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| jueves diciembre 26, 2024

De la aldea drusa Yulis a Jerusalem y las Naciones Unidas, en defensa de Israel

Con Nizar Amir, Portavoz en funciones de la Cancillería israelí.


Nizar Amir  (39) nació y creció en la aldea drusa Yulis en el norte de Israel, estudió Ingeniería en Computación en el Technion en Haifa, hizo el servicio militar en la Fuerza Aérea y luego decidió probar el servicio exterior. Esta es su historia. Y su apasionante defensa de su país,  Israel.

P: De Ingeniería en Computación a la Diplomacia…No es lo más común ¿Verdad Nizar?

R: Cierto, es algo poco común en el paisaje diplomático, a pesar que en la Cancillería se ve con muy buenos ojos la incorporación de gente que viene de profesiones muy diversas.  Imagínate que sientan a un ingeniero como yo con alguien que viene del arte y nos dicen que analicemos el tema de Irán, el resultado es el encuentro entre dos formas muy distintas de pensar. Puede ser un desafío complicado pero también se llega a cosas que no se lograrían de otra forma.

P: ¿Y por qué el cambio en tu caso?

R: Yo trabajé en computación más que nada en el ejército. Pero en determinado momento decidí que basta de hablar con computadoras, que quiero hablar con gente, que la interacción humana es más interesante, abre otros mundos. Por eso decidí postularme para el curso de cadetes de la Cancillería. Creo que el israelí promedio sabe que hay un problema de trato a Israel en organismos internacionales. Y sentí, ya de joven, que quiero ser parte del intento por arreglar esa situación. Además del interés en hacerlo, sentí que yo puedo aportar al esfuerzo de Israel por mejorar su posición internacional, que puedo defender a mi país. Lo hice en el ejército de otra forma y fue como continuarlo en forma natural por otra vía aunque pasar de la computación a la diplomacia fue sin duda un pasaje enorme.

P: Y ya son muchos años.

R: Sí, hace 10 años que estoy en el Ministerio. Empecé con el cabello negro. Ahora ya tengo varias canas.

P: Debe ser por el período que pasaste como miembro de la delegación israelí en las Naciones Unidas.

R: Te recuerdo que también estuve en Turquía.

P: Ah! Cierto! Esto también puede explicar varias de las canas.

Solo, recién llegado, en un país hostil

En la Embajada de Israel en Turquía
En la Embajada de Israel en Turquía

 

P: Recordemos aquellos tiempos en Turquía.

R:  Fue indudablemente una época muy desafiante. Fue un año después del caso de la flotilla del Mavi Marmara. Después de una gran crisis, empezó el diálogo para ver cómo lograr un reacercamiento. Pero cuando fue publicado el Informe de la comisión Palmer que investigó lo sucedido y dijo que Israel tenía derecho a imponer el bloqueo marítimo a Gaza, lo cual de hecho justificaba la acción israelí contra la flotilla,  Turquía quedó muy molesta y decidió bajar el nivel de las relaciones diplomáticas.Eso pasó un mes después de mi llegada a Turquía. Yo era un diplomático muy joven que todavía no sabía cómo sería su vida…Era mi primer destino en el exterior.

P: Nada sencillo empezar así.

R: Exacto.Entré a una embajada en la que había Embajador, vice Embajador, encargado de la parte administrativa, Cónsul, Agregado de Policía y Agregado militar y de un día para el otro, un mes después de mi llegada, les dicen a todos irse a su casa. Me quedé solo. Ese fue el comienzo de mi misión diplomática en Turquía. Estuve solo varios meses hasta que llegó Yosi Levi-Sfari, que tú conoces bien.

P: Exacto, porque fue el Cónsul en Montevideo y a raíz de eso se formó una amistad. Años atrás lo fui a visitar a Turquía justamente.

R: El hecho es que una situación así te forma. No tienes quién te prepare y te explique. Tienes que ser muy creativo, muy criterioso. Y uno no puede llamar cada dos minutos a la Cancillería en Jerusalem. No es serio hacer algo así. Al fin y al cabo, uno llega a un destino después de haber sido preparado en un curso intenso y de alto nivel, para que uno sepa hacer lo correcto en cada situación que puede surgir. Una de las primeras cosas que hice fue aclarar a los funcionarios locales de la Embajada, que todo va a estar bien y que nadie queda despedido. Era para tranquilizarlos y para garantizar que la embajada continúa funcionando.

