Israel vive momentos difíciles, no sólo una crisis política por la imposibilidad desde hace meses de formar gobierno, sino por la decisión del asesor jurídico del gobierno, de enviar al Primer Ministro Biniamin Netanyahu a juicio bajo sospecha de soborno, fraude y abuso de confianza.
Para tratar de esclarecer respecto a pormenores de la situación, recurrimos a una de las grandes especialistas de Israel en Derecho Constitucional, la jurista Profesora Suzie Navot, catedrática del colegio universitario de Rishon Letzion. Claro está que no hemos abordado todo lo que requiere aclaración. Parte queda ya para la próxima entrevista.
P: Suzie…es difícil decidir por dónde comenzar. Primero el tema central era que Israel se halla sumido en una seria crisis política debido a que no sólo hubo dos veces elecciones en cuestión de meses, sino que tras ninguna de ellas se logró formar coalición. Y ahora se agregó la decisión del asesor legal del gobierno de imputar al Primer Ministro. Evidentemente, las dos cosas se unen…Primero, por algo muy práctico: en el recurso legal por el cual se espera ahora ver si en 21 días la Kneset decide que uno de sus diputados puede formar gobierno, eso incluye la posibilidad que sea Netanyahu quien lo intente. ¿Pero qué pasa con este punto en la situación actual?
R: En este caso, el asesor legal del gobierno debería ya ahora emitir su opinión al respecto y decir si acaso un diputado acusado de soborno puede ser quien forme el gobierno. Estimo que de todos modos, esta pregunta llegará a la Suprema Corte de Justicia. También el Presidente puede hacer referencia a ello. Sin duda es una pregunta interesante pero dudo que en los días que quedan Netanyahu consiga 61 firmas.
P: Que sería el mínimo necesario para poder ser él quien esté al frente de gobierno…La mitad más uno de la Kneset.
R: Así es. Mi impresión es que Israel está en camino a nuevas elecciones por tercera vez en un año
P: Netanyahu no tiene obligación legal de dimitir, como sabemos. La discusión es a nivel de normas públicas, morales. Pero aquí hay otra situación…es un Primer Ministro de transición, quizás haya que ir a elecciones. En la situación actual ¿él puede postularse como si nada hubiera pasado?
R: En efecto, Netanyahu no tiene por ley obligación de dimitir. Está al frente de un gobierno de transición y si renuncia todo el gobierno renuncia con él. Pero un gobierno que dimite junto con el Primer Ministro, continúa desempeñando sus funciones hasta la formación de un nuevo gobierno. Así que no tiene ningún sentido ordenarle renunciar ahora.
Pero a la pregunta si acaso puede postularse en las elecciones como diputado, la respuesta es sí. El derecho de votar y ser electo no se quita a aquellos contra quienes se presentan cargos.
Si puede formar gobierno, esa es otra pregunta. En mi opinión, quien está acusado de soborno, no puede ser Primer Ministro.
Resta por ver por supuesto qué hará el sistema político estos días, y si Netanyahu será quien esté al frente del Likud de cara a las próximas elecciones, como si nada hubiera pasado.
Evidentemente sería preferible que la pregunta si un Primer Ministro bajo acta de acusación puede seguir en su cargo y encabezar el gobierno luego de las próximas elecciones, fuera una pregunta política, no un tema planteado ante los tribunales para que ellos decidan. Sería preferible que esto sea determinado por normas éticas, morales, y no por el sistema judicial. Pero en Israel a veces, cuando el sistema político es débil, se pide a los jueces que sean quienes “saquen las castañas del fuego”.
P: Imagino que no puede haber una fórmula política que permita terminar con el estancamiento actual, que no tome en cuenta la decisión de Mandelblit, por más que el Primer Ministro no tenga obligación legal de renunciar ¿no? ¿O me equivoco?
R: Sí existe esa posibilidad. Dado que estamos en un gobierno de transición, la opción jurídica no es aplicable, pero en principio existe. Contrariamente a lo que has dicho, la ley no es tan clara en este caso.
