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| martes diciembre 24, 2024

Analizando la dimensión emocional y psicológica de la crisis del Coronavirus en Israel

Conversando con el Profesor Yoram Yovell del Hospital Hadassah de Jerusalem


Profesor Yoram Yovell (Foto: Jorge Novominsky)

Hace pocos días participamos en una conferencia telefónica con el Profesor Yoram Yovell de la División de Neurociencia Clínica del Hospital Hadassah Ein Kerem y la Universidad Hebrea de Jerusalem. Es psiquiatra, psicoanalista e investigador del cerebro, y una figura muy conocida en la pantalla chica israelí, por su programa “Sijat Nefesh” en la televisión educativa.

La rueda de prensa telefónica fue organizada por Media Central. Fue apasionante escucharlo y bueno poder plantear varias preguntas. Pero aquí no distinguimos entre su ponencia inicial y las preguntamos que hicimos los periodistas participantes, sino que resumimos los puntos principales de su análisis en general.

 

El Profesor Yovell analizó la dimensión psicológica y emocional de la crisis actual, la forma en que la manejan las autoridades y el efecto que la situación actual tiene en la sociedad.

Comenzó criticando algunos aspectos del manejo de la crisis por parte de las autoridades.

1)    Considera que ha habido y en gran medida sigue siendo un claro intento de parte de quienes se dirigen a la ciudadanía en relación al Coronavirus, de “intensificar el temor y la ansiedad”.

El Primer Ministro Biniamin Netanyahu dirigiéndose a la ciudadanía. Sentados, el Director General del MSP Moshe Bar-Siman Tov, el Ministro de Salud Pública Yaakov Litzman y el Director del Consejo de Seguridad Nacional Meir Ben-Bassat (Foto: GPO)
El Primer Ministro Biniamin Netanyahu dirigiéndose a la ciudadanía. Sentados, el Director General del MSP Moshe Bar-Siman Tov, el Ministro de Salud Pública Yaakov Litzman y el Director del Consejo de Seguridad Nacional Meir Ben-Bassat (Foto: GPO)

 

Claro está que los que transmiten los mensajes, usan este tono no con mala intención sino para tratar de aumentar la disciplina de la población y las medidas de cuidado a las que la población se atenga, minimizando así los riesgos a su salud. Estiman que si motivan con el estrés, dado que aislarse no es lo natural, la gente cumplirá, y que sin la presión, no lo haría. El problema es que si se lo hace en forma exagerada, la ansiedad y la confusión harán que decrezca el cumplimiento de las instrucciones.

El problema clave es que cada uno puede tener su curva emocional y que lo que a algunos ayuda a entender cuán importante es cumplir con las órdenes, a otros la presión les resultará absolutamente perjudicial.

En todos lados hay psicopatologías relacionadas al estrés, en todo el mundo.

 

2)    El cierre en gran medida-no absoluto- de los hospitales a los procedimientos normales de rutina, puede terminar cobrando más muertos por ejemplo de cáncer. Destaca que los índices de cura de cáncer en Israel son altos debido a la detección temprana. Teme que si por dos meses no se realizan exámenes y chequeos de rutina, puede aumentar la mortalidad.

3)    El problema de la concentración tan fuerte en la crisis del Coronavirus, crea un fenómeno conocido también como problema en la vista, llamado “visión túnel”. Uno se enfoca solamente en un tema determinado, en este caso en la urgencia médica por el virus, y no ve otros que también debería atender. La gente está totalmente enfocada en el Coronavirus y sus daños, en lo que informan los medios, y excluyen cosas que también nos podrían ayudar a poner eso en contexto. Y cuanto más estrés hay, más visión túnel que no permite ver otras cosas.

4)    No se recuerda en ningún lado que en la rutina, tanto en Israel como en el resto del mundo, muere gente por distintas razones. Sin minimizar ninguna muerte, ni por Coronavirus ni por otros motivos, en la rutina israelí muere un promedio de 130 personas por día. Por ahora, desde que comenzó la crisis del virus hace ya más de un mes, han muerto menos que esa cantidad por Coronavirus. Sería bueno recordar las proporciones.

