Incluso después del asesinato del comandante de la Fuerza de Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria, Qasem Suleimani, y después de haber sido golpeado por la pandemia de coronavirus, Irán ha continuado sus esfuerzos de atrincheramiento en Siria, con la esperanza de convertirlo en una base de operaciones contra Israel y especialmente civiles israelíes.
Aunque hubo una cierta reducción en la actividad en marzo cuando llegó abril, los esfuerzos se reanudaron con toda su fuerza con la transferencia de misiles balísticos precisos, la construcción de bases logísticas en la frontera siria con Irak para servir a las milicias pro iraníes con sede en la región de los Altos del Golán, apoyo por las operaciones de Hezbolá en la frontera sirio-israelí y la mejora de las defensas aéreas sirias para obstaculizar la capacidad de Israel de realizar incursiones de la Fuerza Aérea.
Irán también ha continuado su programa nuclear, pero eso no está directamente relacionado con su actividad en Siria.
Incluso antes que Suleimani fuera asesinado por Estados Unidos cerca del aeropuerto de Bagdad junto con el comandante de las milicias chiítas en Irak en enero pasado, Israel ya había intensificado su batalla contra las operaciones iraníes en el área, pero después del asesinato, los líderes militares creyeron que era hora de aumentar los ataques de manera metódica con la esperanza de convencer a los líderes islámicos en Teherán para que reconsideren su política siria.
Dadas las dificultades económicas de Irán como resultado de sanciones prolongadas, el coronavirus y la caída de los precios del petróleo junto con el vacío dejado por Suleimani, quien supervisó personalmente la acumulación de capacidades en el área, los líderes israelíes esperaban que los iraníes encontraran demasiado costoso continuar sus esfuerzos de atrincheramiento en la región.
Una posición comprensible, especialmente considerando los intereses financieros en conflicto con Rusia, sobre la reconstrucción planificada a gran escala de Siria y las tensiones políticas con el régimen de Assad.
Israel, por lo tanto, tomó la decisión de aumentar su presión sobre la República Islámica de cualquier manera posible.
Si, como afirman los informes de medios extranjeros, Israel está detrás del ataque del lunes cerca de Alepo, la quinta incursión en Siria en el último período de dos semanas, esto podría verse como parte de la misma estrategia.
El objetivo del ataque fue una base militar siria y un complejo de investigación en al Safirah, al sureste de la segunda ciudad más grande de Siria. Esta es una instalación llamada Centro de Estudios e Investigación Científica (SSRC) y es la más grande de su tipo en Siria, utilizada por la industria militar con laboratorios de I + D para sistemas avanzados de armas y producción de misiles.
Había estado parcialmente cerrado durante dos años. Cuando el Estado Islámico controlaba el área, pero con la ayuda de Irán y Corea del Norte, los sirios han reabierto la instalación y están produciendo principalmente misiles precisos de largo alcance capaces de transportar una carga útil de cientos de kilogramos.
Con el consentimiento de Siria, los iraníes han estado desarrollando y restaurando misiles precisos para el grupo terrorista Hezbollah con base en el Líbano. Científicos e ingenieros sirios están disponibles para ayudar.
Los misiles y el equipo restaurado son transportados desde las instalaciones a Hezbolá ‘
Las ubicaciones de almacenamiento, se encuentran algunas en suelo sirio cerca de la frontera con el Líbano para poder entregarlas rápidamente en tiempo de guerra.
Los misiles Scud D con un alcance de 700 kilómetros se encuentran entre las armas producidas en la instalación. Estos misiles pueden apuntar a Beer Sheva en el sur de Israel llevando una carga que pesa media tonelada.
Algunos misiles Scud D ya han sido transportados a Hezbolá en el Líbano, pero un stock de misiles de ese rango permitiría a la milicia libanesa infligir daños masivos al frente interno en Israel y a instalaciones militares vitales en el sur del país.
Al parecer, el ataque del lunes estaba destinado a dañar la capacidad de producción del SSRC.
Fuentes de la oposición siria afirman que la planta también produce armas químicas para el ejército sirio, aunque el régimen de Damasco y el gobierno ruso niegan el informe. Rusia ha presionado al régimen de Assad para que detenga la producción de armas químicas con la excepción de pequeñas cantidades de cloro gaseoso. Los sirios se han abstenido de usar armas químicas contra las fuerzas rebeldes en el área de Idlib, donde aún continúa la lucha.
Después de la guerra de ocho años entre Irán e Irak que terminó en 1988, Irán, que había sufrido mucho por el uso del líder iraquí Sadam Hussein de tales armas contra ellos, ha evitado el uso de armas químicas en su campaña en Siria.
La atención de la República Islámica se centra ahora en capacidades precisas de misiles para que sus representantes utilicen en su futura guerra contra Israel.
Jerusalén tiene la intención de frustrar tales esfuerzos de producción y está dispuesta a arriesgarse a un estallido de combates en el norte, con ese fin.
Los israelíes esperan transmitir a Damasco y Moscú que las operaciones de Teherán en suelo sirio serían perjudiciales para ellos y su rehabilitación planificada del país después de años de guerra civil.
Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron
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