Aharón recibe la orden de encender las velas de la Menorá (candelabro de siete brazos), y la tribu de Leví es iniciada en el servicio en el Santuario.
Un «Segundo Pesaj» es instituido en respuesta a la petición de «¿Por qué seremos desfavorecidos?» elevada por un grupo de judíos que no pudieron ofrendar el sacrificio pascual en el momento adecuado por haber estado ritualmente impuros. Di-s instruye a Moshé sobre los procedimientos para los viajes y campamentos de Israel en el desierto, y la gente viaja en formación desde el Monte Sinaí, donde habían acampado cerca de un año.
El pueblo está insatisfecho con el «pan del cielo» (el maná) y demanda que Moshé les provea carne. Moshé designa 70 ancianos, a quienes transfiere de su propio espíritu, para asistirlo con la carga de gobernar al pueblo. Miriam habla negativamente de Moshé y es castigada con tzaráat – una especie de lepra; Moshé ora por su curación y toda la comunidad espera siete días para su recuperación.
TODOS SOMOS AARON
Según nuestros Sabios la luz de la Menorá llegaba a todos los rincones de Jerusalén, y aun más allá. Y fueron Aarón y sus descendientes los encargados de la tarea.
Hoy no tenemos la Menorá, pero la tarea encomendada a Aarón y sus hijos sigue en pie. Con una ligera variante. Todos nosotros somos Aarón y sus hijos y debemos encender nuestra Menorá para llevar luz a este mundo sumergido en las tinieblas
Si señores ¡¡¡TODOS SOMOS AARON!!!
¿Dolor o privilegio?
Por Yossy Goldman
Está bien, debemos admitirlo. Nadie sabe cómo hubiera reaccionado si hubiese estado en la piel de los judíos que anduvieron por el desierto. Resulta fácil criticar su falta de fe en Di-s y el hostigamiento constante hacia Moshé. Incluso cuando Di-s les brindaba los milagros más increíbles –pan del cielo y agua de las piedras– estaban muy ocupados lamentándose por sus penurias a lo largo del camino. Pero, ¿nosotros hubiéramos actuado distinto? Quién sabe. ¿Acaso es fácil vivir en el desierto, incluso con todos los milagros que nos muestra la Biblia?
Podemos decir que esto depende en gran parte de la actitud que adopten las personas y de las perspectivas de vida que tengan.
Hace poco, oí una reflexión muy profunda del Rabí Moshé Feinstein, una de las autoridades más sobresalientes de la ley judía de nuestros tiempos (falleció en 1986). Hablaba de las generaciones de judíos inmigrantes de Estados Unidos que dieron origen a lo que luego se conoció como la “generación perdida”. ¿Cuál fue el motivo por el cual los hijos de padres religiosos, o al menos tradicionalistas, se alejaron tanto del judaísmo que habían vivido en sus hogares? Rabí Moshé sostiene que esto puede resumirse en una simple cuestión de actitud. Esos padres, ¿les transmitieron el judaísmo a sus hijos como una carga o como una dicha, como algo placentero o como algo doloroso?
Acaso esos niños escuchaban en sus hogares: “¡Oh, qué difícil que es ser judío!” o “¡Ah, qué bueno es ser judío!”. En aquel momento, ser judío en Estados Unidos, ¿era algo tedioso o algo para celebrar? Dependiendo de si crecían escuchando que el judaísmo era una carga o un privilegio, esos niños elegían embarcarse alegremente en la vida judía o escapar de ella tan rápido como les fuera posible. Según Rabí Moshé, de eso dependía el éxito o el fracaso de toda una generación.
De hecho, sabemos de muchos judíos que sobrevivieron al Holocausto sentían que el ser judío representaba una sentencia de muerte, Di-s no lo permita, a causa de la horrible experiencia que habían tenido que atravesar. Hubo quienes decidieron alejarse lo más posible de Europa. Muchos se dirigieron a Australia y se convirtieron en “judíos anónimos”. Algunos incluso nunca les contaron a sus hijos que eran judíos.
Por este motivo, el ex gran rabino del Reino Unido, Rabí Immanuel Jacobowitz, sostenía que si bien era importante enseñar acerca del Holocausto, existía un peligro oculto en hacer demasiado hincapié en el tema en las escuelas judías. Queremos que los niños perciban el judaísmo como una bendición, no como una maldición. Nuestra práctica judía no debe ser oscura y depresiva, sino alegre y regocijante.
Recuerdo una discusión que tuve con un grupo de empresarios hace un par de años cuando trataba de compaginar una presentación para promocionar nuestras instituciones locales. Intentábamos encontrar una imagen particularmente poderosa. Un doctor de renombre sugirió que, para él, la imagen más significativa dentro de la vida judía era la del Rebe caminando en dirección a la casa de luto cargado de su bolso con libros de rezos. Puede que para él esa imagen fuera muy poderosa, pero para mí, como rabino, me parecía un tanto deprimente. ¿Acaso soy el ángel de la muerte?
Los judíos en el desierto tenían sus propios problemas. Debemos intentar aprender de sus errores y ser más fieles al liderazgo de Moshé en nuestros tiempos. Pero más allá de eso, no debemos quejarnos y lamentarnos por los desafíos de la vida judía. Nuestro deber es transmitirles a nuestros niños la felicidad y el regocijo del judaísmo. Sólo entonces, Di-s mediante, abrazarán el judaísmo durante muchas generaciones por venir. (www.es.chabad.org)
¿Para qué queremos lo material?
Por Eli Levy
Estimados lectores:
A veces me chocan esas personas que solo se acuerdan de orar para pedir cosas materiales. Por un buen trabajo, para que salga bien el negocio, para que se cure alguien enfermo, y así.
Un poco mercantilista esa relación, hasta algo infantil, me porto bien si me dan premio.
Pero, la misma Torá es así. Si cumplen mis decretos… Yo les proveeré la lluvia en el tiempo adecuado.
HaShem mismo en la Torá parece poner esas reglas de juego. Pero vayamos un poco más profundamente.
¿Para qué queremos lo material? Casa, comida, auto, dinero, etc. Son herramientas para que podamos estar tranquilos y poder cumplir nuestra misión en el mundo.
Lamentablemente a veces perdemos el eje y pensamos que lo material es el objetivo, pero es justo al revés, cuando Hashem ve que estamos haciendo lo que el quiere, cuando ve que estamos haciendo su obra, Hashem nos dice: te voy a sacar todas las preocupaciones externas para que puedas hacer mi obra todavía con más fuerzas, te voy a dar todo lo que necesitas y más para que cumplas mi obra. (www.es.chabad.org)
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