Yo creo que ha llegado el momento de abrir la “Ley Fundamental: el Gobierno” y examinar la forma en que está redactada. En los artículos 17 y 18 de dicha ley se explica cuál sería el procedimiento para llevar a juicio a un Primer Ministro. Esto incluye varias etapas:
1) El acta de acusación será presentado por el asesor legal del gobierno. 2) El acta de acusación será presentado al Tribunal de Distrito de Jerusalem, ante tres jueces. 3) Si el Tribunal lo declara culpable de un delito de turpitud moral, la Kneset tiene derecho, por mayoría de sus miembros, a defenestrarlo. 4) Si la Kneset no lo defenestra y la sentencia se convierte en definitiva, o sea se mantiene luego de una apelación, si es que ésta es presentada, automáticamente queda interrumpido el ejercicio del Primer Ministro en sus funciones.
Estos artículos de la ley Fundamental jamás han sido interpretados. No son artículos “técnicos”. En el marco de los mismos surgen numerosas preguntas de esencia, de fondo: ¿Acaso se debe tratar de la misma manera a una acusación por delitos livianos que a una acusación por delitos graves? ¿Es indistinto si la acusación atribuye al Primer Ministro una acción única o múltiples acciones a lo largo de los años? ¿Tiene un significado especial una acusación que incluye delitos contra la pureza de los valores públicos, que supuestamente son delitos de turpitud moral? ¿Tiene importancia si el cargo público sirvió como herramienta para cometer el delito? ¿Hay una falla desde el punto de vista moral que deriva del vínculo entre el cargo del Primer Ministro y el delito que se le atribuye?
Si surgen todas estas preguntas significa que es necesario interpretar la ley fundamental.
Yo creo que cuanto más grave el delito que el acta de acusación atribuye al Primer Ministro, más difícil será argumentar que “la intención del legislador” es que el Primer Ministro se desempeñe en su cargo hasta el final del proceso, en cualquier caso y bajo cualquier acta de acusación, como si nada hubiese sucedido.
En 1992 se determinaron los así llamados “procedimientos Der´i y Pinhasi”, por los casos del entonces ministro Arye Der´i y el entonces diputado Rafael Pinhasi, sospechosos de corrupción y luego enviados a prisión. La Suprema Corte de Justicia interpretó el artículo de la ley que decía que el Primer Ministro “está autorizado” a defenestrar a un ministro, como una determinación que “debe” destituirlo si el ministro es acusado de un delito grave. Esa es la norma vigente hasta hoy, según la cual el Primer Ministro tiene la obligación de destituir a ministros contra los que se presenta acta de acusación.
Dicho sea de paso, se aclaró explícitamente que el hecho que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario en un tribunal, no impide la destitución de ministros acusados.
En una sentencia del año 2013, un tribunal ordenó destituir a Intendentes contra los que se había presentado acta de acusación, señalando que el respeto a la pureza de los valores públicos y la necesidad de respetar la confianza del público, lo hacían imperioso.
P: Eso era en casos de otro rango, digamos, de funcionarios, y nunca hubo que tomar una decisión respecto a una situación en la que es el Primer Ministro el acusado.
R: Exacto. Pero yo creo que todas estas reglas para la interpretación habría que aplicarlas también en el caso de un Primer Ministro acusado de soborno. También debemos recordar que parece tener un grave conflicto de intereses en todas sus acciones y decisiones, apenas es acusado de delitos.
P: O sea en su acción de gobierno.
R: Claro. Hay un tema de conflicto de intereses en sus decisiones, por temor a que tenga otros intereses que no sean el bien público. Eso dificulta el trabajo (normal) del gobierno. Esto también debe ser tomado en cuenta.
P: La verdad es que el propio Netanyahu, cuando era jefe de la oposición, y el entonces investigado (aún no acusado) era el Premier Ehud Olmert, usó precisamente ese argumento, entre otros, al exigirle dimitir.