P: Y el tema me imagino también era ver cómo desarrollarías tu actividad diplomática cuando todo quedó tan reducido y no hay casi con quién hablar al máximo nivel.

R: Por supuesto. Mi actitud fue decidir que yo me encontraré con todo aquel que esté dispuesto a reunirse conmigo. Es que si soy diplomático, mi responsabilidad era dirigir lo mejor posible lo que queda de las relaciones entre ambos países. Y todos los días tenía 4 ó 5 citas. Algunos no querían verme, pero muchos sí.

Recuerdo mi encuentro con el Director del Instituto de Agua, que en su vida no había visto un israelí. Llegué a su oficina y él me dijo que me quiere hacer una pregunta. Nunca me encontré con un israelí, me dijo, y aquí vienes en un momento en que las relaciones bilaterales no son buenas. Tuve que llamar a la Cancillería a preguntar si puedo reunirme contigo. Explícame, me dijo, por qué estás aquí. Y yo, recién comenzando mi marcha por la diplomacia, tengo que mirarlo a los ojos y contestarle. Le dije que el tema del agua, sobre el que él tiene responsabilidad, es un tema estratégico, no es cuestión de relaciones que se desarrollaron por dos días, sino por décadas. Lo que pasa ahora en las relaciones entre nosotros, le dije, es una etapa, lamentable por cierto, pero pasará. Dentro de 5 ó 10 años  volveremos a tener las relaciones que había antes, los vínculos continúan. Así que yo vengo a hablar. No a hablar sobre ahora sino sobre lo que se podrá hacer dentro de 10 años. Usted, le dije, trabaja con temas de infraestructura, es algo muy de fondo y largo plazo.

P: Muy inteligente de tu parte.

R: Al menos fue suficiente para que él me diga “ok, hablemos”. Creo que vio que este muchachito que lo fue a ver no dice tonterías. En resumen, siempre hay que ser creativo para tratar de llegar al punto correcto. Y así, hubo muchos ejemplos más. El diplomático tiene que tratar de acercar a la gente, tender puentes, abrir puertas. El gobierno turco está muy en contra de Israel, pero el pueblo está dividido. Hay islamistas radicales y hay quienes aman a Israel.

P: Es que realmente hubo años de cercanía muy grande.

R: Exacto. Te diré que la mayoría de los israelíes visitaron Turquía. En las zonas turísticas conocen bien a los israelíes y los ven como algo cercano, no de una mentalidad diferente, no los ven como turistas escandinavos que vienen de otro mundo. Si nos ven por la calle,saben que somos del mismo barrio.La mentalidad, la cultura, la comida, todo eso acerca mucho a la gente. Pero claro que la actitud del gobierno influye para mal y distancia.

P: Influye también en tu cabello.

R: Estoy dispuesto a sacrificar mi cabello por las relaciones exteriores del Estado de Israel.

 

Las Naciones Unidas, entre lo público y el café

P: El problema es que hay mucha hipocresía de por medio. Qué te voy a decir a ti que pasaste unos años en la misión diplomática israelí en la ONU. No debe ser fácil escuchar a representantes de países dictatoriales dando clases de moral a Israel.

P: No es nada fácil. En la ONU uno ve claramente el doble rasero respecto a Israel, mucha hipocresía. Involucran el tema del conflicto con los palestinos en cada cosa, en temas totalmente irrelevantes, para atacar a Israel. Como diplomático israelí uno se puede quedar callado. Uno siente que le quema algo adentro, que no puede no salir a hablar, a decir “¡Basta!”. Pero lamentablemente, muchos países están dispuestos a sacrificar a Israel, a pagar con la moneda de la condena a Israel, para conseguir el apoyo de los países árabes a sus distintas iniciativas. Votan contra nosotros para conseguir otra cosa. Eso debe terminar.

P:¿Por qué no se logra terminar con ese fenómeno?

R: Porque así funciona la ONU, es una cuestión de equilibro de fuerzas entre bloques. Y el bloque árabe tiene un gran peso. Y si un país quiere ser electo para el Consejo de Seguridad, no debe enojarlos. No es cuestión de justicia ni de lógica ni de hacer lo correcto en relación al conflicto israelo palestino sino una vía para servir cada uno a sus intereses. Es muy triste.

P:¿Hay diferencia entre lo público lo que ocurre detrás de las bambalinas?

