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| viernes noviembre 22, 2024

Así es la lucha por la vida y la rehabilitación, detrás de los titulares

Desde el Hospital Hadassah de Jerusalem


 

Recientemente publicamos una entrevista filmada con el neurocirujano venezolano –israelí Dr. Samuel Moscovici y la enfermera uruguaya-israelí Claudia Poggi, sobre el caso del joven Nahum Nevies (17), que resultó gravemente herido en un atentado terrorista y no había certeza ninguna de que sobreviviera siquiera la primera operación. Afortunadamente, Nahum ya fue dado de alta y aunque le aguarda un largo proceso de rehabilitación, su vida ya no corre peligro y la lucha que él y su familia libran ahora, está en una dimensión muy distinta de aquella con la que tuvieron que lidiar cuando llegó en ambulancia, de urgencia, al hospital.

Conversamos con Samuel y Claudia más allá del video ya publicado, sobre los pormenores de la lucha por la vida de los pacientes.

Es un testimonio humano alentador, en el que se mezclan alegrías y tristezas, pero siempre con un motor de fondo que confirma lo que dice el Talmud: salvar a un ser humano, es como salvar a un mundo entero.

 

P: Samuel, Claudia, hablamos del caso de Nahum, que como muchos otros pacientes en situación sumamente grave, tuvo varios altibajos y por ende ustedes lidiaron con momentos en los que podían sonreir y otros en los que temían retrocesos fatales.

Samuel: Así es. Una cosa que yo creo que es interesante es que lo operamos cinco veces. Después de la última operación estábamos todos destrozados porque empeoró, cuando ya estaba caminando…

Claudia: Empezó a mejorar y se vino para debajo de vuelta.

Samuel: Yo lo bajé de emergencia, lo operé, cuando lo subo le digo a la familia: “Vamos a ver, vamos a esperar”, pero estaba muy mal. Yo pensé que de esa ya no volvía, y me fui a la oficina. Y la mamá bajó. Ella ya me conocía, y me dice: “Samuel, estás muy preocupado, te conozco y te lo veo. No importa lo que le pase a él, nosotros vamos a estar siempre agradecidos de lo que ustedes hicieron aquí y no les permito que bajen los ánimos”. Ella fue la que nos trató de dar fuerzas. O sea que hubo un  momento en el que se intercambiaron los roles, porque estábamos tan acostumbrados a él, y la familia era tan cercana a todos… que cuando pasó esto para nosotros ya era como un familiar.

Claudia: Yo no podía ni mirarla a la madre cuando se complicó todo de vuelta…

Samuel: Y  ella bajó a darme ánimos a mí. Esa señora, la mamá, es un punto clave en el hecho que el niño esté como está, ya en proceso de rehabilitación.

Claudia: Ella no bajó los brazos nunca. De esa frase que yo digo, “depende cómo ustedes se paren ante esto lo que va a pasar”.Esta señora, esta familia, es la mayor demostración. Si ellos se paran con un perfil “ok, está todo perdido”…todo puede desarrollarse distinto.

Samuel: Recuerdo que cuando él volvió a empeorar, bajé a la oficina, me senté y me decía…no se puede poner en la entrevista las palabras de maldición que me pasaban por la cabeza.

P: Pero todos las pueden imaginar.

Claudia: Es que acá también vemos muchas situaciones en las que las familias bajan los brazos.

Samuel: Yo estaba así en la oficina, deprimido, y llegó la madre. Nos hicimos amiguísimos con la madre.

Claudia: Ella estaba en todo, todo. Yo por ejemplo tomaba la guardia y le preguntaba cómo estaba y ella me daba muchos detalles.

P: Ustedes hablaron del retroceso que tanto los preocupó. Recordemos antes cómo fue vivir los momentos en los que iba mejorando.

Claudia: Él llegó a un nivel que venían a cantarle los amigos con la guitarra y él movía la boca con la canción, o sea que entendía todo. Yo le preguntaba cómo estaba y me respondía levantando el dedo. Estaba en un nivel avanzado en el proceso… y se deterioró… vino acá y se siguió deteriorando.

Samuel: Volvió porque se deterioró. Por eso lo operamos cinco veces, porque después ellos tienen problemas con los líquidos del cerebro, y otra vez… dos válvulas, una más, sangrado, otra más… después de la lesión principal el cerebro sigue sufriendo todo ese daño.

Claudia: Yo siempre quiero entender cómo sucedió el accidente y me parece importante, si hay alguien que estuvo en el lugar, que me cuente cómo fue. En este caso sabíamos que había sido embestido por un auto.

P: Un atentado terrorista.

Claudia: Así es. Y la tenía el video de cómo voló.

P: Salió disparado por el aire.

Claudia: Caer de esa voladura, terrible…

Samuel: Llegó muerto. Tenía las dos pupilas dilatadas. Igual lo mandé a tomografía urgente. Vimos que movía un poquito algo  y dije: “Al quirófano”.

Claudia: La primera cirugía es la de rescate de lo que queda.

