Sinagoga de Pittsburgh
Hace más de ocho décadas, la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 se produjo un inmenso pogrom en todo el territorio alemán controlado por el nazismo, conocido con el tristemente célebre nombre de Kristallnacht (Noche de los cristales rotos) el cual, a la luz de la historia, marca el inicio de la Shoá.
Pese a la dimensión del horror del Holocausto que debió dejar enseñanzas significativas en la consciencia humana, estamos enfrentando el incremento del antisemitismo a niveles no vistos desde los tiempos previos a la II Guerra Mundial. Las comunidades judías alrededor del mundo son objeto de ataques de diversa intensidad. Sinagogas, escuelas y demás organismos comunitarios han sido agredidos, incluyendo a individuos que portaban algún símbolo judío.
En estos años, además de la cantidad de ataques terroristas que de forma cotidiana sufren en Israel, los centros judíos han resistido embates de odio con saña semejante a la que animó a los de Kristallnacht. En nuestra región continental están los ataques que en 1992 y 1994 destruyeron la embajada de Israel en Argentina y la sede de la AMIA, respectivamente. La comunidad judía de Francia ha sido objetivo persistente; por citar un par de ejemplos: en 2012, un terrorista disparó contra los niños que esperaban la hora de entrar al colegio Ozar Hatorah, en Toulouse, asesinando a cuatro de ellos y a un profesor. En 2015, en el marco de dos grandes ataques terroristas en París: contra la revista Charlie Hebdo y contra los asistentes a un concierto, los homicidas tomaron un automercado kasher y mataron a cuatro clientes.
Últimamente, en EEUU los judíos son víctimas de un encono enardecido. Hace un año ocurrió el ataque en pleno servicio de Shabat, en la sinagoga “Árbol de la vida” en Pittsburg, con el saldo de once feligreses masacrados. En abril, otro asalto, también durante el servicio de Shabat, tuvo lugar en una sinagoga en San Diego.
Durante la solemnidad de este Yom Kipur hubo un atentado en una sinagoga, la cual estaba desprotegida, en la ciudad de Halle, Alemania.
Estos ataques han sido perpetrados por grupos fanáticos de extrema derecha o ultraizquierda e islamismo. Si bien, muchas embestidas fueron dirigidas hacia la generalidad, resulta obvio el alto número de atentados específicos contra judíos.
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