En medio de la pandemia del coronavirus, los medios de comunicación árabes han planteado muchísimas preguntas sobre el porqué de la ausencia de los países árabes del mundo en las investigaciones científicas. Muchos escritores se quejaron de que, incluso ahora, el mundo árabe continúa dedicando sus recursos a sus luchas internas y a la propagación de teorías conspirativas sobre el origen del coronavirus,[1] en lugar de unirse al esfuerzo global para desarrollar una vacuna contra el COVID-19. Estos se preguntaron por cuánto tiempo más los árabes continuarán recibiendo invenciones e innovaciones desarrolladas por otros y pidieron por un cambio de mentalidad y de prioridades en los países árabes. Un periodista egipcio señaló que la pandemia destaca la necesidad de invertir recursos del estado en cultivar al personal médico, científicos y al capital humano de Egipto en general, un área que ha sido totalmente descuidada durante años.
El mundo árabe tragado por el coronavirus (Al-Quds Al-Arabi, Londres, 28 de marzo, 2020)
Lo siguiente son extractos traducidos de algunos de estos artículos:
Periodista de los Emiratos Árabes Unidos: ¿Por qué los médicos y centros de investigación de los condados árabes no participan en la búsqueda de vacunas?
Muhammad Al-Dulaimi, secretario general de la Fundación Mujeres Árabes en Dubái y columnista de la cadena de noticias saudita Elaph, escribió: «Al describir la pandemia [COVID-19], la canciller alemana Angela Merkel, la inspiradora mujer y responsable del crecimiento económico de [Alemania] dijo que [la pandemia] es el mayor desafío que hemos enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial. El Primer Ministro [del Reino Unido]… Boris Johnson aconsejó a su pueblo que se despidiera de sus seres queridos porque podían perderlos.[2] Japón, la madre de la [experiencia] tecnológica, parecía estar en estado de conmoción y el ministro de sanidad [de Italia], uno de los siete estados industrializados y sucesor del Imperio Romano, dijo que «hemos agotado todas las medidas posibles en el planeta y no tenemos más remedio que volver la vista al cielo. ‘China, tierra de la Gran Muralla y epicentro de esta malvada [pandemia], tampoco se encuentra en un estado envidiable.
«Los mercados bursátiles mundiales colapsaron en unos cuantos días y billones de dólares se evaporaron en medio de un temor y alarma sin precedentes en todo el continente. Grandes aerolíneas están cerrando y los ejércitos no están yendo hacia los campos de batalla sino a las calles y plazas [para ayudar a mantener el orden público], una visión que no hemos visto desde la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Todo esto está sucediendo ante las cámaras de los canales de televisión y de satélite, que transmiten las opiniones de [varios] analistas – la mayoría de ellos ni [siquiera] son profesionales médicos o de la salud – que nos aconsejan nos lavemos las manos con agua y jabón y que no nos toquemos la cara ni la nariz…
«¿No tenemos nosotros derecho a preguntar qué hacen nuestros médicos y científicos árabes [para hacerle frente a] este desafío? ¿Dónde están nuestros centros de investigación y universidades?
«Los gobiernos árabes han construido las mejores instalaciones de atención médica para sus pueblos y se han asegurado de que tengan acceso a los medicamentos. Pero la pregunta esencial y natural es: ¿dónde están las donaciones de los empresarios árabes para promover la investigación farmacéutica y médica? ¿Cuántos [empresarios árabes han dedicado una parte considerable de sus inversiones al campo de la medicina y a la creación de escuelas medicas? Mientras los empresarios occidentales legaron toda su riqueza a las universidades, para construir centros de investigación y laboratorios, la mayoría de las propiedades quedaron atrás [en nuestros países] son ahora peleados por los herederos [del difunto] en la corte de un estatus personal…
«¿Dónde estamos nosotros [en esta crisis], en comparación con el resto del mundo?… Es deber social, moral y humano de todos aquellos con capacidad de reevaluar primeramente nuestra forma de pensar y no existe vergüenza alguna en reconocer nuestras fallas e incapacidades… Esta pandemia nos ha obligado a repensar la eficacia de los sistemas sanitarios, administrativos y económicos, e incluso más que eso, de los sistemas de inmigración y los cruces fronterizos.