Y EN GENERAL…

P: Me imagino que la pregunta siempre es cómo uno puede quedar después de algo así. ¿Hay muchos  casos que se salvan?

Claudia: Sí

Samuel: Sí, hay, pero después de algo así, muchos pacientes quedan vegetativos.

P: ¿Es imposible que después de algo así, se vuelva a ser  como antes?

Samuel: Imposible.

Claudia: Es muy difícil después de estos traumas graves. Después la gente se va adaptando a lo que va quedando de la persona.

Samuel: La gente hace un tipo de vida diferente, consiguen su significado en la vida de alguna manera.

Claudia:  Hay  familias para las que es importante que el paciente vuelva, no importa cómo. Y hay familias que tienen otra actitud, que dicen “yo quiero que me devuelvan a mi hijo, que era el mejor en matemáticas, está en una unidad élite del ejército, … quiero que me lo devuelvan como era, no estoy dispuesto a llevármelo así, no es mi hijo”.   Yo tuve casos así acá.

Samuel: La mamá de Nahum dijo: “yo quiero a mi hijo vivo, eso es lo que importa, vamos a trabajar y vamos a ver hasta dónde llegamos”.

P: Debe haber familias que se quiebran, y relaciones que terminan.

Claudia: Hubo un caso de un muchacho que tuvo un accidente en bicicleta pocos días antes de su boda. Recuerdo que le dije a la novia que me traiga a los amigos que estaban con él cuando pasó el accidente. Es que nadie lograba explicar por qué tenía el tipo de heridas que tenía, como si el cerebro se hubiera movido todo dentro de la cabeza, y fractura en los dos omóplatos. ¿Qué pasó? En la bajada de la montaña abrió la bicicleta, el auto lo chocó, el primer impacto del lado derecho fue contra todo el parabrisas y, ¿qué me dicen los amigos?, rompió el parabrisas de la mujer que manejaba el auto, que  quedó paralizada, no la podían bajar del auto, quedó shockeada porque venía subiendo una montaña y le cayó encima una bicicleta con un tipo que le rompió el parabrisas, no entendió nada. Y él voló ocho metros. El primer golpe de la cabeza fue contra el parabrisas que rompió todo, la segunda fue en el pavimento.

Ese muchacho se tendría que haber muerto en el lugar del accidente, por las heridas mismas y todo lo que pasó después. Primero que la ambulancia no encontraba el lugar, la primera que llegó no lo pudo intubar, tuvieron que llamar a otra…

P: Parecía que todo iba en contra…terrible. Y no puedo dejar de imaginarme esa situación, unos días antes de su casamiento.

Claudia: La novia tenía la ilusión de que él volviera.

P: Es muy fuerte la expresión misma…volver…porque tal como estaba, era como que se había ido a otro lado.

R: Exacto. Ella tenía el vestido de novia, se casaban el martes, esto pasó el viernes anterior. Ella me dijo: tengo el vestido de novia no puedo entrar al cuarto, no puedo volver a mi casa. Ya vivían juntos. Todos creen que va a volver.

P: ¿Cómo viven esa parte? ¿La dimensión humana de esas fracturas?

Claudia: Es devastador. Cuando él pasó el estado de urgencia absoluta de los primeros días, vinieron los amigos más íntimo, coordinamos todo con la gente del hospital, hicieron como una reunión con todos los amigos acá, ella trajo los frasquitos de miel que iba a repartir el día de la boda. Se sentaron, pidieron una comida, se armaron mesas en el hall de afuera, se organizó un encuentro de ella con los amigos íntimos que iban a estar en la boda. Son cosas que te enloquecen la cabeza. Ahora él está en recuperación. Pero ya no están juntos. Ella durante cierto tiempo me mandaba videos de él haciendo los ejercicios de la rehabilitación, empezando nuevamente a hablar…pero me enteré por las redes sociales que se separaron. Claro, porque la persona no es la misma…

P: Imagino que fue una decisión de ella.

Claudia: No sé si él estaba en una situación de decidir, lo que pasa es que la persona que volvió no es la persona con la que te ibas a casar…

P: En una situación así ustedes están para salvar a la persona, pero, ¿pasa por alguna neurona o algún lugar del corazón un elemento de juicio de cómo pudo irse o algo así?

Claudia: No, en absoluto.  Y tampoco pasa cuando un padre me dice: Quiero que me devuelvan a mi hijo, no me hables más idioteces, quiero que me digas directamente si va a volver a ser él, lo que era.

P: ¿Y le decís que no?

Claudia: Le digo que tenemos que esperar, que hay que esperar meses, después de un año hablamos… Ya la gente empieza a entender que lo que va a volver no es el hijo super genio que tenía. Y si los padres empiezan a venir menos, y si empiezan a sentir que eso que está ahí no es su hijo, ¿quién seríamos nosotros para juzgarlos? No cuesta entender que hay un enojo brutal con la vida que te robó una cosa tan preciada como es un hijo. Porque en esos momentos ellos ya sienten que… ¿sabés qué me han dicho? “Él ya se fue, él ya no está acá, esto no es mi hijo”. Te pasa que a veces los padres te dicen: “Me doy cuenta cuando ya se fue, ya no está con nosotros”. Ya la persona no está, porque la persona es todo el combo, el que habla, el que ríe, el que hace la broma, el que te abraza, el que te da el beso, cuando empiezan a ver que esto que tenemos ahora acá en la cama no es lo mismo, es muy duro.

