A pesar de que las elecciones ya concluyeron y el comité electoral israelí está a pocas horas de publicar los resultados oficiales de los comicios, el camino para la formación de un nuevo gobierno en Israel está apenas comenzando.
Acorde a la ley israelí, para formar una coalición de gobierno se necesita una mayoría que incluya a al menos 61 de los 120 diputados de la Knesset (parlamento israelí).
Según los resultados publicados hasta el momento, ninguno de los bloques tradicionales de izquierda y derecha habría logrado obtener los votos necesarios para alcanzar a formar un gobierno con sus «socios naturales».
Entonces, ¿cómo se podría formar el próximo gobierno en Israel?
Opción 1: Gobierno de unidad con rotación
Sin lugar a dudas, el elemento clave para la formación del próximo gobierno será el partido Israel Beitenu de Avigdor Liberman. Si el partido se sumase a cualquiera de los bloques, estos alcanzarían la mayoría necesaria.
Sin embargo, Liberman ya descartó sentarse en un gobierno con el partido árabe (que formaría parte del bloque de centro-izquierda) como con los partidos ortodoxos (socios naturales del bloque de derecha en los últimos años).
Desde antes de las elecciones, Liberman anunció que haría todo lo posible para que se forme un gobierno de unidad.
Este gobierno de unidad incluiría la participación de los dos partidos más votados en las elecciones, Kajol Laván y Likud, que probablemente acordarían la rotación entre sus líderes, Gantz y Netanyahu, en el cargo de primer ministro.
Además de Kajol Laván y Likud, podrían entrar en este gobierno partidos de ambos lados del mapa político que completarían una coalición amplia que superaría los 70 parlamentarios.
Opción 2: Gobierno de unidad sin Netanyahu
La gran dificultad para la formación de un gobierno de unidad acorde a la opción anterior, podría ser la negativa de los miembros del partido Kajol Laván de sentarse en una coalición con Benjamin Netanyahu, señalado en varios posibles casos de corrupción.
En las últimas horas los medios locales han especulado con la posibilidad de que el partido Kajol Laván intente formar un gobierno de unidad con el Likud, aunque sin la presencia de Netanyahu.
Para esto, los diputados del Likud tendrían que exigir la renuncia de quien ha sido el líder del partido en los últimos años, Benjamin Netanyahu, o por el contrario separarse del partido y unirse a la coalición de forma independiente.
Algunas figuras importantes del Likud han descartado ya esta opción garantizando que no traicionarían a Netanyahu.
Opción 3: Liberman vuelve al bloque de derecha
Hasta hace unos meses, Avigdor Liberman era considerado parte inamovible del bloque de derecha junto a los partidos ortodoxos.
Sin embargo, tras las últimas elecciones, el líder de Israel Beitenu se negó a entrar a una coalición que incluyera a los partidos ortodoxos y que no tratara con temas que son clave para Liberman como el enrolamiento de los jóvenes ortodoxos y otras leyes relacionadas con el carácter religioso del Estado.
La campaña electoral de Liberman se basó de forma casi absoluta en su promesa de no ceder ante los religiosos y garantizar la formación de un gobierno de unidad laico.
Pero los resultados electorales podrían ofrecer a Israel Beitenu una oportunidad difícil de rechazar: unirse a los partidos de derecha y ortodoxos para formar un bloque de 64 diputados.
Ante el alto costo que esto podría tener para Liberman frente a sus votantes, el ex ministro de Defensa podría exigir también un alto pago para entrar al gobierno que se traduciría en ministerios importantes para los miembros de su partido, como el de Defensa y/o el de Exteriores, y hasta podría llegar a exigir a Netanyahu la rotación en el puesto de primer ministro.
Opción 4: Gobiernos con algún partido del bloque contrario
Habiendo alcanzado números cercanos a los necesarios para la formación de una coalición, cualquiera de los dos bloques podría intentar incorporar a partidos del bloque contrario para formar gobierno.
De esta forma, por ejemplo, Netanyahu podría encabezar una coalición con 61 miembros si lograra convencer al partido Avodá o a Campamento Democrático de unirse a un gobierno que incluye a los partidos ortodoxos y de derecha.
Algo similar podría ocurrir del otro lado del mapa político: que Gantz logre convencer a alguno de los partidos de derecha y/o ortodoxos de unirse a un gobierno sin el Likud de Netanyahu y así alcanzar la mayoría en el parlamento.
Conclusión: Todo sigue en «veremos»
Por el momento, el panorama electoral israelí se muestra complicado. Ninguno de los candidatos obtuvo los votos necesarios para formar el gobierno que les hubiera gustado tener, por lo que ahora deberán negociar y ceder si quieren ser parte de la dirigencia que conducirá al país en los próximos años.
En el complejo sistema electoral israelí, los comicios son solo el primer paso en un largo partido de ajedrez que podría terminar incluso en un par de meses más.
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