«Nos enfrentamos a la gran y razonable pregunta: ¿Dónde están los árabes, en comparación con el resto del mundo? ¿Continuarán siendo meros receptores, [solo] respondiendo a nuestro destino y sucumbiendo ante este?»[3]
Columnista iraquí: el mundo está buscando una vacuna contra el virus, mientras que los árabes están ocupados luchando y relegando las investigaciones científicas
Ma’d Fayyad, un escritor y periodista iraquí-británico quien escribe para el diario Al-Roeya en los Emiratos Árabes Unidos escribió: «No es noticia que los árabes sean una nación consumista de primer orden. Otras [naciones] inventan y manufacturan, mientras nosotros recibimos y compramos, mientras hablamos en nuestros canales de televisión, escribiendo, nos sentamos cómodamente en nuestras salas de estar o [participamos en] reuniones y nos jactamos por la gloria de nuestros antepasados… ¿Pero qué hemos logrado por nosotros mismos? ¡Nada en lo absoluto! Nosotros solamente importamos ideas e inventos ya fabricados… La mayoría de los países árabes han estado preocupados por guerras inútiles y querellas internas. Hemos sido testigos y seguimos siendo testigos de regímenes que asesinan a miles de su propio pueblo y malgastan fondos, habilidades y esfuerzos en intrigas locales y regionales, por motivos sectarios o políticos, mientras descuidan las infraestructuras, las investigaciones y la educación [en sus países]. Es por eso que [los países árabes] han retrocedido más de 50 años.
«Hoy, cuando el coronavirus ataca al mundo y amenaza a las naciones, incluyendo a nuestras propias naciones árabes y mata a decenas de miles de personas, nos sentamos y esperamos por alguien que nos haga un favor y fabriquen una vacuna que nos salve de esta pandemia. Peor aún, dedicamos nuestras energías a discutir entre nosotros sobre una teoría de conspiración, según la cual los Estados Unidos fabricaron este virus para destruir la economía china! [Esto] mientras los científicos de China, Rusia, Estados Unidos, Alemania y otros países en Occidente pasan día y noche en sus laboratorios de última tecnología para desarrollar una vacuna que salve a la humanidad. [Ellos] se mantienen alejados de las teorías de conspiración que nosotros utilizamos para disculpar nuestros fracasos, nuestra impotencia y nuestra pereza. Le doy gracias a Alá porque ningún árabe ha abierto la boca para decir que el coronavirus es un complot contra los árabes, la nación árabe y el Islam…»[4]
Columnista saudita: los árabes esperan que el mundo resuelva el problema del coronavirus y solo circulan teorías de conspiración al respecto
El columnista saudita ‘Abdallah bin Bakhit escribió de manera similar en el diario Al-Riyadh: «Si uno enumera los países que han entrado en la carrera para luchar contra el virus y encontrar una vacuna, no encontrarán a ningún país musulmán entre ellos». Las declaraciones en la prensa y los medios de comunicación de los países islámicos y las declaraciones de sus médicos sobre el virus y sobre la posibilidad de encontrar una cura o una vacuna, uno siente como si estuviese leyendo las páginas de deportes o viendo los canales deportivos locales discutiendo los juegos de la liga en Europa, es decir, la gente disfruta de los juegos y se anima sin tener ningún efecto o como si estuviese participando en los eventos.