P: Terrible…

Claudia: Está el tema del  vínculo, ¿cómo mantener el vínculo? Les digo que me cuenten de él porque yo conocí a una persona en coma, y yo quiero saber qué persona tengo enfrente. Quién era, qué hacía, qué pasaba con los amigos… y cuando me empiezan a contar empieza a haber una reestructura de la persona, que yo tampoco la conozco. A veces les digo: “¿Discutiste con él la última semana? Ahora no te va a escuchar, pero sacate esa piedra del corazón, decile algo que a vos te alivie decirle. No sabemos si no te está escuchando”. Y a veces me dicen: Justo esta semana fue terrible, todo discusiones. Y los padres se quedan con esa sensación de discutir por una idiotez. Y les pregunto, para que me cuenten y los siento en la silla para que le digan lo que quieran decir.

P: La generalidad, ¿es de familias que apoyan y están siempre al firme?

Claudia: Si, esa es la generalidad. Hay excepciones en las que no pueden recibirlo, pero porque hay un bloqueo. Eso está estudiado, es una negación a lo que está pasando: quiero que me devuelvan lo que tenía, esto no es lo que tenía. Entonces vos negás el hecho.

P: Pero se lo llevan cuando sale.

Claudia: Por supuesto. Hemos tenido que han firmado la no reanimación los padres, o casos en los que vos decís… Y hay padres que no importa lo que se van a llevar del hospital o lo que va a pasar después de la rehabilitación. Yo veo padres acá que, digo, ¿de dónde sacan esa fuerza, todo eso?, yo los vería tirada en el piso… También está el cuántos hijos hay en la casa, quién está cuidando de los hijos… Yo pregunto todo, cuántos hijos tienen, qué lugar ocupa el paciente, cuál es la relación entre los hermanos, cuál es el más cercano… Les pregunto todo. Quién se está ocupando de los hijos en la casa, porque no los pueden abandonar, hay chicos que son chicos y no entienden nada, no pueden venir al hospital, los padres desaparecieron… Les digo que se tienen que repartir: cuando el padre está acá la madre está en la casa y a la inversa, hay que repartir las fuerzas.

Samuel: Nosotros operamos y hablamos con la familia, pero la guardia de 12 horas con el paciente, la familia, los que viven todo eso, son las enfermeras y los enfermeros de la terapia intensiva, nosotros terminamos una operación, bajamos y tenemos otra operación en 12 o 15 horas. Volvemos, sabemos qué pasa, estamos al tanto, vemos al paciente, pero el segundo a segundo lo tienen ellos. Es evidente en todo lo que está contando Claudia. Es lo que siempre le digo a las familias: nosotros hacemos una parte del trabajo, pero es una parte, el trabajo aquí no es solo de los médicos. Diría que la parte más difícil del trabajo es ese día a día, minuto a minuto con el paciente. Nosotros hacemos lo que sabemos hacer: entramos, operamos, cerramos, tratamos de salir de quirófano, tenemos todo el estrés de allá abajo, pero es solo una parte, después tienes otra parte que es mucho más difícil que lo que hacemos nosotros. Yo se lo digo a la familia porque la familia tiene que entender que… muchas veces la gente piensa en la parte más crítica y delicada del paciente, es verdad, si va a morir o no, y en ese momento una operación…

P: Es clave.

Samuel: Claro, pero…

Claudia: Ustedes le devolvieron la vida.

Samuel : Si… yo diría que lo devolvimos a un lugar donde ahorita el resto del equipo va a seguir dándole esa devolución de la vida. y creo que es importante, tiene que estar claro. En muchos casos la familia es parte de ese equipo.

Claudia: Parte fundamental, porque ellos están viendo cada pestañita, están en cada detalle. A veces me sorprende cómo te describen algo que pasó, como si hubieran salido de la clínica.

Samuel: Y las familias y los pacientes nos contagian a nosotros esas ganas de vivir y de volver. Nosotros somos personas y algunas veces precisamos…

Claudia: …Cargar las baterías para levantarte al otro día a las 5.15 y volver a venir.

Samuel: No solo la batería que te hace despertar, la batería que no te deja no venir, porque el trabajo de nosotros no es solo eso, es vicio, es una pasión, no puedes vivir sin eso, necesitamos ser parte de eso.

Claudia: Siempre digo que las cosas horribles pasan, pero por suerte hay apasionados que creen que se puede ayudar a que las cosas sean de otra manera. Y ahí estamos nosotros.

P: No tengo palabras. Gracias. Los abrazo. Gracias.

 

http://www.semanariohebreojai.com/articulo/2289

 
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