Las bajas tasas de morbilidad muestran que la maldición de los pobres ciudadanos árabes se ha convertido en una bendición en días del virus. Mientras tanto, los principales temores de Israel sobre el impacto a la estabilidad de sus vecinos no se han concretado: la AP, Hamás en Gaza e incluso el resto de lo que queda de Assad nos han gratamente sorprendidos.
La epidemia de Corona se ha encontrado con un Oriente Medio y con sus habitantes sin preparación y vulnerables. La agitación en el mundo árabe, las guerras civiles en Siria, Irak, Libia y Yemen, la lucha islámica chiíta y sunita, la búsqueda violenta iraní por la hegemonía regional y el surgimiento de ISIS han dejado a la mayoría de los países de la región indefensos ante la masiva morbilidad.
Además, los productores de petróleo árabes, que se encuentran en la costa del Golfo Pérsico, tienen enormes reservas de petrodólares y pequeñas poblaciones repartidas por zonas desérticas. Sin duda la mayoría de los países de la región carecen de recursos, medios, instituciones médicas y sus condiciones de saneamiento, ellos son los que tienen que lidiar con el virus del corona en un nivel sanitario básico.
Sin embargo, sorprendentemente, la plaga golpeó solo intensamente en Irán y Turquía. En cada uno de los otros países de la región, incluidos los territorios de la Autoridad Palestina y la Franja de Gaza controlada por Hamás, el número de personas infectadas se estima en unos pocos miles, y el número de muertos no excede a sólo decenas o cientos.
Los regímenes temen la presentación de los datos verdaderos
En este punto, debe enfatizarse que, de hecho, no hay datos confiables sobre las tasas de morbilidad y mortalidad en los países del Medio Oriente. Ni siquiera hay estimaciones confiables. La razón principal de esto es el esfuerzo de la mayoría de los líderes y regímenes en la región para ocultar a sus ciudadanos los datos de la verdad, por temor a la estabilidad de sus regímenes y a la supervivencia personal.
Desde Teherán hasta Ankara, desde El Cairo hasta Libia, el gobierno mantiene el control estrecho de los datos para que las masas no tomen las calles después de captar con toda la fuerza el golpe físico y económico sufrido ante la inutilidad de su régimen.
Otra razón de la falta de datos es el mal funcionamiento, inexistente, de las instituciones públicas que se supone que deben hacer frente a la epidemia mundial en el Medio Oriente. Los casos excepcionales (para mejor) en este contexto se han registrado en Israel, Jordania, la Autoridad Palestina y Gaza, donde las instituciones gubernamentales y las organizaciones internacionales de ayuda se esfuerzan por llegar a ofrecer una imagen más o menos confiable de la enfermedad, reconociendo que es vital abordar los puntos focales de la epidemia y sus implicaciones económicas.
Sin embargo, las organizaciones de inteligencia y espionaje, que si tienen interés en formular y mantener un control existen o poseen los medios para entender lo que está sucediendo en nuestra región, recopilando y procesando datos, y así ofrecer estimaciones válidas en el campo de la morbilidad. Comenzando con fotografías satelitales de cementerios a intervalos regulares, realizando un monitoreo selectivo de la información publicada en las redes sociales y los medios de comunicación, y terminando con el análisis de textos y lenguaje corporal de los altos funcionarios del gobierno.
Todos esto dan una muy buena imagen de cómo cada país trata con el Corona. Lo sorprendente es que incluso esta información, producida por las mismas agencias de inteligencia, indican que en la mayoría de los países del Medio Oriente, desde el norte de África hasta Afganistán, no ha habido brotes graves de la epidemia, con la excepción de Irán y Turquía, como se mencionó, que no son estados árabes.
Pero lo que realmente va en contra de toda lógica y de lo que sabemos sobre cómo se propagan las epidemias en la comunidad son las tasas sorprendentemente bajas de morbilidad en los campos de refugiados del Medio Oriente. Más de diez millones de niños, mujeres, adultos y ancianos que se han visto desplazados por las guerras civiles, que se fueron de sus hogares y distritos y que todavía están abarrotados y hacinados en tiendas de campaña y edificios en ruinas, sin agua corriente y condiciones sanitarias imposibles. Ellos tiemblan y se pegan los unos a los otros para calentarse dentro de refugios improvisados, bajo plástico y sábanas de tela, siendo que muchos de ellos no tienen acceso a servicios médicos.
