. Yo crecí en Jerusalem. Todo esto me significa mucho.

Y al mismo tiempo tengo presente que para un alto porcentaje de la población de Jerusalem, este día es su tragedia. Nuestra alegría es su tragedia. Y creo que tenemos que tomarlo en cuenta. Digamos la verdad: no osaríamos hacer una marcha de banderas en medio del barrio ultraortodoxo de Mea Shearim en Iom Haatzmaut porque entendemos que no son sionistas y que lo verían como provocación.

P: Gadi, no es lo mismo. Se pasa por la Ciudad Vieja porque a raíz de la división de Jerusalem impuesta por la guerra árabe contra Israel en 1948, esa zona quedó del lado jordano, y no se permitía a los judíos, como bien recordaste recién, ni siquiera acercarse al Muro de los Lamentos.

R: Yo no digo que no hay que llegar a la Ciudad Vieja. Digo que no hay por qué pasar por el barrio musulmán. Es innecesario. Se pude entrar a la Ciudad Vieja por la puerta de Sion, inclusive por la puerta de Iafo. No hay por qué entrar por el barrio musulmán y menos que menos este año que cayó en Ramadan, cerrando el mercado central que es la vida de la gente que vive allí. Se puede ir con todas las banderas por la puerta de Sion y eso no molestaría a nadie. Tal como se lo hace ahora, solamente se acumula enemigos.

La situación en la que entre 40 y 60 mil niños, adolescentes, algunos de los cuales ven árabes por primera vez, con las banderas, no aporta nada, aunque los árabes no entiendan algunas de las canciones que cantan. Yo no digo que son todos. Pero basta con que el 5% provoque para que esto sea nocivo.

Claro que los organizadores del evento dicen que es algo hermoso. Pero si molestan a la gente, si golpean las persianas de los negocios cerrados, y los comerciantes viven arriba con sus familias y oyen eso, no es agradable. Rabi Akiva ya lo dijo: No hagas a otros lo que odias que te hagan a ti. Ese es el resumen básico de la  Torá.

P: Pocas horas antes de vuestra marcha de las flores, hubo disturbios en el Monte del Templo. El problema de fondo es que los musulmanes no reconocen el vínculo judío con el lugar y ven en cada visita una provocación.

R: El tema es que el Monte del Templo es el lugar más delicado. Eso es para los musulmanes, lo que el Santo Sepulcro para los cristianos. Si se mueve algo fuera de lugar, la gente se enloquece. Nuestro rol es ser inteligentes. ¿Acaso lo principal es tener la razón o saber actuar con sabiduría?

P: Está claro que la mayor cantidad de visitas de judíos al monte, preocupa los musulmanes. Pero quienes violan todo el tiempo el status quo son ellos. Hace pocos meses, recordemos, abrieron una estructura que estaba cerrada por orden judicial en la zona de la puerta de la Misericordia, Shaar HaRajamim, para convertirla en la mezquita. Chocaron con la policía. Y al final la policía desistió porque para impedirlo habría tenido que recurrir a tanta fuerza que decidieron al parecer que sería contraproducente. Y otra vez fijaron hechos consumados.

R: Por eso mismo yo creo que hay que sentarse todos juntos, autoridades israelíes, jordanos, palestinos, en un Consejo Religioso Conjunto, y definir de modo muy claro qué pasa, qué se hace en el lugar. Algo parecido a lo que se hizo en la Tumba de los Patriarcas en Hebron luego del asesinato de fieles musulmanes que oraban allí, a manos de un judío. Se repartieron horarios, días, se tomaron decisiones muy concretas y todo funciona muy ordenado. Hay que tomar en cuenta que el Monte del Templo es el único tema que puede unir a 1500 millones de musulmanes del mundo. Ya ha habido algunos locos que intentaron volarlo. Por suerte no lo lograron.

 

P: Te planteo una pregunta que creo que es clave, aunque yo personalmente no soy religiosa. ¿No es frustrante que el sitio considerado más sagrado para el judaísmo, esté vedado a los judíos porque los musulmanes no reconocen hoy su vínculo con el lugar? Recordemos que los que quieren subir, no piden orar dentro de las mezquitas sino afuera. O solamente visitar.