R: Sí, es cierto. En los debates formales, todo es muy formal.  Rápidamente uno entiende que allí uno no es una persona sino un Estado. Es el principal escenario del mundo. Uno habla en nombre de su país y la forma en que se te trata es como se trata a tu país. Si un país está enojado con otro, su representante te hablará feo, duro y a veces cruel. Esas son las reglas del juego.  Pero es cierto que detrás de las bambalinas, en la sala en la que los delegados toman café, se sientan en pequeños grupos y conversan, pueden ver discretamente qué se puede hacer y qué no. En la parte abierta, se presentan las posturas más duras. Pero detrás de las bambalinas se puede ver qué es posible lograr para solucionar el problema, ya que en definitiva, todos tienen interés en hallar soluciones.

P: ¿Me puedes dar ejemplos?

R: El vínculo con los palestinos, que nos hablan muy duro, y también con Egipto y Jordania…

P: Aunque hay acuerdos de paz. Hablan como enemigos ¿No?

R: Sí. Pero en la parte que no es pública, todo es más suave. Te diré que con los delegados palestinos yo tenía una relación excelente. Ellos entendían que en la Asamblea voy a defender a Israel hasta el fin, pero que detrás de las bambalinas  las reglas del juego pueden ser otras. Cuando llegué a la ONU les dije a los palestinos que no los veo como enemigos, que el pueblo palestino no es mi enemigo y que mi enemigo es Hamas , son los terroristas, los que quieren dañar a Israel, no los palestinos que se levantan de mañana y quieren poder mantener dignamente a sus familias con su trabajo.

La relación con los palestinos en la ONU

P: Hablabas con ellos en árabe ¿no?

R: Claro.

P: ¿Te parece que el hecho que el árabe es tu idioma madre, desde el nacimiento, ayudaba en algo, tenía alguna influencia especial?

R: Sin duda, en la relación personal eso tenía mucha influencia. Te diré más. Hubo casos de diplomáticos que vieron cómo era mi trato con los palestinos y a raíz de eso comenzaron a cambiar su actitud conmigo. Pasó por ejemplo con algún diplomático europeo que nos mira como la fuerza ocupante, como ilegítimos, y cuando me veían conversar con los palestinos, como una sonrisa, como seres humanos , no entendía nada. Y a veces pasaba que se decían “si ellos pueden hablar entre ellos  ¿Por qué yo tengo que estar enojado con este muchacho?”. Me pasó muchas veces. Pero claro que cada uno hace su trabajo y hay cosas duras. Pero en la interacción personal, yo siempre tenía claro, los palestinos son mis vecinos, vamos a tener que vivir juntos, no hay alternativa. Así que, si nosotros, los diplomáticos, no podemos hablar entre nosotros ¿Entonces quién podrá?

P: Más allá de lo bueno de ese vínculo personal ¿Te salía a veces conversar con ellos sobre cosas de fondo, como preguntar si ellos creen que Israel puede permitirse levantarse e irse de los territorios en disputa, o qué dicen de la incitación al martirologio, del hecho que Israel conquistó los territorios en una guerra de autodefensa? O sea, a mí me parece que hay cosas que explican mucho más de fondo la situación que hablar siempre sólo de los asentamientos.

R:En el tema palestino está claro que cada lado viene con una postura muy formada  es difícil acercar una a la otra. Habría mucho que hablar sobre quienes gobiernan a los palestinos, el liderazgo indigno del rol que tiene, un liderazgo corrupto que no tiene demasiado interés en llegar a un acuerdo con Israel, que no está dispuesto a ceder en nada. Ya hemos estado en puntos en los que se les ofreció casi todo el territorio conquistado en 1967, el 97% del mismo, pero no les alcanzó. Es un serio problema. Claro que sí se puede hablar con ellos por ejemplo de la problemática de Hamas, ya que representantes de la Autoridad Palestina te dirán que Hamas es su enemigo más que el nuestro. Pero no mucho más. Lo único en lo que parece que se puede llegar a un entendimiento es en la noción que al final, todos queremos hallar una solución.  Pero estamos muy lejos de eso y las probabilidades de solucionar el conflicto a corto plazo, es casi nula.

Pero hay otro tema…El interés en Israel no puede centrarse sólo en el tema palestino. Cuando otros quieren hablar de eso, no tengo problema, explico cómo empezó todo, quién empezó, qué tratamos de hacer y qué pasa hoy. Pero aclaro que Israel es mucho más, que tiene mucho para ofrecer al mundo . Hay mucho para explicar sobre la innovación, la tecnología, la salud, la educación, y cómo aportan al mundo.Siempre explico sobre las diversas áreas en la que Israel aporta, y sobre la gran actividad de Mashav, el departamento de Cooperación Internacional, desde el cual se apoya mucho a países de África, Asia y América Latina. El tema palestino no es el centro del mundo.

