La periodista Silvia Cherem publicó hace 18 años un formidable reportaje a Elie Wiesel. De esa nota que conserva no sólo vigencia sino que nos enseña sobre la enorme labor de Wiesel, seleccionamos una pregunta y una respuesta.
PREGUNTA: El principal objetivo de su vida ha sido preservar la memoria para intentar cambiar actitudes. ¿Piensa que la humanidad ha aprendido alguna lección?
WIESEL: No. Si el mundo hubiera aprendido algo, no habría hoy antisemitismo, crueldad, hambre, guerras o catástrofes. La humanidad no sabe aprender. Los que ostentan el poder están más interesados en medir su popularidad en encuestas y ganar votos, que en gobernar. Se olvidan de su pasado, se rodean de asesores y se vuelven incapaces de tomar decisiones moralmente correctas. Ocasionalmente hay brotes de bondad y solidaridad, pero son contados. Uno de ellos, fue el voto en la ONU en noviembre de 1947 para reconocer la existencia del Estado de Israel. Algunos países se sintieron culpables con respecto a los judíos después de la guerra y, gracias a ello, hubo un despliegue de generosidad. Fue esa la última vez que Estados Unidos y Rusia se unieron para lograr un objetivo. Seis meses después, esto hubiera sido impensable. Aunque yo anhelo la paz y nunca he tenido un arma en mis manos, no soy un pacifista. Creo en el uso de las armas cuando hay que defenderse del enemigo. En la Segunda Guerra Mundial hubiera dado lo que fuera por unirme al ejército y pelear. Pienso que el terrorismo es la cuestión más urgente que enfrenta la humanidad. Durante muchos años, viví obsesionado con las desgracias que podían acontecer si los terroristas adquirían armas nucleares o bacteriológicas y compartí esta preocupación con cada Primer Ministro o Presidente que conocí. La mayoría se burló de mí: argüían que yo tenía fantasías de escritor. Hoy, desgraciadamente temen que esto pueda suceder.
Impresionante. Fue hace 18 años.
En 1982, Primo Levi volvió por segunda vez a Auschwitz, donde había sobrevivido y padecido. Allí le hicieron un largo reportaje, del cual rescatamos las dos últimas preguntas y respuestas.
Pregunta: Ha concluido el periplo de su segundo regreso a Auschwitz. ¿Qué cosas le vienen a la mente?
Primo Levi: Muchas, en realidad. Sobre todo una: me incomoda que los polacos, el gobierno polaco, se hayan apoderado de Auschwitz, que lo hayan convertido en el lugar del martirio de la nación polaca. En verdad eso fue cierto, al menos durante los primeros años, en 1941 y 1942. Pero después de esa fecha, con la apertura del campo de Birkenau, y sobre todo cuando entraron en funcionamiento las cámaras de gas y los hornos crematorios, se convirtió ante todo en el instrumento de la destrucción del pueblo judío. Nadie puede negar esto. Hemos podido verlo: hay también el bloque-museo de los judíos, los italianos, los franceses, los holandeses, etc. Pero hay en Auschwitz este hecho capital: que la gran mayoría de las víctimas fueron judíos.
Pregunta: ¿No le parece que los otros, los hombres, hoy en día quieren olvidar Auschwitz cuanto antes?
Primo Levi: Hay indicios que permiten pensar que quieren olvidar o algo peor: negar. Es muy significativo: quien niega Auschwitz es precisamente quien estaría dispuesto a volver a hacerlo.
Estas respuestas de Primo Levi tienen casi 40 años. Y están abrumadoramente vigentes.
El actual gobierno polaco insiste en manipular hechos probados; presuntos intelectuales pretenden diluir el objetivo nazi de exterminar a todo el pueblo judío y se regodean diciendo que los judíos nos “miramos el ombligo” cuando hablamos de la Shoá; la obsesión por la negación no se ha desvanecido; y por último, tal como lo expresó Levi: los que hoy anhelan negar, desearían repetir Auschwitz.
Por ello, ha sido trascendente la conmemoración mundial en Israel del 23 de enero y los mensajes contundentes de los líderes mundiales, la invocación del Papa Francisco. Pero los hechos son tan tozudos que siguen demostrando que ni las palabras ni las mejores intenciones son suficientes.
La enfermedad del antisemitismo no se extiende sola. Como lo dijo Wiesel hace18 años,el mundo se ha resistido a aprender. Hoy corren y avanzan a gran velocidad toda la gama de discriminación y odio al otro. Y eso pasa hoy.75 años después de Auschwitz, y de decenas de campos donde los nazis exterminaban primero que a nadie a los judíos, y enseguida al otro, al diferente.
El desafío de gobiernos y sociedades civiles es hasta dónde son capaces de avanzar en los hechos para saber si Primo Levi y Elie Wiesel tenían razón.
¿Los que tanto odian, y hacen de ello su línea de gobierno, podrán avanzar o serán enfrentados por las democracias seriamente?
El podio de Naciones Unidas, ¿Se convertirá en un serio lanzador de iniciativas serias de paz y convivencia o se seguirá compartiendo con los que quieren repetir Auschwitz?
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