Un paciente con Coronavirus llegando al hospital Shaarei Tzedek de Jerusalem (Foto: Ariel Jerozolimski)
Un paciente con Coronavirus llegando al hospital Shaarei Tzedek de Jerusalem (Foto: Ariel Jerozolimski)

 

5)    Otro tema que no se destaca lo suficiente en los comunicados oficiales, que podría ayudar a bajar la tensión, es que esta enfermedad, salvo algunas excepciones, saltea a los niños y adolescentes. Esto es algo muy importante. Pero como no se lo destaca lo suficiente, aunque se lo sabe a ciencia cierta, hay niños de escuela aterrorizados, con señales de estrés personal indeseable. Hay que destacar más, públicamente, que se sabe claramente que esta enfermedad no es peligrosa para los niños. No quiero decir que no se puedan infectar, sabemos que sí, pero en general o no tienen síntomas en absoluto (aunque puedan contagiar a otros) o la pasan muy livianamente, en pocos días.

6)    El riesgo de morir por Corona no es más alto en absoluto que el riesgo de morir por otras decenas de razones. Pero a esto se presta la máxima atención. Esto, aunque sabemos que en general, la enfermedad es bastante selectiva y ataca seriamente más que nada-aunque no sólo- a gente mayor con problemas serios. En China e Italia, el 99% de los muertos están en esa categoría. En Israel, también un altísimo porcentaje.

 

Los problemas causados por la crisis

El problema central es la disrupción de la dinámica familiar. No estamos diseñados para vivir sólo en familias nucleares, que son un invento de la revolución industrial. Hasta entonces, todos vivían en familias extensas, amplias, en el marco de la aldea toda. La movilidad social, la incorporación de la mujer al trabajo, rompió ya entonces esa estructura.

En Israel, un país pequeño, también cuando los niños viven lejos de los abuelos, nunca es demasiado lejos. Es una sociedad de gran cohesión familiar y dinámica familiar intensa, en todo Israel, y con matices más fuertes todavía en el público ultraortodoxo y los árabes.

La distancia social rompió la dinámica normal de familias de tres generaciones, lo cual tiene mucha influencia emocional. Este fue el primer Seder de Pesaj en 3.000 años de historia, en que celebramos sin la familia extendida, algo que no pasó ni en la España de la Inquisición ni en los ghettos. Los judíos siempre están con su familia. Y este Pesaj, esto se cortó.

Para muchos, esto puede tener un efecto muy demoralizador, con grandes consecuencias emocionales. Y probablemente podamos ver algo similar cuando a fin de abril comience para los musulmanes el Ramadán.

El cento de Jerusalem, desierto. (Foto: Ariel Jerozolimski)
El cento de Jerusalem, desierto. (Foto: Ariel Jerozolimski)

 

Por eso, para el Seder, yo sugería abrir la puerta, lo cual es factible más que nada en Israel. Si se abre la puerta, los vecinos se pueden ver o al menos oir, y la sensación que todos cumplen la misma tradición, aunque no sea en torno a la misma mesa, ayuda. También ayuda a sentir que estamos todos en la misma situación.

-Ha habido un aumento en el consumo de medicamentos contra la ansiedad. Las líneas de emergencia para apoyo emocional han reportado de un considerable incremento en la cantidad de informes sobre violencia doméstica, también contra niños, algo que ocurre en situaciones extremas.

– El alto índice de desempleo, los muy justificados temores por la situación económica, también tienen su efecto. Tras años de economía muy estable e inclusive un gran crecimiento, también Israel entra en una recesión y la gente lo ve con profunda preocupación. Y no veo ninguna claridad en la estrategia de salida, aún no anunciada, para la sociedad y la economía.