P: Aunque debe ser importante hallar una solución.

R: Sin duda. Es una cuestión de interés nacional.

Nizar junto a Maayan Keren, otrora asesora de Desarrollo Duradero en la delegación de Israel en la ONU
Nizar junto a Maayan Keren, otrora asesora de Desarrollo Duradero en la delegación de Israel en la ONU

“El” discurso en la ONU, un desafío al representante de Siria

P: Hablábamos antes del hecho que tu idioma madre es el árabe. Y pronunciaste un gran discurso en árabe en la Asamblea General, en respuesta a un duro ataque del representante de Siria.

R: El famoso discurso…sí. Te diré que pronuncié decenas de discursos en la ONU, pero sólo unos pocos fueron en árabe. No quería desgastar el impacto. El tema no es simplemente que digan qué bueno que un israelí habla árabe.

P:¿Cómo fue?

R: Creo que algo muy especial de ese discurso que pronuncié, fue que muchos representantes del mundo árabe se identificaron con él. Eso fue sorprendente. Parte de mi mensaje fue que el régimen sirio no puede dictarnos moral  y les dije ustedes matan a su propia gente y nosotros les damos tratamiento médico a los heridos. Y la gente se identificó con eso porque era la pura verdad. Podían decir quizás que no aman a Israel, o que yo no les caía bien, pero lo que yo decía, sabían que era cierto.

P: Además, el hecho que lo pronunciaste en árabe, fue impactante.

R: Claro. Es que te diré que mucha gente, al ver mi nombre, no necesariamente entiende enseguida y piensan que soy judío. Y era muy divertido ver algunas reacciones en los rostros…algunos se decían que ojalá sus gobernantes hablaran árabe como lo está haciendo el representante israelí. Además, usé un lenguaje muy ilustrativo .Usé por ejemplo parábolas o conceptos de la propia cultura siria, frases que a ellos les decía mucho. Por ejemplo hay una expresión en Siria que dice algo así como “la vergüenza se ha muerto”, algo muy popular. Fue titular en varios lados. Y podían decir “habla excelente árabe, usa nuestros propios conceptos”. Eso era muy bueno, mejor que si hubiera citado del Corán. No creo que yo tenía que explicar a otros sobre su propia religión.

P: Así que fue un éxito.

R: La verdad que sí. Millones de personas miraron ese discurso, circuló muchísimo y llegó hasta la propia Siria, allí escribieron al respecto, así que fue muy importante. El mensaje era que Israel ayudaba a los sirios mientras el régimen los mataba.

 

Diplomático israelí, no judío, un aporte a la sociedad

P: Cuando decidiste ir al servicio exterior ¿Pensaste en el hecho que al no ser judío y hablar árabe de nacimiento eso te podría servir? Es parte del complejo mosaico de Israel y la región.

R: Ante todo te diré que esto deber ser algo natural para la sociedad israelí. O sea, una sociedad sana puede estar representada en el exterior y en su servicio público por todos sus matices.  Y en Israel esto es evidente a muchos niveles. Yo sé por ejemplo que en el servicio médico y en el Ministerio de Salud Pública, hay muchos representantes de las minorías israelíes. Y creo que es lo correcto. Es algo que va muy bien con la idiosincrasia israelí: la inserción de las minorías, que cada una tenga su espacio y pueda expresar sus ideas y así también aportan a la entereza nacional de Israel. Es algo que no sólo ayuda a las propias minorías  sino a la sociedad en general. Y no me refiero sólo a árabes sino por ejemplo también a ultraortodoxos, haredim, que son judíos..

P: Pero diferentes, dices tú, del resto de la población.

R: Así es. Yo creo que en gran medida el futuro de Israel está más que nada en manos de los haredim y los árabes. Si hay buenos cambios, pueden aportar muchísimo a la sociedad. Por ejemplo, hoy aproximadamente el 30% de las mujeres árabes trabajan. Si se pueden crear buenas oportunidades laborales, sería un enorme empuje para la economía. Todos ganarían. Y así en todo. Por eso yo estoy tan de acuerdo con que muchos ciudadanos de las minorías se sumen también al servicio exterior de Israel.

P: ¿Cuántos hay hoy? O sea, israelíes no judíos.

