El prototipo del dispositivo SensoGenic y las almohadillas desechables para la detección de alergias alimentarias. Foto cortesía.
A la edad de un año, el emprendedor Noam Yasovsky fue diagnosticado de sufrir alergia a los huevos, el sésamo y la leche. Desde entonces, comer en las casas de otras personas o en restaurantes ha sido un desafío permanente. Tal es así que Yasovsky necesita llevar a todos lados su propia comida o pedir detalles de los ingredientes para saber qué platos no lo pondrán en riesgo
Su padre Alon, investigador y ahora también emprendedor, descubrió que alrededor de 250 millones de personas en todo el mundo -el 8% de los niños y el 4% de los adultos- tienen alergias a los alimentos. Solo en EU, la alergia a los alimentos provoca un shock anafiláctico cada seis minutos. A veces, estos incidentes son fatales.
El conocimiento familiar se sumó a la experiencia del menor de los Yasovsky para crear SensorGenic: «Tengo 15 años de experiencia en los departamentos de investigación y desarrollo de Apple, Intel y PrimeSense pero siempre tuve en mente este asunto, así que hace algunos años empecé a pensar en cómo construir un sensor que le permita a los alérgicos saber qué alimentos son compatibles antes de comerlos, en cualquier momento y lugar», le explicó Noam Yasovsky a ISRAEL21c.
Y así se germinó el sueño. Por estos días, su compañía emergente SensoGenic desarrolla un biosensor digital de alérgenos alimentarios para los consumidores.
Este es el único dispositivo en su tipo capaz de detectar e identificar a los alérgenos más comunes (leche, huevos, cacahuetes, nueces, trigo, soja, pescado y mariscos) con apenas una sola muestra del alimento, que, para su análisis, debe ser colocada en una almohadilla desechable donde es examinada por la unidad biosensora.
El dispositivo de SensoGenic utiliza una nanotecnología patentada para detectar proteínas específicas que causan alergias a un nivel de 10 partes por millón (ppm), considerado el nivel de reacción adversa más bajo. Los usuarios reciben el resultado en su teléfono inteligente a través de una aplicación especial.
«La aplicación también les permitirá a los usuarios narrar sus experiencias en un restaurante o compartir los resultados con grupos y redes de personas alérgicas a los mismos alimentos», describió Yasovsky.
Foto: Noam Yasovsky (centro) con su padre Alon (derecha) y el profesor Oded Shoseyov (izquierda), cofundadores de SensoGenic. Foto cortesí
Emergida de la aceleradora de salud digital eHealth Ventures en la ciudad Modi’in Illit en marzo de 2018, SensoGenic recluta hoy a cientos de evaluadores beta en Israel, especialmente familias con niños pequeños.
“Parte del modelo de negocio es trabajar con una pequeña comunidad de primeros usuarios para darnos su opinión. Saldremos de Israel a todo el mundo. Para 2002 planeamos tener un producto completo», expresó el emprendedor.
Planificado para ser vendido en línea y luego en cadenas de restaurantes a través de socios de distribución global, la unidad de biosensores -que no requiere aprobación regulatoria- tendrá un precio de alrededor de 200 dólares. Por su parte, las almohadillas de prueba desechables costarán menos un dólar cada una.
En otro orden, un producto estadounidense de biosensores manuales que detectan maní y gluten, utiliza en la actualidad cápsulas desechables que cuestan cuatro dólares para detectar el alérgeno específico con química basada en anticuerpos.
En ese sentido, SensoGenic será más asequible y también multipropósito, ya que utiliza una formulación única basada en celulosa, un polímero natural abundante y barato, para atraer a todas las proteínas alergénicas de la muestra de alimentos. «La celulosa es lo que nos da una ventaja», explicó Yasovsky.
Esto podría ser un plus significativo en el billonario mercado de alérgenos alimentarios.
La innovadora investigación detrás de la tecnología de SensoGenic proviene del pionero en nanotecnología israelí y empresario profesor Oded Shoseyovde la Universidad Hebrea de Jerusalén y de su hermano, el doctor David Shoseyov..
Recientemente, SensoGenic recibió la subvención “Horizon 2020” -unos 50.000 euros de la Unión Europea-, y fue parte del Programa de Liderazgo del Instituto Merage, que ayuda a las compañías emergentes de Israel orientadas a la ciencia y la medicina a llegar al mercado estadounidense.
El primer objetivo serán los padres de aproximadamente 2,2 millones de niños estadounidenses alérgicos a los huevos o al maní.
Yasovsky consideró que el dispositivo ofrece «una capa adicional de información para la toma de decisiones».
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