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| domingo diciembre 22, 2024

A Soleimani, el «virrey de Irak», lo mató la suficiencia


EEUU ha podido matar a Qasem Soleimani por su suficiencia y descuido. Y es que el comandante de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán-Fuerza Quds (CGRI-FQ) se había convertido en una figura pública en Irak y actuaba como si no temiera ser objetivo de EEUU, según han informado al Long War Journal de la FDD militares norteamericanos familiarizados con las rutinas que había ido adquiriendo.

Soleimani fue eliminado anoche en un ataque aéreo norteamericano mientras circulaba en un convoy que había salido del aeropuerto internacional de Bagdad; junto con él cayeron Abu Mahdí al Muhandis, líder de las Brigadas Hezbolá y vicejefe de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), y otros cinco individuos. El Pentágono dice que Soleimani “aprobó los ataques contra la embajada norteamericana en Irak” y estaba preparando nuevos ataques contra intereses estadounidenses en el país mesopotámico.

Como capo de la Fuerza Quds, cuerpo de élite de los CRGI que controla insurgencias y operaciones terroristas en el exterior de Irán, Soleimani tenía las manos muy manchadas de sangre. Sus actividades le pusieron en el punto de mira de múltiples servicios de inteligencia.

Sólo en Irak, su apoyo a diversos escuadrones de la muerte y milicias chiíes le hizo responsable de la muerte de más de 600 soldados norteamericanos y de decenas de miles de civiles, soldados y policías iraquíes. Su respaldo a Hezbolá, Hamás y la Yihad Islámica Palestina posibilitó un estado de guerra perpetua del Líbano y los palestinos contra Israel. Decenas de miles de personas han muerto en esos conflictos. En el Yemen, la asistencia de Soleimani a los huzis ha asegurado la pervivencia de la guerra civil. En Siria organizó milicias chiíes, algunas procedentes de Irak y Afganistán, para que combatieran al Estado Islámico (EI) y sostuvieran al régimen criminal de Asad.

Pese a sus actividades, Soleimani se mostraba “ufano” en Irak, según ha comentado al Long War Journal un mando norteamericano. Su extraordinaria influencia en Irak en los ámbitos político, militar y religioso le confirió una tremenda confianza y una sensación de gran importancia. Las fuentes afirman que se consideraba “intocable” como “virrey de Irak”.

“Había dejado de temernos”, afirma un oficial norteamericano que prefiere mantenerse en el anonimato. “Lo designamos [terrorista] y clasificamos a la Fuerza Quds como organización terrorista, pero no hizo nada. Con el tiempo se fue sintiendo más seguro y confiado” mientras se movía por Irak. “Hace más de una década, no habría ido al aeropuerto internacional de Bagdad”, asegura otra fuente militar. “Era más cuidadoso”.

Soleimani empezó a descuidarse tras la retirada norteamericana de Irak, dicen los militares estadounidenses; sobre todo desde que respaldó a las FMP en la guerra contra el EI. Las FMP están compuestas de milicias iraquíes pero las controlan aquellas que tienen el respaldo de Soleimani e Irán. Otro de los eliminados en el ataque que costó la vida a Soleimani, Muhandis, era un miembro fundamental de las FMP.

Luego de que las fuerzas iraquíes colapsaran en el oeste, el norte y el centro de Irak durante el asalto del EI que se saldó con la toma de Mosul por parte de esta organización terrorista (2014), Soleimani e Irán se hicieron cargo de la situación. Soleimani, Muhandis y otros líderes milicianos organizaron las FMP y combatieron al EI. Las FMP comandaron numerosas operaciones de reconquista en varias ciudades del país.

Soleimani se vio particularmente reforzado cuando el Ejército norteamericano ignoró su influencia y en su lugar se dedicó a lanzar ataques contra el EI, mientras las FMP y las fuerzas iraquíes pasaban a la ofensiva.

El líder de la Fuerza Quds empezó a mostrarse en público visitando campos de batalla fundamentales. De hecho, fue fotografiado en numerosas ocasiones mientras se reunía con líderes de las FMP o alentaba a los combatientes de las mismas a dar la batalla al EI.

El ataque de anoche puso fin a más de un decenio de frustraciones entre los militares norteamericanos. “A veces sabíamos dónde estaba y a dónde iba a ir, podíamos rastrear sus movimientos”, dice una fuente militar. “Pero nunca nos dejaron ir a por él. Hasta ahora”.

© Versión original (en inglés): FDD
© Versión en español: Revista El Medio

 
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