R: Son aproximadamente 15  diplomáticos y otros 5 funcionarios, de un total de aproximadamente 400. Pero la mayoría son drusos. Hay una chica musulmana y dos beduinos. A los drusos nos es fácil. No tenemos ningún problema en plantarnos en una tribuna y defender a Israel. Somos una minoría que decidió que es parte integral del Estado ya antes de la creación de Israel diría yo. La combinación es muy natural. Con otros sectores a veces es más problemático. Hay razones históricas que explican por qué son tan pocos, pero la apertura es cada vez mayor y hoy en día, todo aquel que se postule, si es capaz para esto, venga de donde venga, entrará.

P: ¿Cómo incide el hecho que eres druso en tu trabajo diplomático?

R: Ante todo, como te decía, para mí es importante que así funcione la sociedad, que haya gente de diversos sectores. Pero además, creo que un diplomático israelí no judío  tiene la responsabilidad de mostrar los distintos colores de la sociedad israelí. Y yo me encargo mucho de destacarlo.

P: Justamente te iba a preguntar si sueles destacar tu condición de israelí druso.

R: Hay aquí varios niveles. El más sencillo es que yo me sumé al servicio exterior para representar a Israel, defenderlo y servir sus intereses. Y haré todo lo que esté a mi alcance para lograrlo. Esto me resulta importante a nivel personal y nacional. Así que recurro a todas las herramientas que tengo a mi disposición, a todos los idiomas que sé, los chistes que conozco  y los métodos que sé para romper el hielo. Si sé árabe desde nacimiento ¿por qué no aprovecharlo? Uso todo para representar a Israel tal cual es, un país democrático en el que hay minorías que también juegan un rol en el país, que son tratadas democráticamente, como se debe. Y también represento al Israel innovador y de tecnologías alentadoras. Eso es general, no pasa por el tema de las minorías.

Sorpresas internacionales

P: Como sabemos, la imagen de Israel en el exterior, en muchos lados, es muy distorsionada. Me imagino entonces que conocer a un diplomático israelí no judío puede ser un shock para muchos.

R: Sin duda. Muchos se sorprenden, no entienden. Tienen el concepto de los judíos opresores y los pobres árabes oprimidos y aquí viene alguien que les sonríe, que les presenta otros argumentos, que explica que las cosas son más complejas que lo que creían…y encima no es judío. Yo siento que hay más disposición que antes a escuchar. En Turquía lo viví mucho, gente que venía diciéndome que odia a Israel, yo le pedía que me explique por qué y cuando empezaban a hablar yo les decía “veo que no es que odias a Israel sino que no lo entiendes, hay cosas que no sabes”. Si al final de la conversación se movió un poquito al menos en su postura, ya hice algo que valió la pena.

P: Las experiencias personales seguro siempre te dejan algo muy fuerte.

R: Una vez me encontré con una periodista de Irán, como parte de mi trabajo como vocero. En determinado momento me dijo, después de encontrarnos en varias oportunidades: “Ahora te puedo decir lo que quería pero no podía porque no éramos amigos como ahora. La primera vez que te vi estaba en shock. Crecí oyendo que Israel es Satanás, el enemigo. Y te vi, y fuiste siempre tan agradable y simpático.Y me dije a mí misma no puede ser que este sea el israelí terrible y conquistador que quiere asesinar palestinos”. Me  pasaron muchas cosas de este tipo.

 

Un buen resumen

P: Nizar ¿El país, el Estado, siempre es digno de este amor que le profesas?

R: ¿Qué es el país? El país somos todos. Estamos todos juntos en esta historia, trabajamos todos juntos para defender al país, para que sea un mejor país, para todos nosotros. Puedo yo también, como ciudadano, tener críticas puntuales. Eso es aparte. Claro que hay mucho por hacer. Pero sin duda, sí., Israel es digno del amor que le profeso.

P: ¿Hay algo que quisieras agregar, que no te supe preguntar?

R: Has planteado todas las preguntas necesarias. Quisiera sólo terminar con un tono optimista. Creo que nunca hemos estado mejor. Cuando hay alrededor nuestro tantos problemas, sé que resulta difícil verlo, pero pensemos en todo lo que logró Israel, en lo que floreció y avanzó, en todas las cosas lindas que tenemos. Hay que ver lo fuertes que somos, lo capaces que somos de muchas cosas. Vamos desarrollando vínculos con países árabes moderados y eso es alentador. Hay que pensar en todo eso, en tantas cosas que están bien, aunque tengamos aún problemas por resolver.

P: Gracias mil Nizar. Una entrevista apasionante y alentadora.

R: Gracias a ti por el interés.

 
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