Dr. Raz Zimmt del INSS, experto en Irán
Los sucesos registrados en Irán en los últimos días, desde el operativo norteamericano en el que se dio muerte al jefe de la Fuerza Al Quds , el General Qassem Soleimani, han dejado en evidencia lo complejo de la situación en la República Islámica.
Para conocer a fondo la realidad, más allá de lo que puede interpretarse en forma inmediata al ver los videos de las manifestaciones, que han estado circulando estos días por las redes sociales, más allá de las grandes declaraciones de figuras de uno y otro lado, entrevistamos al Dr. Raz Zimmt, experto en Irán en el prestigioso centro de investigación INSS, el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional.
P: Dr. Zimmt, usted sigue en detalle lo que acontece en Irán, también a través de las redes sociales. ¿Diría que estas aportan una dimensión especial, nos permiten conocer cosas antes ocultas?
R: Yo creo que no es que las redes aportan algo especial que iluminen elementos que no conocemos. Pero sí nos muestran las expresiones concretas de las manifestaciones de los últimos días, que incluyeron por ejemplo escenas de ciudadanos arrancando y rompiendo posters con las fotos de Qassem Soleimani. Y eso es muy distinto de las imágenes del gigantesco funeral de Soleimani. También recibimos a través de las redes a estudiantes iraníes en una universidad, evitando pisar las banderas de Israel y Estados Unidos.
P: Esas fueron imágenes muy elocuentes.
R: Así es, pero tengamos claro que no es necesariamente porque concuerden con Israel y Estados Unidos, sino porque esa fue una forma de actuar contra uno de los símbolos impuestos por el régimen iraní desde la revolución de Khomeiny en 1979. Claro que a través de las redes podemos captar lo que no empezó ahora, pero sí se intensifica, la potencia de la furia, la frustración y desconfianza del público en las autoridades.
P: El fenómeno se refiere a la situación en general, pero fue detonado por el tema del avión ucraniano.
R: Exacto. Durante dos o tres días, las expresiones públicas en Irán por la muerte de 176 personas a bordo de ese avión, entre ellas numerosos iraníes, eran de tristeza y duelo. Pero eso rápidamente se convirtió en furia al comprobarse la forma en que el régimen manejó el tema. Este sentimiento ha ido en aumento en los últimos años en otras situaciones, porque la gente entiende que el régimen intenta dar al público información incorrecta sobre distintas cosas. No le creen. Y esto fue un nuevo golpe que acrecentó la falta de confianza del régimen.
P: ¿Nota un cambio en el contenido de las protestas? Me refiero más allá del detonante de fondo…una vez el combustible, otra las elecciones, ahora lo del avión….O sea…en el contenido de los cánticos por ejemplo.
R: Recordemos que con los años, al continuar la opresión y no cumplirse las promesas formuladas, la frustración crece. Ahora ya no se trata de protestas por una política puntual sino contra la existencia misma del régimen. En el 2009, cuando fue la así llamada “revolución verde”, la protesta era por el resultado de las elecciones, pero en los dos últimos años, se va mucho más allá todavía. La decepción no se expresa sólo respecto a los elementos radicales del régimen, no sólo contra el líder supremo Ali Khamenai y la Guardia Revolucionaria, sino también contra el Presidente Hassan Rouhani y el campo considerado más pragmático.
P: ¿Cómo resumir el sentir general de quienes salen a manifestar?
R: Lo más grave es que la gente siente que no hay esperanza.Tras la victoria de Rouhani en el 2013 y la firma del acuerdo nuclear en el 2015, la esperanza era que algo cambiaría, tanto en la parte económica con en las libertades civiles. Pero hoy la gente siente que no ha cambiado nada. Por eso se ve claramente la crisis, tanto en las redes como en la violencia en la calle.
P: Irán es un país enorme. Seguramente sería simplista generalizar respecto a cómo la gente ve al régimen, por más que desde Israel sí lo vemos en términos absolutos.