R: Así es.
P: Suzie, en el sistema de gobierno actual y con las leyes hoy vigentes, no hay limitación a la cantidad de veces en que un Primer Ministro puede estar en el cargo. ¿Te parece que después de la crisis actual-yo diría inclusive sin relación al tema de la imputación- la Knesset deberá promulgar una ley para limitar este tema?
R: Sé que este es un tema que está en la agenda pública en estos momentos, por Netanyahu, pero en mi opinión, mientras nuestro sistema sea parlamentario y no presidencial, no se puede limitar a los partidos respecto a la identidad de la figura a la que coloca al frente. Es por eso que considero que no se puede imponer esta limitación.
P: ¿Concibes que Netanyahu se presente y gane las elecciones, si hay?
R: Independientemente del partido Likud, que es un partido importante y digno, creo que quien es acusado de soborno no puede ser Primer Ministro. Aunque yo vivo en Israel, no soy profeta respecto a lo que puede ocurrir en las elecciones.
P: Realmente precisaríamos profetas ahora…La crisis actual ¿Puso en evidencia otras fallas del sistema?
R: Sí, sin duda. Y no pocas. Una de ellas es la necesidad que haya una referencia más clara en la ley respecto a qué sucede cuando el Primer Ministro es acusado de haber cometido un delito grave. O al hecho que ya han sido dos los casos de elecciones tras las cuales los partidos no logran formar gobierno, y ahora estamos al parecer en camino a las terceras elecciones. Pero no se corrigen fallas en el sistema en época electoral. Habrá que pensar a fondo en estos temas cuando hayamos pasado esta etapa.
P: ¿Hay o hubo, según tu impresión, algo en el comportamiento del sistema judicial, en la forma que se llevó a cabo la investigación, que pueda justificar la reacción airada de Netanyahu?
R: Hubo algunas fallas técnicas. Debemos recordar que se trata de una investigación compleja y muy prolongada. Pero por otro lado, hubo a mi criterio muchas “facilidades” otorgadas a Netanyahu a lo largo de todo el proceso, tomando en cuenta que es el Primer Ministro y que ello hacía imperioso actuar con mucha cautela. Creo que a lo largo de todo este proceso las autoridades de la Fiscalía adoptaron una posición cuidadosa y actuaron con contención.
P: ¿Cómo podría maniobrar el Primer Ministro, si está convencido de su inocencia, sin llegar a la reacción que tuvo pero sin dejar tampoco de decir por qué cree que se equivocaron con él?
R: No tengo dudas que él podría haber hablado de otra forma. En hebreo se lo llama “mamlajtiut”, o sea con un tono que procura irradiar respeto a las instituciones del Estado. Podría haber dicho “estoy convencido de mi inocencia y renuncio a mi cargo para luchar en los tribunales para demostrarla”. Eso es lo que hizo hace unos años el entonces Primer Ministro Ehud Olmert. Es muy lamentable que el Primer Ministro Netanyahu no haya actuado así ahora.
P: Una de las críticas a la reacción de Netanyahu es que manchó la legitimidad del sistema jurídico israelí no sólo ante la ciudadanía sino ante la comunidad internacional, socavando así el interés del Estado de Israel. A ti te consta que el sistema jurídico israelí es muy bien considerado en el exterior ¿verdad?
R: El sistema judicial israelí es de altísimo nivel, reconocido por ello a nivel internacional desde hace muchos años. Yo hasta diría que “exportamos” normas jurídicas a todo el mundo. Temas como la lucha contra el terrorismo en un Estado democrático, la interpretación del Derecho Constitucional, la proporcionalidad de ciertas medidas que se aplican y muchos temas más, son sólo algunos ejemplos de los muchos sobre los que se ha escrito en la comunidad de juristas de Israel, que son citados hoy en día en el mundo todo.
P: Muchas gracias Suzie, por tu constante disposición a cedernos de tu tiempo, y por permitirnos siempre aprender.
R: Gracias a ti.
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