Por Israel


Defendemos un ideal no a un gobierno
Síguenos en Facebook Twitter Twitter YouTube RSS Feed
| miércoles diciembre 25, 2024

Un avance para frenar metástasis cerebral, directo desde la Universidad de Tel Aviv

Con el Profesor Pablo Blinder, en un laboratorio muy singular.


El Profesor Pablo Blinder , nació en Buenos Aires y llegó a Israel con sus padres a los 16 años, en 1989. Desde entonces estuvo en Argentina en el 2003 y 2017. Comenzó sus estudios científicos en la Universidad Ben Gurion de Beer Sheba, siempre en Biología, pero con distintas orientaciones. Primero, hacia la matemática. Ya en el doctorado, hacia la neurociencia y luego sobre el mundo de la física y su relación con la neurociencia.

Su posdoctorado lo hizo en la Universidad de California, en San Diego, en el Departamento de Física, con énfasis en la aplicación a la biología. Esto lo ha llevado a un campo en el que el trabajo es la especialización en un tipo de microscopía que  permite ver a nivel celular dentro del cerebro. Dado que eso requiere tecnología de láser y de microscopía que viene desarrollada muy cerca de la física,  su laboratorio es diferente del que uno se imagina con tubos de ensayo por doquier. El suyo, es un poco de biología y un poco de física.

P: Pablo, tu trayectoria es variada, pasando por distintos campos de la investigación científica. ¿Hay una forma de presentarte?

R:  Lo más global es científico de neurociencia. Pero lo que nosotros hacemos es definitivamente multidisciplinario, en mi laboratorio tengo a gente que viene de la física, de la ingeniería electrónica, de la biología, incluso estudiantes que vienen de la parte de química. También los temas que mi laboratorio aborda son muy diferentes, desde desarrollo de tecnologías de microscopía hasta  cómo entran células que son de metástasis adentro del cerebro y cómo poder frenarlas.

P: Y fue la noticia sobre ese último punto lo que me llevó a contactarte, por un trabajo científico que con tu equipo, han publicado.

R: Así es. Creo que el mejor testimonio de que este trabajo que hemos publicado tiene un futuro es que una de las publicaciones más importantes en el campo del cáncer, en Nature Cancer Reviews,  hizo un highligth de nuestro trabajo de forma totalmente independiente, inclusive antes de que saliera en la Universidad de Tel Aviv.

P: ¿Y por qué es tan importante? ¿Qué es lo dramático de vuestro hallazgo?

R: Creo que lo que presentamos tiene un aspecto revolucionario porque hoy en día no hay método que pueda tratar directamente la etapa más peligrosa para la formación de metástasis. Ese es el período en el cual nosotros podríamos entrar y hacer un cambio en la clínica. Lo que presentamos nosotros puede llegar a desarrollarse en una forma de vacunación que se podría dar a personas que están con un alto riesgo de formar metástasis.

Es clave aclarar que por ahora, el trabajo es con ratones de laboratorio.

P: ¿Podés explicarme cómo funciona ese proceso?

R: Es al fin y al cabo demostrar que es posible afectar el estado de una célula muy particular que vive dentro del cerebro, que se llama microglía, que, para ponerlo en términos muy generales, es el sistema inmunológico privado del cerebro, hasta que hay un problema y el resto del sistema empieza a ser más dominante. Uno puede imaginarse que estas células se encuentran en el cerebro, están patrullando, moviéndose constantemente, con bracitos chiquititos, entre las diferentes células del cerebro y buscan si hay algún problema. Nosotros demostramos que es posible alertar a estas células de forma tal que si llega una célula del cáncer ellas van a estar más preparadas para entrar en contacto, atacarlas, matarlas y digerirlas. Si no hacemos eso, estas células de patrulla pueden incluso transformarse en células que van a ser soporte para el cáncer más tarde. El cáncer puede transformarlas de forma tal que van a terminar ayudándolo. Es una posibilidad grande que existe.

