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| lunes diciembre 23, 2024

Cumbre de Bahrein: Los palestinos rechazan la paz de Trump al considerarla un soborno


Jared Kushner y Steven Mnuchin a su llegada a Manama, para la cumbre de Bahrein. MATT SPETALNICK REUTERS

El ambicioso plan estadounidense para relanzar la economía palestina como primer ingrediente del llamado ‘Acuerdo del Siglo’ con Israel ha arrancado en Bahrein entre promesas millonarias y serias dudas que puedan cumplirse. El taller ‘Paz para la Prosperidad’ está marcado por la presencia del anfitrión (el rey Hamad bin Al Khalifa), el padrino (el asesor especial del presidente Donald Trump, Jared Kushner), representantes (mayormente de perfil medio) de 39 países y empresarios y por la ausencia de las dos partes en litigio. La boda de Manama promete un futuro de bienestar pero se celebra sin los novios en un altar que divisa un Golfo Pérsico donde la paz entre israelíes y palestinos es una utopía que contrasta con la escalada entre EEUU e Irán.

El presidente palestino Abu Mazen rompió con indignación la invitación enviada por la Casa Blanca a la que boicotea desde que trasladase la embajada estadounidense a Jerusalén o cesara la asistencia económica a la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Abu Mazen denuncia el maná prometido como «intento de soborno para acabar con los derechos del pueblo palestino».

El hecho que la parte política de la iniciativa de paz -prevista para después de las elecciones en Israel del 17 de septiembre- no citará la solución de dos Estados hace que el ‘rais’ lo llame la «Bofetada del Siglo». La ANP decretó una huelga general de protesta mientras las facciones palestinas convocaron manifestaciones contra la conferencia, «el proisraelí» Trump y la participación árabe en Manama como Arabia Saudí, Egipto, Jordania, Marruecos o Emiratos Árabes Unidos.

Tras el rechazo palestino, EEUU decidió no invitar a los dirigentes israelíes. En plena sintonía con la Administración Trump, el primer ministro Benjamín Netanyahu apoya las propuestas económicas a la espera de la receta política.

«Todos los que están en esta sala quisiéramos ver el final del conflicto entre israelíes y palestinos. Hay una voluntad verdadera de la comunidad internacional para ayudar al pueblo palestino. Este plan detallado pretende un futuro mejor para los palestinos», afirmó Kushner en su discurso de inauguración y escoltado por el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin y figuras clave en la economía mundial como la directora del FMI, Christine Lagarde.

«El progreso económico para el pueblo palestino no es posible sin una solución política duradera y justa que garantice la seguridad de Israel y respete la dignidad de los palestinos», aclaró Kushner que se dirigió a los habitantes de Gaza y Cisjordania por encima de sus líderes: «Mi mensaje directo al pueblo palestino es que, pese a lo que os digan aquellos que os decepcionaron en el pasado, el presidente Trump y EEUU no les han abandonado. Este taller es para vosotros».

«Algunos bromean usando el término Acuerdo del Siglo pero de hecho es mejor llamar este esfuerzo como la Oportunidad del Siglo si los líderes tienen el coraje necesario», señaló antes de detallar los objetivos del plan ante 300 personas.

EL PLAN DE KUSHNER

Kushner llegó a Manama con un programa de 50.000 millones de dólares para los próximos 10 años y cerca de 200 proyectos para palestinos, jordanos, egipcios y libaneses. Más de la mitad del dinero recaudado (28.000 millones) sería para Gaza y Cisjordania. Tras dos años de trabajo elaborado por un centenar de expertos, el plan ofrece a los palestinos 147 proyectos, un millón de nuevos empleos, doblar el PIB actual de 14,5 mil millones de dólares, lograr independencia en electricidad, etc.

«Podemos seguir con el statu quo o buscar nuevas soluciones. Yo sé qué opción elegir. EEUU está determinado a un mejor futuro para los palestinos, israelíes y todo Oriente Próximo», aseguró Kushner que sabe que durante el último intento de llegar a un acuerdo entre israelíes y palestinos en la primavera del 2014, la Administración Obama también ofreció decenas de proyectos económicos como complemento.

«Nosotros necesitamos apoyo económico pero antes de nada necesitamos una solución política. Cuando veamos el Estado de Palestina en las fronteras del 67 con capital en Jerusalén Este, entonces podremos decir, querido mundo, vengan a ayudarnos, estamos preparados para recibir asistenca», afirma Abu Mazen que pronosticó: «Estamos seguros de que el taller en Manama no tendrá éxito».

El primer ministro palestino Mohammad Shtayyeh es más gráfico respecto a un plan que considera «virtual». «No queremos vivir en un hotel de 5 estrellas bajo ocupación sino vivir con dignidad», señaló a la CNN. El líder del grupo islamista Hamas, Ismaiul Haniya, pidió una nueva Intifada armada ante un foro económico que, según él, tiene como objetivo «aprobar la colonización en Cisjordania y permitir la normalización de relaciones entre Israel y los países árabes».

«No entiendo cómo los palestinos rechazaron el plan incluso antes de saber su contenido», lamentó Netanyahu mientras el ministro de Energía, Yuval Steinitz añadió: «Siempre estuvimos a favor del desarrollo de la economía palestina. El mundo entero quiere ayudar a los palestinos excepto los propios palestinos».

Netanyahu confía en el anunciado rechazo palestino del plan para no tener que decidir. En cualquier caso, hay un proyecto que no vería con buenos ojos: el corredor que une físicamente el territorio cisjordano (Al Fatah) ocupado por Israel en la guerra del 67 y la paupérrima Gaza (Hamas). Su división es parte de la política no declarada del líder del Likud.

En el foro de Manama hay empresarios israelíes como el director general de Nokia en Israel, Arik Tal. «La economía puede traer situaciones solo positivas sin necesidad de intervención política ni disputas. Nosotros tenemos trabajadores en Israel y en Ramala. Debemos emular nuestro modelo para desarrollar la economía palestina». De los palestinos invitados, sólo Asaf Al Jabari accedió a viajar a Manama. «Es una gran oportunidad para nosotros», declaró este empresario de Hebrón tildado de «traidor» en las redes sociales palestinas. El multimillonario Munib Al Masri justifica su rechazo: «Nuestro problema no es económico sino político».

Más centrado en Teherán que en Manama, Netanyahu presidió por la mañana la reunión sin precedentes en Jerusalén entre los asesores de seguridad nacional de Israel (Meir Ben Shabat), EE.UU (John Bolton) y Rusia (Nikolai Patrushev). «Israel seguirá actuando (en Siria) para evitar que Irán use territorios de países vecinos como base de ataques contra nosotros», avisó Netanyahu que como Bolton exigió la salida de las fuerzas iraníes de Siria.

Patrushev lanzó un mensaje contrario al del dúo BB (Bibi-Bolton): «Irán es nuestro aliado. No aceptamos que sea considerada una amenaza internacional».

 
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