Me parece que esta crisis ha sido un llamado para el público haredi, ultraortodoxo.  Ha sido educado a tener confianza ciega en los rabinos. Y aquí hubo con esto un serio problema.  También entre los haredim hay matices y hay comunidades que prestan más atención a las indicaciones el Ministerio de Salud Pública. Pero aquellos que adhieren casi exclusivamente o ante todo a sus rabinos, que no están generalmente muy bien informados, sufrieron un serio daño.  El hecho que los números indican claramente el altísimo índice de contagio en las zonas ultraortodoxas, hace ineludible pensar en todo eso.

Operativo policial para hacer respetar las instrucciones del MSP, en el barrio Mea Shearim de Jerusalem (Foto: Ariel Jerozolimski)
Operativo policial para hacer respetar las instrucciones del MSP, en el barrio Mea Shearim de Jerusalem (Foto: Ariel Jerozolimski)

 

Pero creo que habrá un cambio. El público ultraortodoxo tiene una preparación muy distinta de la del resto de la población, pero es inteligente, y no creo que lo ocurrido pasará desapercibido. Soy optimista al respecto.

Pero parte del enojo por lo que pasó en el público haredi, debe ir dirigido al Ministerio de Salud Pública que implementó allí tarde las instrucciones de distancia social, permitiendo que las sinagogas estén abiertas dos semanas más que otras cosas, a pesar de los consejos de todos.

Al respecto algo importante que hay que decir ahora, es que los haredim, por más que muchas críticas sean justificadas, precisan ahora un abrazo, no que se los aliene.

Y creo que ver la ayuda que están recibiendo, la participación inclusive de Tzahal en la ayuda a Bnei Brak por ejemplo, puede acercarlos al grueso de la sociedad, lo cual sería positivo. Seguirá habiendo sectores desconectados, pero creo que también hay ahora muchos que quieren identificarse con la sociedad israelí más progresiva que su sector. Creo que caerán algunas barreras.

Soldados de Tzahal llevando alimentos a casas particulares en Bnei Brak (Foto: Dover Tzahal)
Soldados de Tzahal llevando alimentos a casas particulares en Bnei Brak (Foto: Dover Tzahal)
Encuentro directo en Bnei Brak. Derribando barreras. (Foto: Dover Tzahal)
Encuentro directo en Bnei Brak. Derribando barreras. (Foto: Dover Tzahal)

 

-También soy optimista respecto a la integración de la ciudadanía árabe. Es notoria su participación en el personal médico en todos los hospitales. No sólo ahí, pero ese sector es un ejemplo especialmente claro. Una de cada 4 enfermeras es árabe y 1 de cada 8 médicos. O sea que es más que probable que quien tiene que internarse o llegar por algo a un hospital, se topará con ellos. Es parte de la normal inserción, muy importante.

Si bien es cierto que hay casos en los que pacientes dicen que no quieren ser atendidos por árabes, los jefes responden que entonces, se pueden ir del hospital. No hay ninguna discriminación.Y lo vemos en el funcionamiento normal de los equipos médicos, con plena integración.

Tres médicos árabes en el Centro Médico Sheba-Tel Hashomer. De izquierda a derecha: la Dra. Amana Jabarin, la Dra. Suad Hajj Yehia y el Dr Hussein Mahajne, los tres, especialistas en distintas disciplinas.
Tres médicos árabes en el Centro Médico Sheba-Tel Hashomer. De izquierda a derecha: la Dra. Amana Jabarin, la Dra. Suad Hajj Yehia y el Dr Hussein Mahajne, los tres, especialistas en distintas disciplinas.

 

Repartiendo notas y puntaje

La crisis ha dejado en evidencia lo robusto y excelente del sistema de salud pública, pero debemos diferenciarlo de la administración del Ministerio de Salud Pública israelí, que considero manejó mal las cosas.

El sistema de atención de la salud en Israel hace años que no recibe el apoyo necesario de inversiones. Pero es notable su nivel, su dedicación y profesionalismo. Eso es precisamente lo que explica la baja tasa de mortalidad también ahora en tiempos de Corona.

 

 

Hasta aquí los puntos principales del análisis del Profesor Yoram Yovell.

 
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