Nosotros demostramos que con la vacunación de este producto que utilizamos, puede ser distribuido en todo el sistema, quiere decir que no hay que infiltrarlo dentro del tumor sino en el cuerpo en general. Estaba demostrado que este mismo componente inyectado directamente en un tumor podría tratarlo, pero, por supuesto, cuando uno quiere hacer una prevención al tumor en el cerebro uno no puede infiltrar en cualquier lugar, porque en primer lugar no sabés dónde, y el peligro de tener un desarrollo de metástasis en una parte que uno no sabe cuál es en el momento, no se puede hacer infiltración directa. Así que lo que nosotros desarrollamos es una forma de aplicación a todo el sistema, que no lleva una reacción fuerte del organismo, y es suficiente para alertar a estas células para que estén preparadas para combatir mucho mejor a las células que entran al sistema.

P: Eso entiendo que ya vieron que funciona en ratones.

R: Sí. Con tres sistemas experimentales diferentes de cáncer. Dos formas experimentales de cáncer de pulmón… Forma experimental quiere decir que uno inyecta de forma experimental células al sistema sanguíneo. Dos sistemas de infiltración experimental y un tercer sistema que es mucho más cercano a algo real, porque es un ratón al que se le induce un cáncer en la piel, fuera del sistema nervioso, fuera del sistema sanguíneo, y de forma espontánea este cáncer va a enviar metástasis, quiere decir que lo más cercano a un escenario que existe en realidad.

P: O sea, le indujeron en la piel y él solo desarrolló…

R: Utilizamos ese modelo que fue desarrollado aquí en esta universidad, pero es un sistema que nos acerca mucho a la clínica porque es así el cuadro que nosotros imaginamos: una persona que tiene un cáncer exterior al sistema nervioso va a pasar a una operación y nosotros intervenimos en la época previa a la operación, en la cual hay que parar todo lo que sea quimioterapia y radiación para permitirle al cuerpo pasar una cirugía. Este periodo alrededor de la cirugía es tal vez la época más peligrosa para la generación de metástasis secundaria. Alrededor de esa época nosotros desarrollamos este tratamiento, que sería preventivo, es algo que se puede aplicar o dar como tratamiento profiláctico en ese período tan peligroso. Al hacer eso se disminuye o elimina la posibilidad de que se forme metástasis en el cerebro.

P: El producto que inyectan la existía, no lo inventaron ustedes ¿verdad?

R: Así es. Es una familia de moléculas de ADN sintéticas que son una forma sintética del ADN bacterial. Se puede comprar en compañías químicas que lo sintetizan, hoy en día esa no es la dificultad . Fue desarrollado en Estados Unidos. Lo que demostramos es que es posible inyectarlo de forma sistémica, que esto entra dentro del cerebro, que activa a estas células especiales que se llaman microglías, y eso permite que el cerebro se defienda de las células que se han infiltrado.

P: Encontraron una forma con un producto que ya existía de lograr que el sistema inmunológico del cerebro pueda prevenir que se genere la metástasis. ¿Ese es el resumen?

R: Si.

P: ¿Cuánto tiempo puede llevar esto hasta que se pueda aplica comúnmente?

R: Yo creo que serán unos diez años, tal vez. Lo que es interesante es encontrar quién va a tener interés…

P: Claro, como siempre, lo de las empresas farmacológicas.

R: Por supuesto.

Primero, para entender. Después se podrá curar.

P: Y cuando trabajas en esto ¿uno piensa en el diario vivir en  una cura para la humanidad?

R: No, absolutamente no. Mi laboratorio está dedicado a entender cómo funciona el cerebro. Eso es lo que me mueve. A mí me interesa más saber cómo funciona el cerebro cuando está bien, mucha gente quiere curar el cerebro cuando está mal sin necesariamente entender cómo funciona. Así que lo que más me mueve a mí es entender cómo funciona. Creo que es importante que parte de nuestro trabajo, fuera de ampliar el conocimiento de la humanidad sobre cómo funciona el órgano humano más interesante que tenemos, sea algo que permita tal vez curar algún problema. Creo que el 80% es ciencia básica, pero me gusta tener un 20% de proyectos que tocan de forma más directa problemas médicos.

P: ¿Es mera curiosidad, ¿Por qué querés entender?

R: No es mera curiosidad, es como preguntarle a un astrónomo por qué quiere conocer cómo está hecho el universo. Es exactamente el mismo nivel de pregunta. Es la naturaleza, somos curiosos, y esa curiosidad nos movió durante siglos al desarrollo, es algo que va desde que se hizo la primera chispa en una caverna en algún lugar.