R: Recordemos que según la Halajá, la línea mayoritaria en el judaísmo es que no se puede subir al Monte del Templo.

P: Cierto, porque se teme profanar el sitio en el que se hallaba el Kodesh HaKodashim, el lugar dentro del Templo sagrado, en el que estaba el Arca, cuya ubicación exacta se desconoce.

R: La enorme mayoría de los rabinos se oponen a subir. El Rabinato Central de Israel se opone. Los haredim se oponen. También Merkaz HaRav. También el Gran Rabino Kuk se oponía. Los que quieren alentar a los judíos a los que suban son algunos rabinos extremistas nacionalistas. Pero hay que pensar muy bien. Cuando permitieron hoy que suban 100 judíos….

P: Este domingo subieron 1162.

R: Tampoco 1162 justifican el riesgo de lo que puede pasar.

P: Pero prohibir que suban es ceder a las presiones musulmanas, que no reconocen el derecho judío.

R: Hay que ser sumamente estrictos en el mantenimiento del status quo. Para ambas partes. A mí no me frustra nada no subir. ¿Por 1162 judíos que quisieron subir hoy hay que poner en riesgo a Israel? Eso es combustible para los dementes que quisieran incendiar el lugar. Cuanto más problemas, más contentos están todos los extremistas . Tanto Hamas como nuestros locos. Es cierto que nosotros no tenemos tantos como ellos, pero tenemos suficientes.

P: Seguramente se habrán topado con judíos que les increpan que se preocupan demasiado por lo que sienten los árabes.

R: Nosotros actuamos contra el extremismo de cualquier lado. Conozco sí, claro, esos argumentos, pero la verdad es que actuamos en pro de la convivencia en paz, del mutuo respeto, siempre, sea quien sea el afectado.

Cuando fue violada la lápida recordatoria de la familia Henkin asesinada por terroristas, nosotros fuimos a colocar flores en el lugar, junto al asentamiento de Itamar. Ninguna otra organización se hizo presente. Sólo Tag Meir . Cuando en un puesto ilegal en Gush Etzion les quemaron la sinagoga, nosotros fuimos los únicos en ir y llevarles libros de oración, Sidur. Nadie más fue. Tampoco organizaciones de derecha.

Estamos contra todos los crímenes de odio, sea quien sea la víctima.

Nosotros , mi familia, somos amigos de Shaula Frenkel, la abuela de Naftali, uno de los tres chicos secuestrados y asesinados por Hamas en el 2014. Fuimos a darle nuestro pésame. Pero habríamos ido como organización aunque no los conociera personalmente.

Lo mismo a la casa de Mijal Salomon que perdió en el 2017 a su esposo Elad y otros dos familiares en el atentado en la casa de la familia en Halamish un viernes de noche . Su abuelo va a la misma sinagoga en la que yo rezo. Pero habría ido aunque no conociera al abuelo.

Claro que condenamos categóricamente toda violencia contra judíos. La pregunta es si alguien tiene fuerza de consolar también al otro lado. No es extraño que condenemos ataques de árabes contra judíos. ¡Por supuesto que los condenamos! No sólo en palabras.  Recordarás que cuando fue asesinada la jovencita Ori Ansbacher, fuimos a presentar nuestras condolencias a la familia. Y también vinieron con nosotros unos palestinos que quisieron expresar su repudio al asesinato. El ex diputado Arie Eldad nos criticó diciendo que “nos aprovechamos del dolor de la muerte, para tener un titular en el diario”. Es increíble. Si no van palestinos, está mal que no van. Y si van, dicen que los usamos para tener un titular.

El que busca qué criticar en lugar de pensar en el significado profundo de lo que hacemos, siempre encontrará la vuelta.

Nosotros seguiremos en nuestro camino, seguros de que es el correcto.

P: Les deseo que no tengan razones para estar ocupados.

R: Que así sea.

 

http://www.semanariohebreojai.com/articulo/903

 
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