Es probable que decenas de miles de refugiados se infecten y mueran, pero según informes del ACNUR, la mayoría de los campamentos y centros de refugiados no tienen un brote mortal de la epidemia, mientras tanto. Hay quienes explican lo que sucede explicando la genética étnica de los árabes, afirmando que los hace menos vulnerables al Corona. Lo más probable es que el número relativamente pequeño de personas que se infectan en los países árabes pobres se deba a la poca cantidad de extranjeros que llegan a ellos desde todo el mundo.
La mayoría de los países donde tienen lugar los combates, y especialmente los campamentos de refugiados, no constituyen atracciones turísticas mundiales. Los empresarios y los trabajadores migrantes también, por decir lo menos, no acuden en masa a estos lugares. Por lo tanto, el número de personas infectadas entre ellos se reduce en relación con el tamaño de la población.
La maldición de los habitantes de esas áreas se convirtió en una bendición en días de Corona. La corta esperanza de vida en la mayoría de los países de la región también se ha convertido de una desventaja, a una ventaja. El número relativamente pequeño de pacientes con enfermedades graves y moderadas y las muertes por el virus, se explican por el promedio de edad joven de los ciudadanos de la región. La mayoría de los ciudadanos del Medio Oriente tienen menos de 60 años, es decir, menos que los grupos de edad donde el virus se infecta fácilmente, siendo que en la gran mayoría de los casos de menores de esa edad, el Corona se cura sin ningún síntoma.
De esta manera, el cierre impuesto por Israel hacia Gaza y su corta edad impidió que los campos de refugiados palestinos en Gaza y Judea y Samaria se convirtieran en fatales incubadoras de corona.
Estimado: más de 20,000 muertos en Irán
Mientras tanto, en Irán y Turquía, cada año, tenemos millones de extranjeros que llegan por lo que pandemia les ha golpeado fuertemente. Los funcionarios de la comunidad de inteligencia israelí estiman que la cifra de muertos en Irán hoy alcanza los 20.000, y tal vez incluso más. Por cierto, muchos en Irán, incluso entre los ayatolás, miembros del establecimiento conservador, afirman públicamente que el primer foco del brote de la epidemia de la Corona fue en la ciudad de Qom, el equivalente iraní de nuestro israelí Bnei Brak.
Según este argumento, hay bastantes hechos que lo respaldan, quienes infectaron a los iraníes fueron jóvenes clérigos chiítas de China, a quienes el régimen de Teherán trajo con el objetivo de posicionar a los chiítas como una corriente dominante en el Islam, e Irán como una potencia regional. Los chiítas chinos se encontraron con sus maestros iraníes y figuras públicas que entraron en contacto con ellos y viajaron a Teherán, por lo que los primeros en infectar a Irán fueron personas del gobierno y del parlamento.
Es difícil evitar el paralelismo entre lo que sucedió con los enfermos iraníes al encontrarse con los estudiantes religiosos chiítas de China, y lo que nos sucedió en Bnei Brak y el sector ultraortodoxo en general, debido a las hordas que llegaron en medio de la plaga en vuelos desde Nueva York y Europa, y que fueron enviados a casa sin control.
Los primeros casos de infección en el Medio Oriente aparecieron en algún lugar a principios de febrero de 2020. La incertidumbre prevalece no solo en el sistema de salud israelí, sino también en el establecimiento de inteligencia y de la seguridad. La comunidad de inteligencia israelí estimó que todos los países de la región, incluyendo a Irán, estarían ocupados al menos hasta el verano para lidiar con lo que comenzó a ser una epidemia global, por lo que tendrían menos recursos financieros, mano de obra y atención para invertir en los enfrentamientos violentos que ya existen en la región y preparativos para futuros conflictos.
Sin embargo, preocupaba que Irán aprovechara este período en que la atención mundial se centra en la epidemia y sus tratamientos, para promover en secreto y abiertamente su proyecto de armas nucleares y su hegemonía en la región, incluyendo la expulsión de los EE.UU. de Irak, el establecimiento de un frente contra Israel en Siria y el armamento de Hezbollah con todo tipo de misiles.
¿Qué sucede en la arena palestina?
Para los palestinos, la imagen era menos clara. En Israel, temían que la Autoridad Palestina, y aún más el Hamás en Gaza, no supiera y no pudiera hacer frente, al brote de peste en los territorios bajo su control, y que si la situación fuera de control en ambas regiones amenazara al Estado de Israel y a sus ciudadanos.