P: Pero si en tus investigaciones lográs algo que en diez años va a conducir a la posibilidad de cura de una enfermedad letal, ¿sentís que aunque no haya sido tu motivación original todo cobra otra dimensión?

R: Es una satisfacción, por supuesto, poder ayudar. Me llena, por supuesto, porque es una cosa que creo que es alcanzable. Si bien no es revolucionaria desde el punto de vista conceptual como imprimir un corazón, es algo que tiene la posibilidad de salvar vidas en el futuro, y por supuesto que es una gran cosa. Pero no es cuestión de llenar más o menos que un descubrimiento de base, eso es importante, es otro nivel de satisfacción.

 

Israel y la investigación del cáncer

P: ¿Dónde ubicarías a Israel en el tema del avance en la investigación del cáncer?

R: Creo que es una satisfacción local, pero tenemos mucho que aprender y es cuestión de tamaño. No podemos comparar los esfuerzos que se hacen aquí, que tienen mucho valor, con medios que son muchas veces limitados, con institutos de investigación en Estados Unidos. No lo digo de forma personal, yo estoy muy contento, pero creo que desde el punto de vista nacional no nos podemos comparar.

P: Pero en cuanto a lo que ya se ha logrado, o a la cantidad de dedicación que hay a esas diferentes dimensiones del tema o partes de la investigación del cáncer, ¿Israel está en un buen lugar?

R: Yo creo que sí, desde el punto de vista de avances que se hacen, por supuesto. Pero cuando uno mira de forma global, siempre es sorprendente que con recursos más limitados estamos codo a codo con los que están al frente de la ciencia, eso es seguro.

P: Eso es un poquito contradictorio con lo que dijiste antes…

R: No, quiero decir que al fin y al cabo cuando uno se fija en el número de descubrimientos, eso que de vez en cuando aquí hay cosas geniales que se descubren, es interesantísimo. Seguro en relación a los recursos. Pero cuando nos fijamos en forma absoluta…esto es más chico por cierto que Estados Unidos.

En ciencia, clave pensar fuera de la caja

P: Viendo desde adentro en la diaria tu trabajo, ¿dirías que entendés por qué Israel es la start-up nation? Me referio a lo que ves en tu laboratorio, al pensar fuera de la caja, el buscar un camino original para resolver problemas?

R: Creo que hoy en día científicos que no trabajan de esa forma cesan, así que si uno quiere ser innovador no hay otra manera que tratando de pensar afuera de la caja. Si no, uno está repitiendo trabajos anteriores. No hay otra forma. Decir que en ese aspecto somos diferentes de otros científicos sería hasta un poquito arrogante.

P: Y hoy…¿cuál es el gran sueño? ¿Qué logro te haría sentirte consagrado?

R Yo creo que el tema en el cual el laboratorio tiene su lema oficial, entender cómo funciona, cuál es la relación entre las neuronas y el sistema sanguíneo, cómo funciona ese aspecto del cerebro. Si lo llegamos a entender a fondo voy a estar muy contento. Es más, hoy en día empezamos a proponer, junto con otras personas en el mundo, que lo que hoy entendemos de cómo funciona el sistema es una forma muy lineal.

P: ¿O sea?

R: Las neuronas les piden a los vasos sanguíneos más oxígeno, más glucosa y ellos le dan, pero hay más, es un sistema de regulación en el cual los vasos sanguíneos tienen efecto sobre la actividad de las neuronas. Es una forma más extensa de ver este sistema de regulación en el cual hasta podemos encontrar un nuevo rol para la función del sistema vascular en el cerebro. Hoy en día ya empezamos a entender desde el punto de vista médico que muchas de las cosas que llamamos neurodegeneración tienen su origen en el sistema vascular, en los vasos sanguíneos. Así que desde el punto de vista patológico seguro que hay una relación que la empezamos a entender de forma muy clara. Creo que hay una relación fisiológica, en condiciones normales, en la que los vasos sanguíneos tienen un rol en la actividad neuronal.

P: No son una mera vía de transporte.

R: No.

P: ¿El cerebro sigue siendo el mayor misterio de la humanidad?

R: Yo creo que sí. Eso y el origen del universo siguen siendo los mayores misterios aún por entender.

 

http://www.semanariohebreojai.com/articulo/1395

 
Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario

Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.

¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.