R: Irán tiene 83 millones de habitantes. Está clarísimo que no todos piensan igual. Hay un núcleo duro que apoya al régimen, en gran medida por consideraciones ideológicas. No lo subestimo, deben ser entre el 10% y el 20% de la población, que creen en este régimen porque se educaron en esa línea, porque esos son sus valores. Del otro extremo hay un público cada vez mayor que se opone totalmente y no considera al régimen legítimo en absoluto. Este sector, en los últimos años, es mucho más duros en las protestas. Y en el medio está la mayoría de la ciudadanía, que creo que más que nada, teme que la alternativa al régimen sea peor todavía que él. O temen que si el régimen cae haya caos, que Irán quede sumido en una guerra fraticida, como pasó en Siria. En esa gente incluyo a muchos iraníes que aunque no aman al régimen prefieren cierta estabilidad que una revolución cuyos resultados temen sean impredecibles.
P: Es un análisis muy interesante, porque permite ver matices más allá de grandes titulares.
R: Yo estimo que la mayoría del público, de todos modos, no está satisfecho y se siente frustrado porque las dos grandes promesas de mejorar la situación económica y aprobar mayor libertad política, no han sido cumplidas. Pero la gran pregunta es cuánto están dispuestos a arriesgarse quienes no están satisfechos, para salir a las calles en un intento de promover un cambio político.
P: Ahí está al parecer parte de la explicación de por qué las protestas no conducen a nada.
R: Claro, en parte sí. En noviembre, cuando estallaron las protestas conocidas por el precio del combustible, se estima que 200 mil personas salieron a las calles. No fueron millones. Y ahora fueron menos. Se estima que no salen porque temen que la alternativa sea peor, pero también, claro, porque temen a la represión.El elemento determinante no es cuántos iraníes están frustrados sino cuántos están dispuestos a arriesgarse.
P: ¿Cuán grave es la situación económica?
R: Es muy dura. No es que la mayoría tiene hambre, pero la inflación asciende al 40%, hay un desempleo de entre el 40% y el 50% entre los jóvenes preparados, el real iraní pierde valor…Está claro que el ciudadano iraní promedio está en serios problemas.
P: Desde afuera vemos a Irán en términos absolutos, un país gobernado por un régimen totalmente oscuro y represor. ¿Cómo lo describiría usted?
R: Sin duda es un régimen opresor. Pero en general el régimen supo distinguir entre el espacio público y el privado. O sea, afuera, hay por ejemplo un estricto código de vestimenta islámica. Pero nadie se fija cómo va cada uno adentro de su casa.
P: Faltaría más…
R: También en lo relativo a la crítica al régimen en sí, claro que no es libre, pero sí más que la Siria de Assad o lo que era el Irak de Saddam Hussein. Hay críticas al presidente Rouhani en la prensa por ejemplo. Claro que no se puede criticar al líder supremo Khamenai y si se cruza cierta línea, uno va preso. Hay ciertos sectores que sufren más que otros: las mujeres, ciertas minorías, homosexuales . Evidentemente, no es un país en el que yo recomendaría a nadie vivir, pero no diría que la mayoría siente que no tiene lo que perder. No vemos el movimiento de millones en las calles como en la revolución islámica del 78 y 79.
P: Ahondemos un poco en ese sector que ha mencionado, quizás el grueso de la ciudadanía, que no es que ama al régimen ni mucho menos pero por otro lado teme que no haya una alternativa clara .