Entre las preocupaciones de Jerusalén, sobre la propagación de la Corona entre los palestinos: la propagación incontrolada de la enfermedad por inmigrantes ilegales y palestinos que trabajan en los asentamientos, lo que llevase a un asalto masivo de palestinos hacia el interior de Israel y en el flujo solicitantes de asilo en la valla de separación.
Además, temían la idea de la conspiración que se extendió en la Autoridad Palestina y que esta llegase a un incendio forestal, una situación que podría seguir con ataques terroristas que serían presentados como una venganza, terrorismo que partiese desde los territorios de la Autoridad Palestina. Otro peligro vino de la evaluación que los palestinos, especialmente los desesperados habitantes de Gaza, intentarían extorsionar la ayuda médica y económica de Israel, además de violar el bloqueo, disparando cohetes y provocando ataques terroristas. En la Franja de Gaza, por ejemplo, una de las tesis populares era que los israelíes tendrían miedo de acurrucarse en los días de Corona en refugios rindiéndose así, creían, a todas las demandas palestinas.
A la luz de esas estimaciones, las FDI han aumentado su preparación para una posible escalada, especialmente en la Franja de Gaza, mientras Israel está haciendo todo lo posible para ayudar a la Autoridad Palestina y a Hamás a aplastar el contagio. Parece que los esfuerzos conjuntos han tenido éxito y, por el momento, se ha evitado el estallido de la pandemia en los territorios palestinos.
Otra preocupación es que un brote en Jordania amenazase el gobierno del rey Abdullah, y un brote importante de morbilidad y mortalidad en Egipto pudiese llegar a derrocar al general al-Sisi devolviendo a la Hermandad Musulmana al poder.
Todo esto no ha sucedido, por lo que las últimas estimaciones en Israel son mucho más optimistas que hace un mes. Las amenazas a Israel, desde el eje radical chiíta liderado por Irán (incluidos Líbano e Irak) no se desvanecieron, pero su intensidad disminuyó.
Mientras tanto, Irán ha acumulado conocimiento que le permite operar un sistema de centrífuga (IR6) de última generación desarrollado para el enriquecimiento de uranio, y en Teherán ha acumulado uranio enriquecido en cantidades mayores de las permitidas en los poderes de las potencias, pero evita cualquier acción drástica que se considere un progreso o un avance hacia las armas nucleares. Es por eso que no se requiere que las FDI, en el período actual, lleven a cabo operaciones antiterroristas de alto perfil en el marco de la guerra (o entre guerras) como en años anteriores.
Los palestinos se mantienen sorprendentemente “buenos” por ahora. La cooperación con Israel es estrecha y efectiva, y los resultados así lo indican. Los evaluadores en Israel están sorprendidos y alentados por el enfoque pragmático de Yahya Sinwar, un líder de Hamas en Gaza que insinúa su conducta y afirma que quiere aprovechar la interdependencia entre Gaza e Israel y la necesidad de una mayor cooperación.
Esto no es solo una voluntad por parte de un motivo humanitario limitado que podría llevar a la liberación de prisioneros palestinos en cárceles israelíes y el rescate de personas desaparecidas (israelíes), lo que indica la voluntad de entrar en un proceso integral que establecerá y profundizará la calma existente.
Abbas ahora también muestra flexibilidad en sus tratos y acuerdos con Israel, e incluso hay quienes sostienen que Israel debería buscar formas de ayudar al régimen sirio y a los millones de refugiados allí para lidiar con la Corona. Luego, sobre la base de la confianza que se construirá, los rusos llegarán a un acuerdo con el régimen de Assad que pondrá fin al establecimiento de Irán en Siria.
De cualquier manera, Putin y Assad no están contentos con la presencia iraní en Siria, y Assad aparentemente exige e implora a los iraníes que no lo compliquen en la confrontación con Israel en el período actual. Sin embargo, aquellos que notan signos de aliento en nuestras arenas de amenazas principales advierten que no deben permitirse las derivas. Estos son, por el momento, signos y señales que pueden interpretarse aquí y allá y evaporarse como si no estuvieran ante la primera dificultad.
Sin embargo, es importante controlar lo que sucede al otro lado de la frontera y aprovechar la oportunidad, si resulta, para ser prácticos. Lo más importante es que se haga todo en secreto hasta que los resultados maduren.
Traducido por Hatzad Hasheni
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