Siguiendo las noticias conflictivas de la región, en más de una oportunidad me dije “ojalá se pudiera abrir los noticieros con otro tema”, que no sean atentados, terrorismo, choques y violencia. Evidentemente, no se me podía pasar ni por una neurona que la alternativa sería el Coronavirus, que hace días copa el primer lugar en absolutamente todos los informativos en Israel, sea de televisión o radio, y varias páginas en todos los diarios. E Israel, que por la cantidad de problemas con los que lidia, suele mirar más que nada hacia adentro, presta ahora mucha atención a lo que pasa alrededor, contando sobre el acontecer de estos días no sólo en China e Italia.
Recién después se pasa a hablar de la situación política, de los manejos para tratar de formar coalición y de lo que desde hoy parece ser el escenario más factible: que Israel vaya nuevamente a elecciones, que serían las cuartas en un año y medio. Increíble. Pero de eso amarguémonos después. Ahora, Corona.
Bueno, no sólo Corona, sino la confirmación de que cuando ocurre algo así, cuando una epidemia, proclamada internacionalmente o no, ataca al mundo todo, no hay fronteras, ni diferencias de credo o nacionalidad .Somos todos ciudadanos del mundo.
Lo comentamos no por entrar en mera filosofía sino porque justamente al tener que tomar medidas estrictas contra la propagación del virus, Israel y la Autoridad Palestina están del mismo lado, aunque haya frontera de por medio. “Los virus y las enfermedades no saben de límites ni distinguen colores ni identidades”, nos dijo Dalia Bassa, quien desde 1993, la época de los acuerdos de Oslo, trabaja coordinando el pasaje de pacientes palestinos a los hospitales israelíes.
Dalia nos cuenta de los equipos especiales para aislamiento que fueron donados al Ministerio de Salud Pública palestino. Y de los exámenes de Corona que hizo Israel al principio para los palestinos y que ahora hace cuando los palestinos quieren reconfirmar un resultado. Pero más que nada, sobre la capacitación a equipos médicos palestinos que entraron a Israel y fueron recibidos por sus colegas en el Hospital Sheba-Tel Hashomer, donde funciona el Centro de Enfermedades Infecciosas al que se le ha encargado el tratamiento de todos los primeros enfermos de COVID.19. “Cooperamos en forma estrecha, estamos en contacto todos los días, y también ellos trabajan en forma seria. Es muy importante, porque nos une el mismo objetivo”, nos dijo esta israelí que dice estar ya en edad de jubilarse, pero se dedica a su función con una pasión sin igual.
Cabe suponer que el Corona seguirá avanzando y que habrá más enfermos que ahora también en Israel (75 hasta el cierre de estas líneas) y la zona de Cisjordania bajo control de la Autoridad Palestina (algo más de 30 hasta ahora, la mayoría en Belén y 1 en Tulkarem). Sería mejor compartir alegrías, pero es reconfortante saber al menos que cuando se lidia con una emergencia, israelíes y palestinos saben hacerlo juntos.
Esto, claro, no soluciona el conflicto ni por un momento, pero es al menos un rayo de luz.
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