R: El temor de muchos iraníes, que he captado claramente por varias vías, es que si el régimen cae, una opción es que quede en manos de la propia Guardia Revolucionaria, que hoy es uno de sus brazos. Eso sería no menos problemático. El temor al caos y la guerra es muy grande. Pero además, hay gente que aunque no concuerda ideológicamente, depende del régimen económicamente.Por ejemplo los comerciantes, o parte de la clase media que son empleados del gobierno, porque el sector privado en Irán es muy débil. Por ejemplo, una maestra que está en la educación pública, un médico en la salud pública…toda esa gente pensará dos veces antes de salir a manifestar. Además, claro, hay cientos de miles relacionados directamente a las Guardias Revolucionarias. Toda esa gente tiene interés en preservar la situación, aunque querrían mejoras.
El caso singular de Soleimani
P: Aún sin olvidar estos diferentes matices ¿cómo explicar el funeral multitudinario de Qassem Soleimani?
R: De los 83 millones de iraníes, algunos estaban alegres por su muerto, otros de duelo y otros eran indiferentes. Pero yo diría que lo central es que inclusive iraníes que no apoyan al régimen y se cuentan entre sus críticos, consideraron la eliminación de Soleimani como una afrenta al honor nacional, a un símbolo de Irán. Recordemos que Soleimani, aunque era parte de las Guardias Revolucionarias, estaba al frente de la fuerza Al Quds, cuya función no es la represión interna. Él participó en la guerra contra el Estado Islámico y ganó mucho prestigio como símbolo nacional. Cuando su madre murió, había numerosas expresiones de duelo en las redes. Mucha gente realmente se identificaba auténticamente con él.
P: Además se había convertido en una especie de celebridad, andaba tomándose selfies con soldados iraníes, con la gente, presente en las redes…ya no un General en las sombras.
R: Así es. Me han preguntado si no hay contradicción entre manifestantes que arrancaban su foto de las paredes, y el funeral que tuvo. Ante todo, claro que quienes arrancaron su foto, no fueron al funeral. Pero yo creo que un patriota iraní puede hoy estar de duelo por la muerte de Soleimani y también criticar duramente la política del gobierno en el caso del avión iraní. No necesariamente hay una contradicción entre ambas cosas.
¿Venganza?
P: Tras su eliminación, la retórica iraní prometiendo venganza, fue muy dura. La respuesta en el terreno, muy distinta de lo que uno podía imaginar. ¿Cómo lo explica? ¿Es sólo por la conciencia sobre la inferioridad militar iraní frente a Estados Unidos?
R: Luego de la eliminación de Soleimani, los iraníes estaban en un dilema nada sencillo. Estaban comprometidos a responder, pero no querían arriesgarse a un enfrentamiento de gran envergadura porque son conscientes de la relación de fuerzas. De todos modos, no es que lo que hicieron fue poco. Es la primera vez en muchos años que alguien dispara misiles a una base con soldados norteamericanos. Aún si es cierto lo que ha circulado, que avisaron a EEUU de hecho para que no haya muertos, eso siempre puede pasar, y corrieron un riesgo.
Pero la decisión fue maniobrar entre el deseo de responder directamente, desde Irán, no a través de un proxy, y de evitar un conflicto fuerte con Estados Unidos.
P: Hay cosas que a largo plazo les resultan más importantes.
R: Por supuesto. Recordemos que Khamenai, inmediatamente después de la reacción iraní, dijo que al final de cuentas, la venganza no es solamente una acción militar en el terreno sino la continuación de la línea basada en una convicción fundamental de Irán: que hay que sacar a Estados Unidos de la región.Dijo claramente que la lucha continúa, que van a sacar a las tropas norteamericanas de Iran. Y si lo logran, pueden presentarlo como la venganza principal. Irán tiene tiempo y paciencia, analizan sus objetivos a largo plazo.
Además, si bien está claro que la muerte de Soleimani es importante porque él era muy instrumental en todas las acciones militares fuera de Irán, eso no altera la estrategia de Irán. Fue un golpe duro, pero Irán es un Estado ordenado, con metas claras, que seguirá trabajando para alcanzarlas.
http://www.semanariohebreojai.com/articulo/2060/analizando+fondo+matices+situacion+titulares
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