«El problema no es solo que no nos preguntamos el por qué, dado que contraemos la enfermedad como todos los demás, esperamos que otras naciones resuelvan el problema y no participemos en [encontrar] la solución. [El problema es] que nosotros ni siquiera pensamos en participar en la búsqueda de una solución. Somos parte del problema, pero no parte en encontrar la solución. Además, nos hemos convertido en una de las principales fuentes de creación y difusión de delirios respecto a este desastre que afecta al mundo. Algunos [entre nosotros] dicen que el coronavirus es [el resultado de] una conspiración, otros dicen que es [una expresión de] ira y otros dicen que es [el resultado de] experimentos que se filtraron de algún laboratorio, ha llegado al punto en que estos delirios son nuestra única contribución en situaciones de crisis global. Lo mismo que ahora decimos sobre el coronavirus lo dijimos en la década de 1980 sobre el SIDA y en la década de 1990 sobre el tsunami. Los mencionamos refiriéndonos el SARS y a la gripe porcina y los hemos usado para explicar cada una de las epidemias, catástrofes o guerras en la historia de la humanidad…»[5]
Ex-parlamentario egipcio: La crisis del coronavirus destaca la necesidad vital de una inversión del estado en el área de las investigaciones científicas y capital humano
En su columna en el diario egipcio Al-Masri Al-Yawm, el ex-parlamentario ‘Amr Al-Shobaki escribió que la pandemia del coronavirus destaca la necesidad de una mayor inversión en la profesión médica y en el capital humano en general, una de las esferas que el estado egipcio hasta ahora ha descuidado. Este escribió: «El peligro que ha afectado a Egipto y al mundo, [a saber] la propagación del coronavirus, puede provocar un nuevo examen de muchas políticas en todo el mundo… En nuestro país [Egipto], la situación es especialmente grave desde una perspectiva económica. [Además], nuestras prioridades de desarrollo son diferentes [a otros países] y todavía consideramos a los médicos como [simples] funcionarios públicos. El trato del estado a los médicos en los últimos años puede haber causado que muchos de ellos emigren… y [por lo tanto] nos perjudica a todos, e incluso para decirlo figurativamente, roció sal sobre las heridas del personal médico en los hospitales estatales que son atacados con frecuencia sin que haya una respuesta [oficial] adecuada… [Para el estado], el punto importante es que hacen su trabajo, incluso si la recompensa es insignificante e incluso si esta gente paga con sus vidas…
«Egipto necesita invertir en personal, no en piedras. El estado debe darse cuenta de que una de sus fuentes de fortaleza a largo plazo es su capital humano: los intelectuales, científicos, médicos, escritores, artistas y clérigos ilustrados. La fortaleza de los países es medida por su influencia en los dominios de la ciencia y la cultura, más que en las esferas militares y políticas. El poder político de China crecerá porque venció al virus utilizando ciencia, no por medio de su vasto ejército; el poder de Estados Unidos [igualmente] reside en su científicos, incluso si está gobernado por un presidente como lo es Trump y Europa seguirá desarrollada… gracias a sus científicos, laboratorios e inversiones que realizan en el campo de las investigaciones científicas.
«Egipto necesita de nuevos puentes y ciudades, pero tiene muchísimas necesidades de una inversión genuina en el material humano, en los valores de la ciencia, la belleza y la creación. Necesita que [la gente] deje de propagar fenómenos negativos en todas partes… Para un país que deja que su población se vea perjudicada por la propagación de fenómenos negativos y la ignorancia no tiene capacidad para resistir ninguna crisis o [epidemia] viral. Lo que necesitamos es un nuevo contrato social y una nueva fórmula política que corrija nuestro rumbo y coloque [a Egipto] y al mundo en un nuevo sendero humano».[6]
[1] Véanse los informes de MEMRI: Despacho Especial No. 8654 – Escritores palestinos: El coronavirus es un arma biológica empleada por Estados Unidos e Israel contra sus enemigos, 24 de marzo, 2020; Despacho Especial No. 8644 – Teorías de conspiración en los medios árabes: El coronavirus es parte de un complot estadounidense para arruinar la economía china y reprogramar la economía global, 18 de marzo, 2020; Despacho Especial No. 8541 – Escritores árabes: El coronavirus es parte de la guerra biológica librada por los Estados Unidos contra China, 6 de febrero, 2020.
[2] Johnson dijo: «Debo equipararme con la población británica: muchas familias más perderán a sus seres queridos antes de que llegue su tiempo» (Theguardian.com, 12 de marzo, 2020).
[3] Elaph.com, 23 de marzo, 2020.
[4] Al-Roeya (EAU), 24 de febrero, 2020.
[5] Al-Riyadh (Arabia Saudita), 1 de marzo, 2020.
[6] Al-Masri Al-Yawm (Egipto), 1 de abril, 2020.
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