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| martes diciembre 24, 2024

Irak principal escenario de tensiones entre Washington y Teherán


Antes de comenzar a analizar la situación de tensión que se vive actualmente en Oriente Medio, es importante establecer un precedente respecto a las condiciones que lo propiciaron en primer lugar. Partamos de la idea que el mundo musulmán se divide en dos grandes sectas o facciones; los suníes, que comprenden un 90% de la población total a nivel mundial y su mayor concentración de creyentes se encuentra en el Reino de Arabia Saudita y los chiitas, que comprenden casi el 10% de la población restante y su mayor concentración de creyentes se encuentra en la República Islámica de Irán.

Tomando en cuenta que el islam es la segunda religión más profesada en el mundo con un estimado de practicantes de 1.500 millones, los porcentajes por pequeños que sean, representan una abismal cantidad de personas. Lo que desencadena un conflicto entre las facciones y a su vez establece una competencia entre Irán y Arabia Saudí, como líderes de sus respectivas sectas por el liderazgo e influencia de la región.

A Irán constantemente se le percibe desde Occidente como un país violento y empobrecido, pero la realidad es que es un actor estratégico a nivel mundial, debido a sus grandes reservas de petróleo y gas; su control sobre el Golfo Pérsico lo que le permite controlar también el Estrecho de Ormuz por donde transita 25% del comercio mundial; el desarrollo de un programa nuclear y son la décimo octava economía mundial.

Además de su disputa con Arabia Saudita por el liderazgo de la zona, también lo disputa con Israel a quien ha tomado como máximo enemigo regional y por supuesto con Estados Unidos, el cual es aliado de los anteriores dos y uno de los protagonistas de la actual crisis en Irak. El antecedente del conflicto entre los Estados Unidos e Irán data en 2014 cuando el DAESH tomó la segunda ciudad más importante de Irak, Mosul. El Estado iraquí se vio obligado a pedir ayuda internacional.

Esto generó una Coalición Internacional encabezada por el gobierno de Washington quien proporcionó fuerzas aéreas especialmente y llevaron a cabo bombardeos importantes en esta modalidad, mientras que Irán vio su oportunidad para reforzar su influencia en tierra y brindó financiamiento y capacitación a los iraquíes que formaran parte de las milicias populares. Estas milicias fueron apoyadas por las Fuerzas QUDS, una fuerza internacional revolucionaria iraní de elite, la cual estaba bajo el mando de Qasem Soleimani, el segundo hombre más poderoso e influyente de Irán.

En 2017, cuando las milicias populares iraquíes junto con las fuerzas estadounidenses derrotaron al DAESH, el país se enfrenta a una situación delicada, teniendo en un mismo territorio a los estadounidenses y a los proiraníes apoyados por Irán. En pocas palabras, dos grandes potencias militares. Aunque hasta ese momento no existía una amenaza real, se da una escalada de tensiones el 27 de diciembre de 2019, cuando una milicia proiraní realiza un ataque contra una base de la coalición occidental que termina comprando la vida de dos policías iraquíes y un contratista estadounidense.

Como repuesta a este ataque, EE. UU. realiza una operación contra la milicia proiraní Kataeb Hezbollá donde mueren 25 personas. Lo que provoca una manifestación violenta fuera de la Embajada de los Estados Unidos en Irak, que por poco termina siendo tomada en asalto por parte de los manifestantes y aunque no lo lograron, un sector de la entrada de la sede diplomática fue quemada, lo que podría ser catalogado como un golpe directo al orgullo estadounidense. El gobierno estadounidense respondió con contundencia de la misma manera, enviando un dron militar que atacó y logró asesinar al general Qasem Soleimani en Bagdad.

Esto último dio paso a las verdaderas tensiones de los últimos tiempos entre ambas naciones, junto con algunos otros factores importantes que se deben de tomar en consideración como el hecho de que Soleimani, sostenía estrechas relaciones con la agrupación Hezbolá; un partido político y grupo paramilitar, muy importante en el Líbano, que es financiado precisamente por el gobierno en Teherán.

En ese momento se temió que la agrupación libanesa pudiera tomar represalias en contra de Israel, siendo este el aliado más importante para los EE. UU. en la zona y desde siempre enemigo de estas organizaciones radicales. A esto se sumarían tensiones en el Estrecho de Ormuz, donde se efectuaron ataques a barcos petroleros o el ataque a una planta petrolera importante en Arabia Saudita, entre otros.

El asesinato de Soleimani ocasionó gran molestia en Irak donde los proiraníes exigían al gobierno expulsar a las fuerzas estadounidenses de una vez por todas. A esto, casi de inmediato Abdul-Mahdi, primer ministro iraquí quien de hecho no estaba claro si tenía la autoridad para hacerlo debido a que presentó su renuncia el año anterior, solicitó al parlamento medidas urgentes para romper la relación con Washington y expulsar a los estadounidenses de territorio iraquí.

Aunque debido a la división sectaria entre suníes y chiitas que existe en el parlamento, no se logró llegar a un acuerdo definitivo. El presidente estadounidense Donald Trump mostró incomodidad ante esta petición por lo que afirmó que Estados Unidos no se retiraría de Irak, hasta que ese país pagara la inversión militar estadounidense de los últimos años.

Junto con la resistencia estadounidense para retirarse de territorio iraquí, nacen algunos planteamientos sobre cómo los iraquíes, van a hacer que los estadounidenses se retiren por la fuerza; con bombardeos, ataques a las bases militares de corto y largo alcance, secuestros y tortura, ataques a empresas privadas estadounidense en la zona como Halliburton, entre otras medidas.

El clima internacional y regional es cada vez más tenso y puede que pase de una escalada a un conflicto militar importante. Por el momento la situación se encuentra en pausa debido a la emergencia mundial por COVID-19, ya que tanto Irán como los Estados Unidos presentan una cifra de muertes y contagios bastante considerable y dirigen sus esfuerzos a mitigar la pandemia. Pasando estas tensiones, a un segundo plano. Mas no dejando en el olvido todo lo que ha sucedido.

 

 

 

 

Abril Umaña, Estudiante Relaciones Internacionales

 
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