B’H
Setenta y cuatro de los 613 preceptos (Mitzvot) de la Torá se encuentran en la sección Ki Tetzé. Estos incluyen las leyes de una cautiva bella, los derechos de herencia del primogénito, el hijo rebelde y descarriado, entierro y dignidad de los muertos, la devolución de un objeto perdido, el envío del ave madre antes de tomar a sus pichones, la responsabilidad de construir un cerco de seguridad en el techo de una casa propia, y las varias formas de kiláim (híbridos prohibidos entre plantas o entre animales).
También son recontados los procedimientos judiciales y las penas por adulterio, por la violación o seducción de una moza soltera, y por un esposo que acusa falsamente a su mujer de infidelidad. Los siguientes no pueden casarse con una persona de linaje judío: un bastardo, un varón de descendencia moabita o amonita, una primera y segunda generación de edomita o egipcio.
Esta sección también incluye las leyes de la pureza del campamento militar; la prohibición de entregar un esclavo que se escapó; la obligación de pagar a un trabajador a tiempo y de permitir a cualquier animal o persona que trabajan para uno, «comer mientras trabaja»; la forma correcta de tratar a un deudor y la prohibición de cobrar interés por un préstamo; las leyes de divorcio (de donde son derivadas muchas de las leyes de matrimonio); la pena de 39 latigazos por la trasgresión de una prohibición de la Torá; y los procedimientos de ibum («matrimonio por levirato») de la mujer de un hermano fallecido que no tuvo hijos o jalitzá («quitado del zapato») en el caso en que el cuñado no desee casarse con ella.
Ki Tetzé concluye con la obligación de recordar «lo que Amalek te hizo en el camino, cuando salían de Egipto»
UN INTERÉS SUTIL
Cuando hablamos de intereses por un préstamo, inmediatamente nos viene a la mente un porcentaje que se carga a la suma original. Ese se sabe que esta prohibido expresamente. Pero hay un “interés sutil” que pagamos sin darnos cuenta:
Si antes del préstamo saludábamos al prestamista con un gesto y luego del préstamo le damos la mano y lo saludamos efusivamente ¡ESTAMOS PAGANDO INTERÉS!
Si antes del préstamo le hubiéramos cobrado por algún servicio al prestamista y luego del préstamo nos negamos a cobrarle o le hacemos descuento ¡ESTAMOS PAGANDO INTERÉS!
Si antes del préstamo no acostumbrábamos cederle el paso al prestamista y luego del préstamo se lo cedemos ¡ESTAMOS PAGANDO INTERÉS!
He dado aquí algunos ejemplos de interés sutil (hay muchos más) que muchas veces pagamos sin darnos cuenta. Y es de ese interés que debemos cuidarnos más que de cualquier porcentaje que quieran recargar en un préstamo.
«La Contabilidad del Alma» en 5 Pasos
Por Mendy Kaminker
Pregunta:
Se me ha dicho que en el mes de Elul, se supone que debemos hacer un jeshbon hanefesh —»una contabilidad del alma». A pesar que tengo una licenciatura en matemáticas, aun no puedo imaginármela.
Respuesta:
En este caso, un doctorado en matemáticas tampoco lo ayudará.
Las matemáticas se ocupan de números áridos, mientras que la «contabilidad del alma», como es sugerido por el nombre, trata de temas del corazón y el alma.
Rabí Iosef Itzjak Schneerson, el sexto Lubavitcher Rebe, dio un paralelo relevante para el jeshbon hanefesh: la contabilidad y el balance general de todos los negocios creados anualmente.
¿Quién necesita tal contabilidad? Algunos pueden argumentar que es necesaria para el IRS, pero cualquier hombre de negocios sabe que sin un balance general no tiene forma de saber si su negocio da ganancias o pérdidas. El hecho de que un negocio está lleno de compradores no dice nada; la gente puede venir para buscar y comparar precios, pero no hacer compras. Sólo cuando el propietario hace un apropiado balance general sabe si su negocio da ganancias y el año fue exitoso.
Nosotros también podemos estar ocupados desde la mañana hasta la noche, pero una vez al año, necesitamos tomarnos tiempo para contemplar nuestro «negocio» más importante —es decir nuestro servicio a nuestro Creador. ¿Hemos progresado hacia esa meta en el año pasado? ¿Hemos mejorado nuestra relación con Di-s? ¿Nos hemos convertido en mejores personas, mejores judíos?
Permítanme sugerirles una guía práctica para realizar un jeshbon hanefesh. Puede tomar algún tiempo, no es necesario completarlo en un día.
Paso Uno: Dibuje dos grandes casillas en un papel. Ponga por título en la primera: «Yo y Di-s»; en la segunda: «Yo y mi prójimo».
Paso Dos: En la categoría «Yo y Di-s», escriba los diversos rituales religiosos y mitzvot que usted observa —por ejemplo, tefilín, kosher y observancia del Shabat —y el grado con que las observa. Junto a cada una de esas mitzvot, escriba si es un área en la que ha obtenido ganancias o pérdidas en el año pasado.
Tenga en cuenta que el mismo balance general puede indicar una ganancia para una persona y una pérdida para otra. Por ejemplo, un hombre que este año ha comenzado a ponerse tefilín que escribe «Me he puesto tefilín casi todos los días» ha mostrado una ganancia; para alguien que se pone tefilín desde los trece años es considerado una pérdida.
Paso Tres: En la sección «Yo y mi prójimo» escriba todas sus relaciones notables —por ejemplo, sus hijos, esposa, padres, amigos, compañeros de trabajo y conocidos. Aquí también escriba junto a cada uno si se ha acercado a esas personas, se ha distanciado, o ha hecho cosas que hubiera sido mejor no hacer.
Paso Cuatro: Los siguientes dos pasos son los más importantes; sin ellos, todo el tiempo invertido en este balance es una pérdida. Tome las «pérdidas» del año, y conviértalas en ganancias. Pregúntese ¿cómo puedo ser un mejor padre? ¿Cómo puedo asegurarme de ponerme tefilín diariamente? ¿Cómo puedo mejorar la atmósfera en mi hogar? ¿Cómo puedo dedicar más tiempo al estudio de la Torá? ¿Y debo expandir mis negocios? ¿Hay otras áreas que aun no existen en mi balance general que debo explorar? ¿Una nueva mitzvá? ¿Una nueva relación?
Paso Cinco: Hasta ahora, todos los cálculos han sido relativamente analizables, y como tales no tan difíciles. Este paso lleva completamente a otro nivel.
Ahora es momento de ver más allá de todos los comportamientos individuales, y analizar las pautas. O para decirlo de otro modo, ver las obras del alma interior que han provocado todas esas ganancias y pérdidas. ¿Por qué está fracasando en ciertas áreas? ¿Cuál es su perspectiva en la vida? ¿Cuán importantes son para usted sus relaciones? ¿Tiene un profundamente arraigado compromiso de cumplir su llamado espiritual en la vida?
Una vez que usted tenga una imagen mejor de lo que usted es ahora, y lo que le gustaría ser, entonces vienen las Altas Festividades y usted está preparado para cubrirse y hacer los cambios y compromisos necesarios.
Puede convertirse en una persona diferente.
Esta búsqueda del alma es un jeshbon hanefesh. Tal trabajo lleva tiempo, y muchos hombres de negocios cierran sus operaciones por un día para escribir su informe anual. Pero Él, Di-s, recompensa ampliamente con un año exitoso y bendito. (www.es.chabad.org)
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